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   —¡Por fin vacaciones! — gritamos al unísono mis amigas y yo.

Nos conocimos en un concierto de Bts que transmitieron vía online. Ellos solo han venido una vez a Chile y no perdemos la esperanza que vuelvan a realizar una gira mundial que obviamente incluya otra vez a Latinoamérica y nuestro país.

Ese concierto, fue el más esperado después de estos dos años de pandemia. Busqué gente en mi Instagram para comprarlo a medias. Una Army siempre hace lo imposible con tal de verlos. Este concierto era uno de los más importantes, no quería perdérmelo por nada del mundo y, sobre todo, quería disfrutarlo al máximo.

Conocí a Javiera; estudiante de Ingeniería digital y comunicaciones, estatura mediana, melena corta azabache, para mí una de las mejores "hackers". Cada vez que hago esa mención, ella dice que no es para tanto, pero a la vez sale a relucir una pequeña sonrisa de orgullo. Enamorada de Jin.

A través de ella, conocí a Nicole; estudiante de danza, pelo rubio largo y ondulado, sin duda la más hermosa de las cuatro. Una persona siempre preocupada del necesitado y desvalido. Enamorada de Taehyung.

Luego esta Janis; estudiante de artes, estatura media, pelo largo azabache, hermosa sonrisa. Sin duda con un talento increíble, todo lo transforma en dibujo y pintura en segundos, con una perspectiva increíble. Enamorada de Suga.

Y luego estoy yo, la mayor del grupo; estatura más alta del promedio, melena castaña corta y ondulada, muy difícil de manejar. Fisioterapeuta de profesión, amo a mi trabajo. Enamorada de los siete chicos, aunque inevitablemente mis ojos se dirigen siempre a Jungkook.

Nos conocimos en aquel concierto. Comenzamos a conocernos mejor y sin pensarlo, se transformó en una gran amistad.

Hemos pasado por momentos donde todo lo que pasa en tu vida, te lo cuestionas. Momentos donde te preguntas si lo que estas estudiando vale la pena, donde a veces pierdes el rumbo y las ganas de seguir. Creo que, por esas razones, cuatro chicas un tanto solitarias y sin nada más en común que nuestro amor por Bts, se unieron por obra del destino para no separarse jamás.

De dicho concierto ya han pasado cuatro años. «¡Que increíble, cuatro años ya!»

Han sido buenos años, pero con períodos un tanto difíciles en cuanto a ser fans de Bts. Cada vez encontramos más gente que los odia sin razón y el bulling que recibimos a veces es muy grande. Pero seguimos adelante sin perder la esperanza de verlos alguna vez en persona.

Nos decidimos a realizar este viaje, porque es el último año de universidad para ellas y quería que tuvieran un hermoso recuerdo antes de que entren a la vida laboral. Por miles de situaciones de la vida diaria, jamás hemos podido coincidir en los tiempos, así que apenas nos dimos cuenta del tiempo libre en común, no lo pensamos mucho y decidimos ahorrar para pasar un mes en el sur de Chile, en lo que promete ser unas vacaciones inolvidables.

Así que las cuatro, vamos en mí camioneta cantando a todo pulmón Butter.

—Chicas, por favor afinen —les digo con burla.

—Ay Kari, no empieces. Sabemos que eres la única que cantas bien —dice enojada Javi.

—Pero ustedes también pueden hacerlo. Solo tienen que atreverse.

—Lo dice la persona que le tomo dos años decidirse a cantar en público —dice con tono sarcástico Janis mientras me mira por el espejo retrovisor.

—Calma chicas... —dice Nicole—son nuestras vacaciones y hay que disfrutarlas.

—Siiiiiii —gritamos, mientras subo la música para seguir cantando a todo pulmón.

Reservamos una casona alejada del mundo, la próxima cabaña está a unos quinientos metros de distancia, con un camino a través del bosque que las conectan en caso de alguna emergencia.

El lugar es maravilloso, en el corazón de un bosque nativo, con buena señal de internet para estar atentas en todo momento. Nunca se sabe cuándo los chicos pueden subir algo a Instagram, Twitter o Weverse. Aunque pensándolo bien...si tenemos a Javi con nosotras, hasta en la Antártida tendríamos señal.

Es una casona de cuatro habitaciones, minimalista, pero sin perder ese toque rústico, con las vigas a la vista. Dos baños, cocina americana con una isla hermosa. Una inmensa sala de estar con televisor, chimenea y con grandes ventanales que te invitan a disfrutar de la hermosa vista del lago.

El dueño al vernos, se sorprendió. Nos dijo que no era lugar para nosotras, ya que, según su experiencia, las nuevas generaciones no suelen viajar al medio de la nada, sino más bien a países de Europa o a playas paradisíacas.

Desempacamos y cada una de ellas, corre a escoger una habitación, yo sólo me dejo caer en el gran sillón para descansar un rato y admirar la vista del lago.

—¿Estás bien? —pregunta Nicole al darse cuenta de mi cansancio.

—Sí, solo estoy cansada. Esta vista es hermosa...

—Claro que sí. Hermosa —responde sentándose a mi lado.

—¿Qué les pasa? —preguntan Janis y Javi, al unísono.

—Nada, sólo admiramos la vista —respondo volviendo mi vista al lago y dando un gran suspiro.

Ellas se sientan a nuestro lado y el silencio nos rodea. Sólo nos quedamos admirando como la puesta de sol se ve reflejada en el lago. Sentadas en ese gran sillón con miles de cosas que desempacar, pero tomándonos el tiempo para disfrutar de ese instante.

Las miro de reojo un segundo y veo como sus ojos brillan con esa hermosa postal, es lo mejor del mundo, estar con las personas correctas en el lugar correcto. 

Mi historia con TaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora