I. "HP"

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De un momento a otro todo cambia, como la última hoja que cae en el otoño y el nacimiento del más pequeño retoño. Procesos que pasan a tu alrededor sin que siquiera lo notes, por lo preocupado que vives y el día a día que se torna únicamente en la planeación de la supervivencia, sin embargo... cuando los cambios tocan a tu puerta y no hay manera de eludirlos más que encararlos de frente, te das cuenta de lo valioso que puedes ser para los demás si te atreves a tomar la decisión correcta, aunque con ello marques tu propio destino.

En ese momento noté que no era tan egoísta como yo mismo me percibía, sin embargo... aquella decisión podría parecerlo.

Las manos aún me temblaban, no estaba seguro si por el destello de energía que me inundó o el miedo a dejar caer la espada de la que tanto dependía y con la respiración aun agitada traté de divisarlos en medio de todo aquello.

Mis ojos se movieron directo hacia ella y al recibir su sonrisa agradecida finalmente me sentí tranquilo, lo que estaba por decir no era una falacia, pero tal vez sí una enorme exageración y al encontrar mis ojos con los de mi hermano, pude entender de inmediato que él comprendía lo que estaba por hacer, incluso podría apostar que sabría las palabras que iba a usar y sus labios se movieron en un "no" que no alcancé a escuchar... o tal vez no salió de su garganta.

Para ese momento no podía retractarme y cual el bajar de mis ojos simbolizara una despedida, lo sentí tratar de moverse, pero me adelanté, hice resonar el sonido de mi risa en todas direcciones.

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I "HP"

Aún a veces lo soñaba... ver su rostro en medio de un mar de nubes doradas, increíblemente hermosa, pero tan lejana que me parecía jamás iba a poder alcanzarla. No supe de quién se trataba durante mucho tiempo, mismo que como un recuerdo perene aparecía ante mí al encontrarme bajo los rayos del sol en el exterior, cual mi piel agradeciera poder recibirlos y me obligara a apreciar el exterior en todo su esplendor.

Fue tanto que un día cuando era niño me subí a lo más alto que pude llegar de un árbol de aquellos que se encontraban en el parque cercano a mi casa y al sentir la brisa, pensé que no había nada mejor que aquello, el viento me pegaba en la cara y movía mis cabellos y mejillas de forma graciosa, hasta que, en medio de los gritos, mi hermano me obligó a bajar.

¿Qué podía tener de peligroso recibir la brisa desde la copa?...

Sin duda alguna no tenía idea que toda aventura conllevaba su riesgo o simplemente no deseaba admitirlo. Hasta que en una de esas tantas ocasiones al dar alrededor del segundo paso hacia arriba la corteza resbaló y caí rozando de a poco contra el tronco, pero más fue mi sorpresa que el susto, al sentir como me empujaban contra el mismo en un abrazo inesperado y que me dejó incrédulo. Los brazos que me rodeaban se aferraban con fuerza a mi cuerpo, tanto que parecía más asustado quien me aferraba comparado a la persona que cayó, o sea yo.

-Si me aprietas así... me harás más daño del que pude hacerme al caer del árbol... -mencioné con suavidad, mientras colocaba mis propias manos encima de las de ella que poco a poco se soltó dándome permiso de voltear a ver a mi raptora.

Tenía tan solo ocho años de vida cuando la vi por primera vez y puede que para ese entonces en verdad no hubiera visto nada más bello y es que nunca lo había pensado, que una persona pudiera ser linda, simplemente por su cara.

¿Cómo debía tratarla? ¿Qué debía decir? ¿Era una persona como yo? ¿cuál sería su color favorito? ¿Le gustaría la leche con chocolate o fresas?... no... Vainilla, ¡debía ser vainilla!

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2022 ⏰

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