Perfect Disaster

2

  —¡Hey! Chica que aun no se su nombre...
Sus ojos rodaron, y su rostro se fastidió con mi presencia.
  —El golpe que me diste ayer fue muy... profesional. Dolió mucho.
Aceleró el paso, y trato de perderme agilmente entre los alumnos. Le seguí el paso con dificultad.

—Ese era el punto. Que te doliera y que por al menos tres semanas te vieras como la mierda. —contestó molesta.

  —Lo tengo. Bien, no te agrado —por fin logré seguirle el ritmo, y hablando con ironía saque a flote el tema—Pero... ¿Enserio no quieres? Mira, solo son un par de diseños y~ ¡HEY!

  Volvió a escapar furiosa en silencio. Cuando la intente perseguir, el profesor de física hizo que me estampara con el, con el y su enorme barriga, para nada apropiada para alguien que enseña «ejercicio».

  —¿Otra vez tu?~

—Otra vez yo Henrik~ —imite su molestia verbal, e inconscientemente hacía gestos de tener mucha prisa. Si no me apresuraba en perder al «intento fallido de profesor» que tenía frente a mi, «mi» futura diseñadora de fiestas huiria. Y eso no formaba parte de mi plan.

  —Profesor Henri. Parece que tiene prisa Mackwatson. —me corrigió, y me examinó muy calmado. Me hacía perder el tiempo a proposito.

  —¿En serio, así parezco? ¿Con prisa? No~ para nada ¿Por qué habría de tener prisa un alumno tan «bueno» como yo, Henrik?
Negué rotundamente el echo de que tenía prisa, con la esperanza de que me dejara ir. Error en el cálculo.

  —No me iré de aquí hasta que me llames «Profesor Henri».

Dejé la prisa por un lado en la lista de prioridades en ese momento. Mi orgullo no me dejaba llamarlo «profesor», no se merecía ese título, primero se tiene que ganar el derecho de ser profesor, después de eso, si quiere le hago yo a mano su placa de oficina, y mientras eso sucede...

  —Pues yo que usted traigo una silla, que estaremos aquí lo que le queda de vida.