𝐶𝐸𝐿𝑂

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En el momento en que los parpados de Rindou se abren, hay una sensación abrumadora que lo invade...

Hace calor.

Es una sensación que va más allá del clima: su piel arde, sus músculos se encuentran tensos, hace demasiada luz y los olores que antes eran nitidos son fuertes, su cabeza empieza a doler y su piel blanca tiene tonos rosados.

Hay una sustancia viscosa entre sus muslos que macha el resto de superficies, sus sábanas son incómodas, su piel ahora está pegajosa y un simple movimiento hizo que su centro ardiera.

La frustración creció en cuestión de segundos, su labio fruncido; ni siquiera podía llamar a su hermano por lo reseca que estaba su garganta.

Rindou no fue del tipo sentimental; Ran solía decir que se debía porque de bebé era muy llorón. Fue por eso que cuando creció ya no tenía lagrimas para soltar, aunque también fue porque su hermano mayor se aseguró de cuidarlo, de que tuviera una vida justa, de que nunca tuviera la necesidad de llorar.

Las esquinas de sus ojos empezaron a picar, su visión se volvió más borrosa y su respiración se aceleró por la impotencia.

Cuando logró tomar su celular, la puerta de su habitación se abrió; el olor a Alfa inundó la habitación. Hasta ese momento se había dado cuenta que le costaba respirar; el aroma ni siquiera era demasiado potente, pero bastó para que terminara soltando un jadeo y sus muslos temblaran.

La necesidad de ser tocado, hasta que sus olores se mezclaran, que la gente no pudiera saber a quién le pertenecía el olor, quién era el omega y quién el alfa, de que sus olores se mezclaran y crearan uno solo le hizo retorcerse en su cama. La parte racional de su cerebro se apagó, solo dejando así sus deseos más primitivos a la vista para que pudieran ser vistos por su hermano.

(Su hermano, su otra mitad, su alma gemela, su alfa.)

Un ronroneo se escucha por la habitación cuando el Alfa extiende su mano para tocar el rostro del Omega.

La mano de Ran está fría, su muñeca dejando salir más feromonas alfa que llenan su cerebro de niebla; el contacto piel a piel eriza su piel de una manera agradable, aliviando el calor en las zonas tocadas.

Un quejido sale de sus labios cuando esa misma mano intenta alejarse. ¿Acaso Ran ya no lo amaba?

Hay una parte en su cabeza que le dice que el sol aún está demasiado bajo como para llenar su habitación de luz, que normalmente a estas horas Ran ni siquiera estaría despierto.

Su hermano, contrario a él, era un madrugador. Siempre fue un poco molesto cuando aún eran niños y Rindou se terminaba despertando no mucho tiempo después.

La gente solía criticar mucho a Ran cuando él aún era joven; sin embargo, él nunca dejó de malcriarlo, siempre con una gran sonrisa en su rostro mientras lo hacía. Quizás sí fue un niño caprichoso en su debido tiempo, pero su hermano nunca se quejó.

No fue extraño que ambos hermanos fueran cercanos; cuando Rindou aún era un niño, la gente solía apoyar y aplaudir; a medida que crecían los empezaron a juzgar. Una gran parte influyó en que empezarán una pandilla, la otra en su cercanía, el tatuaje en sus espaldas; siempre se encontraban juntos. Cuando Ran se presentó, prácticamente marcó todo lo de Rindou con su olor, hasta tal punto que la gente creía que era su olor natural.

Para ellos, no era para nada extraño, pero para los demás fue extraño que estos dos hermanos se comportaran del modo que lo haría una pareja Alfa y Omega.

Nunca fue problema que su ropa oliera a Alfa, las tardes de películas donde se acurrucaban contra el otro, bromas donde mordían el cuerpo del otro, cuando el alcohol estaba en su sistema y terminaban durmiendo en el mismo lugar, cuerpo contra cuerpo, sintiendo la respiración del otro en su nuca, y también estaban los momentos que solo sucedían en la privacidad de su habitación a escondidas de su hermano, donde arruinaba sus sábanas o su ropa interior, jadeando mientras imaginaba las manos de su hermano en lugar de las suyas.

A veces, cuando no había nadie en casa, era cuando solía darse libertades. Los celos de Ran eran intensos hasta tal punto de ser dolorosos, por eso lo solía pasar con Omegas desconocidos. Era en esos momentos donde la casa estaba vacía, cuando podía subir el tono de su voz, cuando se robaba las prendas de su hermano y cuando su imaginación excedía los límites.

Su mente vuelve a conectar con la realidad cuando el colchón se hunde. El olor a Jazmín y barmagota de su hermano es agradable en la nariz. Las manos de su hermano lo guían a una posición donde su espalda queda pegada al pecho de su hermano. Algo en su posición es confuso; sin embargo, no puede pensar mucho en eso cuando le toman el mentón.

-Está bien, Rinrin, tu hermano mayor está aquí contigo; te traje agua, tienes que tomar, ¿de acuerdo?

Aunque desorientado, Rindou logra emitir un murmullo de acuerdo; su mirada aún desenfocada logra captar la botella de agua; es relativamente rápido el proceso de destaparla, pero le empieza a irritar que Ran no tenga su atención completamente en él.

Es entonces cuando el agua inunde su paladar seco que se da cuenta de que realmente le hacía falta, su garganta ya no arde cuando emite sonidos o intenta hablar, la botella es callada y dejada a un lado, su hermano se acerca más a él y de esa forma, a pesar de no poder verlo, puede sentirlo y es reconfortante.

Al menos, lo es por un momento.

Quizás sean las feromonas de Alfas, pero su cuerpo decide recordarle que aún está en celo; su ropa ahora prácticamente se le pega a la piel y es incómodo, tiene calambres y está empezando a ponerse de mal humor. Su hermano parece notarlo porque se ríe entre dientes, mientras su mano se posaba en su vientre y daba pequeños masajes.

-Apesta.

Ran tararea en respuesta, distraído por alguna razón, y eso solo hace enojar a Rindou. Todo en estos momentos era un esfuerzo mental; no podía pensar en algo para que Ran le prestara atención.

-El celo es un gran desgaste mental, es tu presentación, entonces todo se duplica al doble. Hasta ese momento es que rindo nota de lo cansada que suena la voz de su hermano.

Un mal sabor se forma en su boca y de nuevo quiere llorar; de alguna forma su hermano logra darse cuenta, porque inmediatamente toma el mentón de Rindou y alza su rostro hacia atrás.

-Está bien, no tiene nada de malo, Rinrin, no me importa ayudarte, te haré sentir mejor.

Un escalofrío lo recorrió, que le hizo cosquillas en la espalda, justo en el lugar donde Ran respiraba contra la coronilla de su cabeza, pequeñas bocanadas que enviaban electricidad por su columna y entre sus piernas. El omega apretó los muslos, arrastrándose mientras la sensación seguía creciendo, volviéndose casi insoportable.

Su hermano suelta su mentón y también deja de acariciar su vientre, sus manos encuentran el camino por su cuerpo a su cadera, maniobran debajo de su ropa para engancharse en la banda de su pijama y ropa interior. El elástico se arrastra contra sus caderas, luego contra sus muslos; es entonces cuando pone su brazo, se ahueca detrás de cada una de sus rodillas y las empuja hacia arriba y quitandole de esta forma ambas prendas. Una oleada de vergüenza lo recorre al darse cuenta de que está completamente expuesto.

Es como si el mundo se deteniera y ambos cayeran en un hechizo. Su respiración se acelera mientras que la de Ran sale entrecortada; sus manos se quedan inmóviles, pero no por mucho tiempo; rápidamente Ran quita sus manos y sus piernas caen en la cama. No es doloroso, pero ni siquiera piensa en quejarse por lo brusco que es Ran cuando por fin su cerebro logra procesar que en estos momentos está sobre el muslo de Ran, si abriera las piernas encajaría perfectamente en el medio.

La idea de darse autoplacer en el muslo de su hermano no debería sonar y verse tan atractiva. Prácticamente su cuerpo estalla con energía que hace cinco minutos no tenía.

-Podría limpiar el lubricante con una toalla, pero sería en vano. Tu cuerpo está produciendo mucho, entonces sería cuestión de minutos para que vuelva a ser incómodo. Pero es mejor si no tienes ropa pegada a ti...

Es vergonzoso saber que su hermano es consciente de su problema, pero al mismo tiempo es atractivo, porque es Ran el que causó el desastre entre sus muslos.

-Ran, follame.

Fue dicho de forma impusiva; realmente ni siquiera sabía porque lo dijo; se sentía desarmado bajo la mirada de Ran, bajo su tacto. Siempre se sentía así. Ahora más que nunca. Ran frotó su nariz contra su nuca mientras empezaba a inhalar. El Omega no podía evitar comportarse como siempre; demandante y malcriado, pero honesto.

