Hay Veces

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Hay veces que...
quisiera acercar distancias
con tan sólo estirar los brazos apenas,
y tenerte a un pestañear de mis párpados,
a un respiro comprimido en mi pecho,
a una palabra de tus labios...

Esa que me haga prisionera de tus brazos,
que me convierta en dueña absoluta de tu boca,
en la oración perenne de tus rezos...
en la razón constante de tu prosa sutil, excitante...

En el filo de la madrugada,
vestigios de tu voz
me hablan en penumbras
y mi piel (que a ti aún no es inmune)
se eriza como si hacia mi vinieras,
queriendo hacer letras tus ganas,
como escriben en papiro los poetas sus historias,
y los amantes...
con sudores, caricias y besos sus memorias.

A solas conmigo
tus manos me alcanzan
y la cima de mis pechos reaccionan
En un leve temblor por frenesí
cierro mis párpados para buscar tu boca.

Tus dedos cual luciérnagas maestras
van en busca de aquella perla
que se esconde en su caparazón
-violable, y voluble, penetrable-
y se hace de néctares dulce gota.

Ven...
Hay veces que...
quisiera ser cielo para que Surques en mí
con ese aire impetuoso
de un águila al acecho.

Mientras...
A solas conmigo...
tu voz en tenues notas,
en complot con mi cerebro
juega a desquiciar a mi cordura
entre recuerdos y aromas que reinvento.

Hay VecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora