Vomito poesía barata y sin sentido.
Bebo el melodrama que cobijan mis tatuajes mal hechos.
Por favor, despierta y voltea hacia la pared. Estoy drogado, necesito un largo respiro para volver a atarme a la abstinencia.
Dejaré de lado la melancólica luz que marca mi frente con una señal de auxilio.
Es devastador. Hay muchas capas sobre mis escombros inflamatorios, pero sigo resistiendo al amor que puedo observar por la perilla de esa vieja puerta que pusieron para ocultar su pasión.
Un asesino silencio, un escritor con síndrome del impostor y una enorme resistencia para tratar de no esnifar más.
Vi un bulto sobre mis piernas, vi un mounstro debajo de la cama y vi un rostro en la oscuridad. Con mi ceguera me asusté al sentir la apuñalada en mi espalda, pero decidí seguir durmiendo.
Desperté y todo era lo que me esperé.Me asusta el hecho de seguir sintiendo el acoso por parte de las miradas externas en la ventana cada noche.
No puedo penetrar la idea, pero sí llorar con mi amargura.
Por favor, padre. Ayúdame a sanar. Déjame ser y déjame vivir.
5 pasos son más que necesarios para caer y confirmar la teoría.
Madre, déjame abrazarte y pedirte un libro.
Solo necesito la fuerza para dejarlo atrás y morir en la carretera como el fantasma que me visitó la noche de mi nacimiento.
Los síntomas del alcohólico yacen en mi sangre. Examinar mis costillas es parte de la visión que observaba por medio de su deseo para ser delgada y atractiva.
¿Y qué hay de la violencia? Siempre fui débil. Le mostré el dolor que siempre sentí, así que me llevé su frustración a la espalda y muñecas. Un golpe en la pared. ¿Nací para ser otro inepto con labia retrasada? Hubo un tiempo que lo pensé así, pero eso me ha llevado a otro decepcionante final (o tal vez, esperanzador).Me convertí en el verdugo que porta la máscara de la mentira, así que puedo cortarme la cabeza cada vez que me observo al espejo.
Escucho sus quejidos, pero nunca sus gemidos. Asco me das y asco me provocas, portador de la verdad. ¿Esa tristeza te llena el estómago? Estarás hasta los huesos y escribirás hasta lastimar tus dedos.Estoy hambriento, pero no voy a saciar la garganta. La sangre que observé en mis dedos me asustó en el momento.
Toda mi realidad se mostraba con símbolos destructivos, pero jamás me arrodillé para rezar por la salvación.
Así que decidí seguir e ignorar las advertencias que mi cuerpo transmitía por medio del dolor.
Aún sigo jugando con el límite, y estoy dispuesto a llegar hasta donde mi desquiciada visión de la vergüenza personal me deje.
Arriba y abajo, muerdo el anzuelo y vuelvo a calar. Gracias por escuchar mi versión y dejarme recitar en el viejo teatro de la confesión.