Sinopsis

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Mi abuela sentía una debilidad por Billie, siempre la consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre.
Ella creía que a Billie le faltaba cariño, pero la verdad es que no. Incluso mis padres querían más a Billie que a mi. Era una niña muy consentida a para ser la hija de la niñera.

Mis hermanas estaban encantadas cuando ella llegó, escondida detrás de la falda de su madre con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Yo sabia que su presencia significaba problemas.

El día en que entro a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban por ella: si tenia hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermanas se turnaban para entretenerla; todo lo que ella deseara estaba antes sus ojos en menos de cinco segundos. Y a mi me dejaron a un lado abandonada entre las sonrisas que le dedicaban a ella.

Fue la infancia más aburrida que se pudiera imaginar. A pesar de que la madre de Billie estaba allí para cuidarnos, su hija era protagonista. Era tierna, adorable, amable, cariñosa, risueña y un montón de bobadas más que pensaba la gente acerca de ella.
Billie se había robado mi lugar en la familia y lo peor es que a nadie le importaba.

Por eso la odiaba.

Era estupido, me decian mis amigos, ya que a mi nunca me falto nadá material.
Pero lo que yo anhelaba era amor, sentirme especial para mi familia y no ser alguien invisible. Sin embargo, era difícil de destacar: mi hermana mayor Ada, estaba estudiando economía para ayudar a papá en él trabajo, y Sofia, mi hermana menor, eran tan dulce como el azúcar y la niña mas sociable que haya conocido en mi vida.

En cambio yo era la que sacaba calificaciones promedio, la que no ganaba ningún premio en la feria de ciencias, la que no conseguía nada por sus propios méritos. Simplemente nadie.

Con los años, llegue a creer que esa era una de las razones por la cuales mis padres trataban a Billie como su propia hija.

Cundo ella cumplió 16 le hicieron una fiesta, arrendaron un local e invitaron a los amigos de Billie y a los de mi familia. Fue espectacular hubo fuegos artificiales y mis padres le regalaron un auto para cuando cumpliera 18 sacara la licencia de conducir.

Cuando yo cumplí 16, tres meses después del cumpleaños de Billie, me regañaron por reprobar matemáticas y me inscribieron en una escuela de verano donde sufrí dos meses con chicos que no paraban de calcular nada.
Lo único buenos de ese verano fue que conocí a Troy y Veronica, los únicos que también fueron obligados a ir a esa escuela por reprobar.

Pero todo se complicó cuando Billie celebró su cumpleaños número 18 y mis padres decidieron hacer algo más íntimo. Fue una pequeña reunión entre mi familia y la de ella.
Su madre seguía trabajando para nosotros, Sofia tenía catorce años y mi madre la consideraba todavía una niña. El hermano de Billie, Finneas, viajó desde Londres hasta Los Angeles para esa fecha.

Él, a diferencia de su hermana, me agradaba. Mi abuela había ordenado hacer un pastel gigante de crema y chocolate, decoraron la casa con flores y mis padres le susurraban cosas a Ada con aspecto sospechoso.

En la noche, después de la cena especial que hicieron para Billie, mis padres se pusieron de pie y levantaron sus copas para hacer un brindis. Dieron un discurso aburrido de lo mucho que la querían y que era considerada como uno más de la familia Damaris.

Entonces, la abuela comenzó a soltar lágrimas de felicidad, Ada no paraba de sonreír y mis padres se miraron entre sí como a punto de revelar un secreto. Pero lo que dijeron fue más que un secreto, fue mi condena.

-Y por todo ese cariño que te tenemos, Billie -dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión- Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de nuestra querida hija ______.

***

𝐌𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐌𝐄 // 𝑩𝒊𝒍𝒍𝒊𝒆 𝑬𝒊𝒍𝒊𝒔𝒉 𝒀 𝑻𝒖́ // 𝐺!𝑃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora