Capítulo Único

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Shiki se retira los anteojos y se masajea las sienes, cansado y estresado. Perdió la noción del tiempo hace mucho, ni siquiera recuerda si cenó, y aunque ha estado trabajando sin descanso el papelero no parece disminuir ni un poco, ¿Hay algo que esté haciendo mal? No lo entiende.

Y cuando aleja la mano del rostro nota no muy lejos un tono rosado bastante familiar... Al parecer el agotamiento venció primero a su ilustre abogado. Sus labios se curvan hacia arriba, sintiéndose un poquito más ligero debido a la imagen, y se levanta de su asiento tomando una muy necesaria pausa de su quehacer.

Shiki siente las piernas entumecidas por las horas en la misma posición y se toma su tiempo para alcanzar a su acompañante. Siempre ha existido cierta energía, intensa pero agradable, que lo lleva a Rikka una y otra vez... Y a Shiki no le molesta ni le inquieta, simplemente se deja llevar porque no hay otro con quien se sienta así de cómodo.

Rikka duerme plácidamente, como un niño luego de una larga jornada de estudio, a pesar de la incómoda posición; sentado en el suelo con la cabeza apoyada en los brazos sobre la mesa baja. Hay papeles a su alrededor, no muy diferente al escenario de Shiki en su propio escritorio, pero claramente es más organizado que él. En silencio Shiki se sienta a un lado, se apoya en la superficie de la mesa y simplemente lo aprecia.

—Rikka... —el llamado es demasiado suave como para despertarlo, más por querer pronunciar su nombre que por otra cosa.

Hace más de cuatro años atrás Shiki se quedó al frente de las empresas familiares y a cargo de sus cinco hermanos menores por la muerte repentina de sus padres. Fue increíblemente duro, solo tenía veintiséis en ese entonces, pero se mantuvo firme durante esos días largos y ocupados. Sin embargo, Shiki es humano y era de esperarse que en cualquier momento se quebraría... Y ahí estuvo Rikka, su amigo más incondicional, para sostenerlo.

Esa noche Shiki lloró como un niño desconsolado, por la pérdida de sus padres y por el temor de sostener las nuevas responsabilidades, y Rikka lo escuchó y lo consoló con un abrazo apretado y cálido, diciéndole una y otra vez que no estaba solo. Y Shiki no supo si lo soñó o lo imaginó, pero recuerda un beso (tan dulce como de quien provino) en su frente. Si durmieron en su abrazo, luego de desahogar tantas penas, ninguno lo mencionó después.

Desde entonces Shiki se las ha arreglado para cumplir con su rol. Las empresas han marchado bien y su familia continúa estable, aunque lidiar con sus hermanos a veces sea demasiado agotador. Y tal como se lo prometieron, Shiki no ha luchado solo ni un instante. Rikka, su amigo más cercano desde la juventud, se convirtió en su abogado y mano derecha, un confidente ideal que no solo lo apoya en lo laboral, sino también en lo personal.

(Shiki no tiene dudas de que Takaaki, Rei, Roa, Shu y Tsubasa quieren más a Rikka que a él, y está bien porque se lo merece)

Rikka dedicó parte de su infancia y toda su adolescencia al modelaje. Una imagen muy querida y una persona talentosa, pero que ya no encontraba un gusto pleno en lo que hacía. Entonces Shiki lo conoció, coincidiendo casualmente como por obra del destino, y juntos definieron sus propios sueños. Y cuando Shiki entró a la escuela de economía, varios meses más tarde, Rikka lo hizo en la de leyes. Estudiaron carreras distintas, pero eran cada vez más inseparables. Se graduaron, Rikka se unió a los Takamura y poco después se convirtió en el pilar de Shiki cuando la tragedia sucedió.

Han sido tiempos difíciles, Shiki apenas se graduaba cuando todas las responsabilidades le cayeron encima, y no dejará de agradecerle a Rikka por todo lo que ha hecho por él y su familia. Sí, seguramente hubiera hallado soluciones si no lo tuviera a su lado, pero con Rikka cada situación (las buenas, las malas y hasta las peores) han sido mejores y más llevaderas.

El corazón que tanto esperó | SolidSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora