"El cambio nunca espera por nadie"

8 0 0
                                    


En un pequeño pueblo llamado Hallstatt en Austria, yacía un anciano sentado en su silla de mecer leyendo un viejo libro que escasamente sus hojas se podían mantener juntas, era un hermoso día hasta que su teléfono sonó, era su hija Martha que lo estaba llamando, él vio la llamada pero decidió no contestar, estaban interrumpiendo su momento de lectura. El celular volvió a sonar por segunda e incluso tercera vez, a la cuarta llamada él contestó con rabia preguntando para qué llamaba, hubo un pequeño silencio hasta que su hija le dijo: hola padre, ¿Cómo estás?, él no respondió nada, volvió a preguntar para que la llamaba, la respuesta de su hija fue que pensaba visitarlo para que conociera a su esposo y nietos ya que no había querido asistir a la boda de su querida hija porque ese hombre no le agradaba, su padre de inmediato contestó que no le importaba conocerlos, que solamente quería estar solo desde la muerte de su esposa y todo lo que había pasado por eso. Su hija de mal humor le dijo que ya estaban en el aeropuerto camino a tomar un vuelo hacia allí, el anciano colgó el teléfono inmediatamente después de que escuchó esas palabras.

Al día siguiente el anciano se levantó normalmente, hizo su rutina que había estaba siguiendo por los 13 años anteriores, ya se había resignado a que la familia de su hija llegaría dentro de poco, pero no fue así, pasó el mediodía la cual era la hora estimada para que llegaran pero no llegaron, el anciano empezó a preocuparse, la llamó pero ella no contestó, así transcurrió la tarde sin saber noticias de ella. Llego la noche y alguien toco a su puerta, era su hija con su familia, el anciano abrió y su cara de preocupación se desvaneció, su cara se tornó con una expresión de rabia y cerró la puerta, su hija detuvo la puerta antes que se cerrara completamente y le dijo a su padre que dejara de actuar como un idiota, le pregunto porque no se alegraba que lo visitara, no respondió ni una palabra así que su hija decidió irse a un hotel para descasar ya que en la casa de su padre solo habían 2 camas. Al siguiente día, el anciano realizó su rutina normalmente, hizo su desayuno, lo comió y cuando se disponía a sentarse a leer ,su puerta de nuevo sonó, era su hija de nuevo, el anciano abrió la puerta y ella pasó directo a la sala sin decir una palabra, venía a pedirle el favor que se encargará de cuidar a sus nietos por los siguientes días que se quedarían, la respuesta del anciano fue un no inmediatamente, él sabía que esa era la verdadera razón por la que su hija lo visitaba, no era para conocer sus nietos ni nada de eso, era para que se hiciera cargo de sus hijos temporalmente para que pudiera tener un tiempo a solas con su esposo, esa era la principal razón por la que no quería que lo visitara su hija, después de una breve discusión el anciano accedió a regañadientes, su hija inmediatamente salió y fue por sus hijos, se los entregó y se fue con su esposo a recorrer el hermoso pueblo donde vivía su padre. Los jóvenes tenían veintiún y veintidós años, eran bastante mimados por sus padres, se podía intuir por su forma de ser y tanto como su abuelo, y sus nietos sabían que su compañía no era agradable para ninguno de los dos. Los niños de mala gana fueron a donde su abuelo, entraron y sentaron el sofá de la sala donde también estaba su abuelo. Mirando a su alrededor se fijaron en una caja con muchos libros, pero había una un libro que les llamo la atención, este era un libro sin título, su portada estaba en totalmente en blanco, los jóvenes se acercaron al libro pero antes de tocarlo se escuchó una voz grave que les dijo: ¿Les interesa que hay dentro del libro? Los jóvenes volvieron a su lugar sin decir una palabra, el anciano fue a la cocina, se preparó un té para sí mismo y se sentó en la silla de mecer donde tomó un pequeño trago de su té y empezó a hablar sobre ese libro, lo primero que dijo fue que esa portada en blanco era como ellos, sin un título o un objetivo y metas a lo cual les pregunto si este fuera el libro sobre sus vidas,¿ qué nombre le pondrían ?, los jóvenes quedaron estupefactos, no sabían cómo responder a esa pregunta, el anciano rio ligeramente y les dijo: les daré algunos consejos y recomendaciones de mi propia experiencia para que puedan empezar a escribir su primer capítulo. Tomando otro trago de té empezaron los mejores días de esos jóvenes que hayan vivido toda su vida o lo hubieran sido si de verdad los hubieran aprovechado. La primera lección que le dio fue: busca un objetivo para tu vida, yo pase mucho tiempo de mi vida viviendo el día a día sin una razón en particular, para mí los días no tenían ninguna diferencia, todos eran iguales, levantarme, ir al trabajo y volver para dormir, todo era idéntico solamente pequeña cosas y personas hacían que mi vida no fue tan aburrida pero Todo eso cambió el día que entré a la cárcel por haber matado a mi esposa en un ataque de rabia, siempre me arrepentiré de lo que hice ese trágico día. El primer día en prisión fue como estar en el infierno o incluso peor. La cárcel cambia mucho a las personas, las derrumba mentalmente día a día haciendo mucho peor cualquier sufrimiento físico. Ese sufrimiento perduró en mí por casi un año así hasta que me dije a mi mismo que ya era hora de volver a vivir mi vida, no por ella sino por mí mismo y así lo decidí. Decidí empezar primeramente por eliminar ese trauma del día que asesine a mi esposa el cual me atormentaba noche a noche, no fue fácil, créanme que no lo fue, la primera vez que intente deshacerme del trauma empeoró mi situación, tuve que ir al hospital de la cárcel donde a toda hora me daban pastillas que me hacían sentir relajado, era como el cielo, después de vivir un constante trauma que me castigaba todas las noches, y que gracias a esas pastillas se hubiese desvanecido como si nada fue como si me quitaran unas cadenas que siempre habían estado atadas a mí, pero había una parte de mí que sabía que todo esto era una mentira, sabía que esta felicidad no era verdadera y cuando despertara de este sueño esas cadenas volverían a mí y se incrustarían dentro de mi corazón con aun más fuerza. Así que decidí reconocer mi falta de fuerza, no iba a ser capaz de superar ese trauma solo así que busque ayuda por otras partes, logre que el estado contratará un buen psicólogo para mi caso pero después de hablar con él diariamente, hacer todo lo que decía, abrirme a él y lograr una confianza más allá de paciente-psicólogo nada dio resultado, sus pruebas, charlas y métodos no dieron éxito ni resultado, me derrumbe de nuevo pensando que todo fue una pérdida de tiempo, que nada lo que realizamos valió la pena y que siempre viviría con este trauma dentro de mi corazón. Un día me reuní con mi nuevo compañero de celda, era una persona de mediana estatura, algo flaco y con una mirada melancólica, las primeras semanas ninguno de los 2 compartió ninguna palabra con el otro, así paso hasta la 6 semana, él fue el primero en acercarse, estábamos en el comedor y me pregunto que si podía sentarse al lado opuesto de la mesa, asentí, no era como si me importara mucho la verdad, se sentó y cuando vi sus ojos sentí un escalofrió por mi cuerpo, al ver sus ojos sentí como si la persona que está frente a mi fuera yo mismo, además, tenía la misma expresión de mis primeros meses en la cárcel. Terminamos de comer sin intercambiar ninguna palabra, y cada uno se dirigió a los sitios que frecuentaba, el mío era una pequeña banca en la esquina del patio de la cárcel, casi nadie frecuentaba esa esquina y era calmado, perfecto para mi rutina de todos los días, lamentarme por la muerte de mi esposa pero ese día fue diferente, mi mente no dejaba de pensar en los ojos de mi compañero de celda, así que me propuse la meta de averiguar qué era lo que él había hecho y por qué estaba en la cárcel esperando que eso me llevara a la principal razón por la cual tenía esa mirada melancólica pero había un gran problema, teníamos un código no verbal que constaba de que era prohibido preguntar la razón por la que estábamos en la cárcel, iba en contra del código de honor de todos aquellos que estaban en las mismas condiciones o incluso peores. Esa misma noche intenté hablar con él, pero al final no hice nada, no encontré la manera de iniciar una conversación que construyera un puente de confianza entre él y yo. Al siguiente día me desperté y había algo diferente en mí, sentí como si una de las cadenas que me ataban hubiese sido retirada, fue un sentimiento de alivio que no había sentido en mucho tiempo y por primera vez en los 3 años que llevaba en la cárcel volví a sonreír cuando me vi al espejo, sentí como si ya hubiese encontrado la manera de superar a mi esposa aunque no sabía exactamente cómo lo iba a lograr, quizás vi un rayo de esperanza en aquel hombre. Ese mismo día yo fui quien lo fui a buscar, le dije las mismas palabras que me dijo pero su respuesta fue un rotundo no, no comprendí que lo hizo querer sentarse el día anterior en la misma mesa que estaba aunque más adelante lo descubriría. Así transcurrieron alrededor de 3 semanas, no tuve ninguna interacción con aquel hombre. Todo eso cambio un jueves, lo recuerdo tanto ya que era el día anterior al cumpleaños de mi hija, ese jueves yo me encontraba habitualmente en mi banco, solo, pensando en mi esposa y que estaríamos haciendo ahora mismo si estuviera viva, pero esa tarde fue diferente, vi a un grupo de 4 personas caminando hacia un muro donde no había cámaras ni los guardias realizaban ninguna patrulla, los habría ignorado como muchas otras veces si no fuera porque uno de los 4 hombres era mi compañero de celda y por eso decidí seguirlos, siguieron su camino y entraron en un cuarto vacío, pensé que solamente era un grupo de personas que iban a fumar pero no resulto así, empezaron a discutir y a insultarse, no recuerdo muy bien lo que se decían entre ellos, solo recuerdo cuando Luis le dio un puñetazo a uno de los tres hombres los cuales se volvieron contra él, no podía ganar por la cantidad de números así que tome la decisión de entrar y ayudarle, salí mal herido igual que Luis solamente que ellos quedaron peor. De alguna manera logramos llegar a la enfermería donde nos atendieron, nos pusieron algunas vendas y nos quitaron la sangre de la cara, nos recetaron algunas pastillas para que no se nos infectaran las heridas y nos hicieron regresar a nuestras celdas. Al otro día Luis me despertó justo 5 minutos antes de que hicieran el llamado para salir de las celdas, quería decirme una palabra: Gracias y así abandonó la celda, fue al comedor y me guardo un lugar para mí, al verlo me senté y comenzamos a platicar, temas sin real importancia la verdad, hacíamos preguntas por ejemplo ¿Qué tal nos parecía la comida? los 2 coincidimos en decir: horrible, hablábamos de la ropa de preso, preguntas verdaderamente sin importancia, así terminamos de comer y tomamos de nuevo caminos distintos a los lugares que frecuentaba cada quien, por la noche fue una conversación más seria, hablamos de lo que hacíamos antes de entrar a la cárcel, él era un escolta privado, trabajaba para un importante gerente de una de las mejores empresas del país, yo le dije que era un simple trabajador a tiempo completo que explotaban cada día de la semana con un sueldo lo suficientemente bueno como para soportar esa explotación, aunque ahora que lo pienso, nada de eso valió al final ya que con incluso todo ese dinero que tenía, termine sin poder usarlo para salir de la cárcel. Terminamos nuestra pequeña charla con un comentario de: ¡Es hora de dormir! Por la mañana me levanté temprano, hice mi cama y lo desperté, hizo la misma rutina y salimos al patio a que nos diera el sol, hablando allí le pregunté sobre lo que pasó el otro día, porque estaba peleando con esas personas, su respuesta fue que no había ninguna razón en específica, solamente les había caído mal y se estaban desquitando conmigo por un problema que tuvieron con un guardia, después que me dijo eso se puso en frente de mí y me dijo gracias de Nuevo con una leve sonrisa que aún recuerdo. Transcurrieron así semanas e incluso unos cuantos meses, nos volvimos muy amigos casi hermanos hasta que un día decidí romper el tabú y preguntarle por qué había entrado a la cárcel, él era una persona bastante agradable después de conocerlo por varios meses así que supuse que no le importaría contarme, esa noche era una noche oscura, cuando realice la pregunta suspiró suavemente y dijo que le diera 5 minutos para prepararse para contarme, pasaron 5, 10 hasta 15 minutos y la habitación estaba en total silencio, solo se podían escuchar las gotas de lluvias que chocaban contra el muro hasta que por un fin escuche unas palabras de su boca, fueron: fui un completo idiota y así empezó a contarme su historia: Como te dije antes, yo era un guardia de seguridad privada que servía a un gran gerente, todo iba bien, los días eran tranquilos, íbamos a muchas empresas para reunirnos con otras personas importantes ya sea de empresas aliadas o competidoras, fue así hasta que me pidió el favor que recogiera a su esposa e hija y las llevara a una fiesta donde él también asistiría pero hubo un gran problema el cual es la razón por la que estoy aquel problema fue la mujer de mi jefe, al momento que la vi me enamore de ella, caí perdidamente deducido por sus encantos, pero tuve que ocultarlo y reprimirlos por obvias razones, aunque ahora que lo pienso su hija era más hermosa que ella así que al día de hoy me sigo preguntando qué fue lo que me atrajo de ella, le respondí en todo burlesco: quizás el maquillaje, los 2 nos reímos pausadamente y siguió contándome su historia. Mis sentimientos por ella crecían cada vez más hasta que llegó al punto que le declare mis sentimientos, era una tarde hermosa, su pelo castaño ondeaba con el viento, la había acompañado a hacer algunas compras sin importancia para ella pero en mi caso disfrutaba bastante su compañía aunque no fuese mutuo ese sentimiento. Cuando íbamos de camino hacia el carro vi una cafetería, reuní valor y le pregunté si quería un café , me respondió un si en un buen tono la verdad, pensé que se iba a escuchar molesta pero no fue así, entramos a la cafetería, no había clientes lo cual pensé que era perfecto, nos sentamos y cada uno pidió una taza de café, yo procure pedir la misma que ella, y empezamos a hablar, la charla transcurría bien, había un buen ambiente así que decidí declararme, me levanté de la mesa, me ubique frente a ella y le dije con Toda seguridad: te amo, estoy enamorado de ti, enseguida me lleve las manos a la frente al escuchar la idiotez que dijo mi amigo a esa mujer, el me miro confundido y me pregunto qué me pasaba le respondí que me dio un pequeño mareo pero no era nada, prosigue con tu historia hermano.

3 CONSEJOS PARA MI YO DEL PASADOWhere stories live. Discover now