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Pov: Vi

Abi cayó en una especie de cueva en el suelo.

-¡Tienes que salir de ahí! -grité.

-Espera estoy viendo algo, es un... un cuarto.

Nos mandó unas fotos, el cuarto parecía una cámara de gas usada en el holocausto pero... ¿Qué haría una cámara de gas en esta parte del mundo? y ¿Por qué está oculta bajo el suelo?

-Ya Abi, el cuarto está de puta madre, pero ya vámonos -dije.

Dan alternó la vista entre la entrada de la cámara y yo, tomó aire y habló:

-Sí mujer, ya vámonos, acaso quieres morir.

-Solo déjame sacar esta caja -respondió la pelirroja mientras trataba de salir.

Terminó de salir y nos mostró la caja, era de metal, con una gran cerradura y en el centro un círculo rojo con una X el el medio.

Decidimos ir a la casa de Dan, era la menos alejada.

En el camino nos preguntamos cómo llegó esa cámara de gas a esta parte del mundo, pero no tocamos el tema de la caja que, ahora, era trasportada pon Dan.

-Es extraño, las cámaras de gas eran utilizadas por la Alemania nazi para exterminar -dije.

-¿Exterminar qué? -preguntó Abi.

Dan dejó de caminar, miró a Abi con cara de obviedad.

-¿Con cuanto pasaste historia? -le preguntó.

-Seis -respondió

-Eso explica muchas cosas -expresé.

-No es justó -alegó la chica.

Continuamos con nuestro camino.

Antes de llegar a la casa nos topamos con la señora Davi, era una señora de cuarenta años, solía ser amable, pero algunas veces se le escapaban las cabras al monte, y muchas veces.

Nos saludó con una seña y sacó sus galletas de avena, las odiaba.

-Hola Dan, que hacen por aquí -Dan cuidaba a la señora en sus tiempos libres.

-Oh, lo de siempre, ya sabe.

Su vista cambió hacia la caja que estaba en las manos de Dan, empezó a hiperventilar.

-Vamos señora Davi, respire -a como pudo, dan metió a la casa a la señora Davi, le dio unos tranquilizantes, ella cayó dormida.

Mientras  caminaba encontré una puerta detrás de unos viejos periódicos , trate de abrirla, pero fue en vano, miré el bate que traía en la mano y sin dudarlo di un golpe, logre abrirla, en el interior se estaban muchas cajas.

Abi salió para contestar una llamada, pero minutos después entró corriendo, empezó a describir a un tipo que la estaba siguiendo.

-Creo saber quien es -dijo Dan.

Dudé un momento, pero saque la pequeña caja de madera, saqué mis cosas de mi mochila y la metí, solo traía unas cucharas y envases de comida que solía traer siempre.

Decidimos salir de la casa.

-Esperen -interrumpió Abi- que hacemos con la caja.

-Tenemos que dejarla -dije.

-No, no podemos dejarla, es importante -expresó Dan.

-Esa es la razón por la que talvez nos están persiguiendo  -volví a decir-. Por alguna razón no puede entrar a la casa de la señora Davi.

-¿Por qué estás tan segura? -reprochó Abi.

-Porque si pudieran, y si lo que esa caja es importante, ya estarían dentro -alegué-. Probablemente el contenido de la caja si es importante pero... no pueden entrar, si pudieran ya lo habrían echo.

-¿Por qué hablas en plural? -preguntó Abi.

-Porque es obvio que ese tipo no está solo.

Giré para ver a Dan, solo estaba de frente a la ventana, sabia que pensaba algo, pero tenía un plan, siempre tiene un plan, pero en esta ocasión, lo que dije tenía más sentido.

COLAPSO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora