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Wangji se dirigió al departamento de A-Cheng, lo esperó por mucho tiempo pero no llegó. Los días siguientes continuó llamándolo sin descanso, sin embargo cada una de sus llamadas eran rechazadas.

Intentó buscarlo en su oficina y descubrió que el pase que le había dado ya no funcionaba, la secretaria no paraba de decirle que no se encontraba y eso enfurecía a Wangji, quien quería entrar para comprobarlo por sí mismo, aunque siempre acababa marchándose sin haber logrado nada.

Al tercer día de tratar de contactarlo le informaron que se había mudado del edificio y eso lo dejó con menos lugares a los cuales ir a buscarlo. Intentó todo, buscarlo en sus restaurantes, averiguar con sus amigos e inclusive se presentó en la empresa Wen. Consiguiendo con ello solo perder el tiempo. Estaba cansado, enojado y a pesar de todo decepcionado.

Acostado sobre la alfombra del departamento que todavía no le habían embargado, Wangji se resignó. Jiang Cheng en efecto había jugado con él, le había quitado todo igual que a los Jiang quienes ahora se encontraban en la bancarrota. Y mientras aceptaba su destino un mensaje llegó a su móvil, era una simple dirección enviada de un número desconocido, pero sin nada que perder fue ahí al amanecer.

La dirección era de una lujosa casa, apenas iba a tocar el timbre cuando notó que el portón estaba abierto. Así que tomándolo como una invitación cruzó el jardín y subió por las escaleras a la puerta principal, nuevamente advirtió que la puerta estaba abierta. Eso le extrañó, pero su curiosidad era más fuerte y continuó su camino.

El sonido de un televisor lo hizo dirigirse a la sala y ahí encontró a Wanyin sentado cómodamente sobre el sofá. Estaba vestido con una camisa muy larga como para ser de su talla y sobre sus piernas desnudas tenía un tazón de frutas, al notar su presencia apagó el aparato y se dirigió a él.

—Llegaste...— su sonrisa era tan amplia y genuina que le costó mucho a Wangji recordar su enojo, pero cuando lo vio comer como si nada y no decir nada más, la ira se apoderó de él.

— ¡Le diste mis acciones a Wen Xu! ¿Por qué A-Cheng? ¡Mi tío está furioso, me demandara y como no tengo dinero ni forma de arreglarlo me enviara a la cárcel!

—Lo sé— respondió como si nada Wanyin.

— ¡¿Y no te importa lo que pase conmigo?! Pensé que...creí que... tú y yo...

— ¿A ti te importó lo que yo sentí cuando me abandonaste?— dijo finalmente poniéndose de pie y sonriendo de medio lado — Por supuesto que no, porque debería importarme lo que tu sientas ahora.

—Quería arreglar las cosas...— dijo en un susurró, viendo ahora que Wei Ying tenía razón, A-Cheng no lo perdonaría, solo quería vengarse de todo ellos.

—Yo también, por eso te rogué por más de un mes cuando me dejaste. ¿Lo olvidaste?— le dolía recordarlo, la forma en que el Lan despreció su amor e ignoró todo sobre él. Sus llamadas, mensajes y e-mails. — Te pedí que me dieras una oportunidad ¿Y qué dijiste esa vez?... Lo que siento por ti ha desaparecido...eso dijiste, pero tú vienes aquí y me pides que te dé una oportunidad como si nada.

Jiang Cheng uso el tono frío y despectivo que Wangji conocía bien, pero a pesar de eso pudo notar el dolor que había detrás de sus palabras, lo conocía demasiado como para no darse cuenta. A-Cheng se sentía herido y no quería mostrarse vulnerable.

—Y no sabes cuánto me arrepiento— sus palabras fueron honestas, todo lo que había dicho y hecho desde que volvió a encontrarse con A-Cheng era real. Su amor por él seguía a pesar de que Wanyin no lo quería o creía —Si tan solo pudiera regresar en el tiempo, si pudiera evitar decir esas palabras y hacer esas cosas que te lastimaron, si tuviera la oportunidad de arreglar todo, nunca me alejaría de ti.

Ú𝑛𝑖𝑐𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟💕ᶻʰᵃⁿᶜʰᵉⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora