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Lo odiaba. Lo detestaba. Lo aborrecía con cada fragmento de su alma. Prefería irse al infierno mil veces antes de-

-Para con tu monólogo dramático interno, es solo un Americano helado- cortó Taehyung mirándole con hastío. Demonios, ¿acaso le podía leer la mente?

-No estaba haciendo nada- como cada que lo atrapaban haciendo una idiotez, fingió locura y tomó otro sorbo de la bebida en aquel termo trasparente. Sabía horrible, pero no tenía otra opción.

El día anterior, mientras él se ahogaba en más cheesecake, Jin les había comentado que de un tiempo a la fecha Jungkook-el amor de su vida- estaba comenzando a beber café Americano, pues le daba las energías que requería para su pesada jornada escolar.

-Mañana vas a llevar un Americano helado- empezó diciendo Jin-. Yo me voy a asegurar que Jungkook y tú crucen caminos. Cuando eso pase fingiré tropezar para que ambos choquen y derrame el café sobre ti.

-Jin, esto es la vida real, no un dorama- Taehyung no sabía si quería darse un golpe contra la pared o darle un zape al rubio-. ¿Cómo sabes que eso va a funcionar?

-Porque Jungkook es muy buena persona- apuntó con su dedo al peliazul-, además, siempre lleva ropa de más en su mochila por sus prácticas. Si te ve empapado no dudará ni un segundo en ofrecerte su camiseta. Es tu oportunidad de sacarle plática.

-Ok, pero, ¿por qué café? ¿No sería mejor agua?

-Si es solo agua probablemente sólo te deje una toalla, además si ve que es su bebida favorita hasta se puede ofrecer a comprarte otra.

Taehyung silbó, impresionado-. Vaya que pensaste en todo Jinnie.

-Lo sé, soy un genio.

Volviendo al presente, él y Taehyung entraban al instituto mientras disimuladamente buscaban al australiano y compañía. El plan estaba en marcha y en esos momentos sólo podían confiar en el rubio.

Justo al doblar la esquina, finalmente los dos susodichos aparecieron en su campo de visión. Jimin sintió que su amigo le daba palmadas en la espalda a modo de apoyo, y Jin les guiñó a modo de señal.

Fingiendo no percatarse, Jin puso el pie frente al mayor una vez ambos pares estuvieron lo suficientemente cerca. Pero claro, nada tenía que salir bien.

Nervioso como estaba, Jimin tropezó con sus agujetas mal atadas en ese mismo instante, logrando que ambos, Jungkook y él, chocarán entre sí. Por el impacto terminaron en el piso, Jimin encima del contrario. Para colmo de la desgracia, el termo (abierto) de café voló por los aires alrededor de cinco segundos antes de estrellarse contra Jimin, empapándolo de pies a cabeza.

Jimin quería que la tierra se lo tragara. Jin se había quedado sin palabras. Taehyung pedía perdón a Dios por su desastrosa elección de amistades. Y Jungkook...

Bueno, él se estaba carcajeando como si la vida se le fuera en ello.

-¿Estás bien, Minnie?- preguntó el mayor una vez recuperó el aliento al rojísimo chico que seguía encima suyo-. ¿No te golpeaste?

Tan avergonzado estaba, que le tomó un momento a Jimin procesar el apodo- ¿M-Minnie?- ni siquiera respondió las demás preguntas.

Al notarlo, era Jungkook en esa ocasión quien se ruborizó levemente. Aún así, se tomó el tiempo de levantarse y ayudar al sorprendido peliazul a hacerlo también antes de contestar-. Lo lamento, ¿te incomoda?

-¡N-no! ¡No, en absoluto hyung!- exclamó nervioso. En algún punto Jin y Taehyung se habían ido, pero eso era lo de menos en ese momento-. Lamento mucho mi torpeza, ¿Usted está bien? No soy tan ligero que digamos.

-Tranquilo, no pasa nada- la sonrisa que le dió el mayor lo derritió por dentro-. Pero Jin y tu bebida no tuvieron tanta suerte, por lo que vi.

Antes de poder responder, la campana que marcaba el inicio de clases sonó. Era momento de separarse.

-Me tengo que ir- habló el mayor-. Espero verte pronto en alguna otra práctica, Minnie.

Y con eso, Jungkook se fue, dejando hecho un desastre emocional dentro del menor.