-Rin, eres mi maldición, lo sabes ¿no?



Algo caliente y resbaladizo se desliza entre sus mejillas, separándolas para presionar su entrada, y se sobresalta. El corazón le late con fuerza en el pecho, y una chispa de algo que tal vez podría llamar emoción recorre su cuerpo. Siente una extraña forma roma contra sus mejillas y luego empuja. La presión aumenta mientras Rindou respira con dificultad... Hasta que algo cede y una oleada de carne caliente se hunde en él, haciendo que todo su cuerpo tiemble con una respiración agitada, algo entre un jadeo y un grito.

El agarre de Ran sobre sus piernas sigue firme, inquebrantable, incluso cuando el Omega se retuerce y tiembla. Se le escapa un jadeo ahogado. Lucha por mantener los ojos abiertos y concentrarse en la intensidad de la mirada de su hermano, con las manos ahuecadas sobre su boca para amortiguar el sonido de sus gritos involuntarios.

-H-hermano... - Arquea la columna y siente que le sacan el aire de los pulmones mientras sus entrañas se abren para dar cabida a la forma dura e inflexible que lo abre en una intrusión lenta y dolorosa. Demasiado, demasiado grande, tan grueso que apenas puede soportarlo. Rindou sacude la cabeza, empujando los brazos del otro, hipando-. Es de-demasiado... demasiado . - Pero sus caderas tiemblan mientras sus entrañas se llenan de una presión implacable, ardiendo y palpitando con un calor extraño.

Rindou sollozo cuando Ran lo penetra con fuerza, sus paredes internas se aprietan y se contraen en torno a una base demasiado gruesa, sus muslos musculosos rozan su piel y sus caderas anchas presionan firmemente contra sus mejillas. Puede sentir a su hermano dentro de él, caliente, demasiado caliente y tan profundo , hasta el vientre, y su rostro arde de solo pensarlo, su cabeza da vueltas.

-Shhhh, te tengo -le dice su hermano, con un antebrazo ancho alrededor de sus piernas, sujetándolo fácilmente mientras Rindou se retuerce. No se mueve, no de inmediato, pero se balancea contra él, como un barco muerto balanceándose con el mar-. Mira, me tomaste todo.

Su hermano se aprieta contra él y Rindou aprieta las sábanas con los puños, tragando bocanadas de aire. Sus rodillas están casi presionadas contra sus hombros, tan cerca que el estirón es casi doloroso. Incluso si Rindou está acostumbrado a estirar su cuerpo de tal forma diariamente, es Ran quien lo guía y las empuja. El estirón solo genera que sea más placentero.

Los ojos de Rindou están entrecerrados, ese pequeño oh de su boca al experimentar el placer por primera vez. La forma en que sus bocas se inclinan juntas, desconocidas pero no muy diferentes de volver a casa, el fuego furioso en sus ojos cuando se separan, las miradas firmes incluso cuando Rindou se convulsiona en el pene de su hermano, el cuerpo temblando al experimentar finalmente un orgasmo inducido por algo más que su propia mano.

Un hilo de saliva espeso se abre paso entre ellos mientras Ran se aparta, cayendo sobre los labios mordidos y magullados de Rindou y recorriendo su mandíbula. Como si hubiera perdido todas las habilidades motoras, su mandíbula permanece suelta, con la lengua colgando mientras lo mira con ojos nublados por la lujuria.

Inclinado sobre él como una bestia, Ran empuja sus dedos dentro de su boca con una mirada hambrienta en sus ojos. -¿Cómo puedes ser tan adorable...?
-Obediente, abre voluntariamente sus labios afelpados y succiona lo mejor que puede entre jadeos para respirar. Como un conejito necesitado, los lame-. Tu cuerpo solo me ruega que te llene con mis cachorros.

En lugar de esperar a adaptarse por completo, los instintos de calor lo impulsan a intentar descuidadamente subir y bajar.
Las manos de Ran se aprietan alrededor de él, saliendo lo suficiente para dejar solo su gruesa punta alojada dentro antes de golpearlo hacia abajo, follándolo como si su vida dependiera de esto. Otro grito sale de su garganta. Los ojos se ponen en blanco mientras la saliva gotea descuidadamente de su mandíbula. Aunque tiene poco control sobre sí mismo, todavía intenta encontrar el control sobre la espalda de su hermano, arañando desesperadamente. Un delicioso dolor chisporrotea detrás de sus ojos, hormigueando en sus nervios como un incendio forestal. Todo lo que puede hacer es balbucear lo bien que se siente, lo mucho que ama su polla, palabras arrastradas con cada súplica por más, más, más, más.

Toman un ritmo brutalmente rápido, jalando y follando sus caderas hacia arriba dentro de él con cada empuje como si no fuera más que una bonita funda de pene para correrse dentro. El húmedo golpeteo de la piel desnuda hace eco contra las paredes, casi tan fuerte como los sollozos del Omega mientras sus paredes aterciopeladas se aprietan y aflojan en casi espasmos. La cabeza de Rindou se inclina, las pestañas pálidas revolotean mientras lágrimas llenas de placer se deslizan por sus mejillas sonrojadas. Ran está igualmente complacido, mirando descaradamente cada centímetro de su cuerpo con ojos lujuriosos mientras jadea y gruñe. Las embestidas de Ran aceleran el ritmo, más fuertes, más rápidos, el cabello de Rindou se agita y los gemidos agudos casi se rompen con cada embestida.

Los labios de Ran presionan contra la suave curva lechosa de su garganta, abriendo su boca con una exhalación caliente que se extiende contra la piel de su hermano pequeño antes de comenzar a chupar y morder ligeramente, lamiendo como si estuviera muerto de hambre.

Las embestidas de Ran pasan de rápidas a tan brutales, que grita, golpeándolo a un ritmo demoledor que lo empuja bruscamente hacia arriba y hacia abajo sobre las sábanas. Un charco de grasa entremezclada con líquido preseminal caliente empapa sus caderas, salpicando cada vez que vuelve a follar dentro de él. Sus manos delicadas alcanzan desesperadamente sus hombros, arañando y arañando sus enormes hombros.
Se atraganta con su nombre, gritando la única palabra que sabe decir una y otra vez. La gruesa polla que lo llena se siente como si estuviera mezclando sus entrañas, el calor se arremolina en su estómago mientras el abrumador placer amenaza con desbordarse.

Un hilo de saliva caliente se abre paso entre los colmillos de Ran y los profundos moretones que le muerden la garganta, recorriendo la suave curva de su pecho mientras Ran baja la cabeza. Como si todo no fuera ya tan deliciosamente mucho, esos afilados colmillos trazan su pezón, pinchándolo antes de envolverlo con sus labios y chupar con fuerza. Siempre ha sabido que esta parte de él es sensible, pero en celo, la boca de Ran se siente celestial. Su espalda se arquea con un gemido y suplica por más, como si pudiera beber de él.

Mientras Ran le da a su otro pecho la misma atención, sus embestidas ya brutales se vuelven desenfrenadas, más profundas, persiguiendo su propio orgasmo mientras golpea contra él una y otra vez. Sus colmillos volviéndose cada vez más filosos y su nudo a punto de estallar. Siente deseos similares; la necesidad salvaje de llenar a su amante en celo, criarlo como se merece y asegurarse de cubrir cada centímetro de él con su aroma. Tanto, tan lleno...

Se corre tan fuerte que su visión se oscurece por un momento. Al mismo tiempo, como si lo bombearan sus paredes espasmódicas, Ran lo embiste una vez más antes de que se derrame, rugiendo mientras su agarre alrededor de su cintura se aprieta y lo acerca más mientras sus colmillos rompen la piel sobre su gladula omega.

Su respiración es irregular; gemidos débiles caen de sus labios antes de que su hermano, su alfa, se incline hacia abajo para besarlo descuidadamente otra vez.

"¿No fui demasiado fuerte?" Su voz es un gruñido retumbante que se ha vuelto aún más áspero con el volumen.

Sacude la cabeza, riendo sin aliento con delirio por lo absolutamente feliz que está. "Te amo ... Te amo... " Necesitado, inclina su cabeza hacia arriba para besarlo nuevamente, y los labios de Ran se encuentran con los suyos sin dudar para empujarlo suavemente hacia abajo.

Será una semana larga, después de todo, su celo apenas está iniciando.
















-Edite y corregí esto; se supone que debía volver a publicarlo a más tardar el lunes de la semana pasada, pero sucedieron cosas; de igual forma, aquí está.

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ᶜᵉˡᵒ ⁻ ᴴᵃⁱᵗᵃⁿⁱᶜᵉˢᵗDonde viven las historias. Descúbrelo ahora