-No Es Parte del Trato.-

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Era una noche hermosa y fría, el calor de las dos mujeres era compartido con el placer de compartir una copa de vino, sosteniendo la copa fría con una mano mientras que con la otra acariciaba la pierna ajena. Junko disfrutaba este momento, riendo ocasionalmente por algunos de los chistes de la contraria; no se había dado cuenta, pero se había enamorado profundamente de la Diosa, ¿cómo pasó? ¿qué fue lo que causó eso? la mujer no lo sabía, simplemente había caído en los brazos de la más baja en su más profundo sueño, fantaseando con tener una noche juntas, imaginándose a ambas tener una gran historia mutua, eso la volvía loca, eso era uno de los tantos motivos por el cual quería estar con Hecatia, realmente la amaba.
—¿Quieres otra copa?— preguntó la pelirroja, un leve rubor en sus mejillas delataba qué, en efecto, estaba ebria, Junko respondió con la cabeza moviéndola lentamente de arriba a abajo.
Cuando la más alta terminó de beber la copa recién servida, no pudo evitar hacer una sonrisa picarona, acercó su mano izquierda hacia la cintura de la diosa, la pelirroja esperaba la señal definitiva, quería que Junko tome realmente la delantera esta vez. La mujer rubia dejó su copa en una pequeña mesa que estaba cerca, para inmediatamente después plantarle un beso en los labios, al principio fue tierno, pero a medida pasaban los segundos, este se fue haciendo cada vez más apasionado, y, cuando menos se lo esperaron, ambas estaban desnudas casi en su totalidad. 
—¿Cómo llegamos a esto?— preguntó Junko entre risas, la pelirroja no respondió.
Hecatia tenía una gran sonrisa en su rostro,  sujetó la mano izquierda de la mujer rubia y la llevó hasta una pequeña habitación con una cama realmente hermosa, esta tenía decoraciones azules, rojas y amarillas.
Cuando menos se lo esperaron, estaban compartiendo calor en una misma cama, cuando menos se lo esperaron, ambas terminaron total y profundamente enamoradas, ninguna sabía como pasó realmente, fue todo tan rapido que no tuvieron oportunidad de rechistar, pero a decir verdad, ninguna se arrepentía. El amor era mutuo.
Junko besó con ternura el abdomen ajeno, acariciando las piernas de la contraria con sus frías manos, Hecatia no podia evitar morderse los labios suavemente, estaba impaciente, pero a la vez quería que fuese lento, la otra mujer causaba ese hermoso sentimiento que pocos lograban en ella, la diosa siempre supo que Junko era especial, siempre supo que ella y solamente ella sería la mujer indicada para hacerla realmente feliz. En este momento en especifico, nadie se preguntaba o cuestionaba nada, solo disfrutaban del calor mutuo que ambas compartían, disfrutaban del amor, de la lujuria y el sexo; ninguna quería que este momento terminase, querían que de alguna manera, esta noche fuese eterna.

A medida que pasaban las horas, la intensidad del acto aumentaba, con el tiempo, ambas comenzaron a sudar y a aumentar la velocidad, simplemente no podían detenerse, las dos mujeres eran la imagen viva de la mismísima lujuria.  Llegó un punto de la noche en la que Junko se acostó soltando un suspiro de cansancio, sentía como sus piernas temblaban, al igual que sus manos. 
—Estoy cansada— dijo la mujer rubia entre suspiros y algunos gemidos.

—Yo también, ¿deberíamos terminar aquí?— preguntaba Hecatia con una sonrisa qué, al menos para Junko era sumamente tierna. 
Habían tenido una noche muy movida, así que finalmente tomaron la decisión de acostarse, literalmente se durmieron en segundos.

...

El sol penetró las gruesas cortinas de la habitación de Hecatia, la nombrada al despertar buscó a Junko con su mano derecha, ya que estaba boca abajo, no estaba. Se vistió y finalmente se levantó, cuando se acercó a la sala principal de su casa notó un aroma agradable, ¿era pan? ¿alguien que no era Clownpiece estaba cocinando pan? eso la sorprendió, así que fue inmediatamente a la cocina a una velocidad bastante alta; se llevó una gran sorpresa cuando vio que era Junko, naturalmente se iba a su propia casa después de sus visitas, claramente hoy no fue la excepción. 

—Buenos días, pensé que te habías ido.— comentó la pelirroja con cierto tono de alivio.

—¿Irme sin saludar? ¿por quien me tomas, he?— la mujer rubia dejó todo lo que estaba haciendo, se lavó las manos y le dio a Hecatia un tierno abrazo seguido de un pequeño beso de no más de unos segundos. 

—Era un decir— la más baja sonrió mientras ponía sus brazos sobre la cintura de Junko.

—Hecatia... yo... no me dejes sola, por favor. Desde que perdí a mi hijo no tuve nada más en mi corazón que la venganza. Pero ahora siento amor, amor por ti y hasta por Clownpiece; te amo, en verdad lo hago.— unas lagrimas fugases se escapaban por los ojos de la más alta.
—Por favor, prométeme que no me abandonaras.

—Lo prometo con mi corazón. Te amo de formas inimaginables, nos unió el odio y la venganza, pero finalmente eso cambió, cambiamos.— Hecatia hizo una sonrisa de consuelo.

—Esto no era parte del trato, ¿verdad?— Junko largó una carcajada al igual que la contraria. 
¿Quién diría que algo tan horrible como la venganza puede ser totalmente reemplazada por el amor sincero? era algo complejo, era algo difícil de entender, era hasta ilógico, pero ahora no tenía importancia, ahora es inútil pensar en eso. 

Lo que sea que pase de ahora en adelante es un misterio, pero algo es cierto, este par será muy feliz por mucho tiempo. 

°.Fin



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"Una copa, un beso" [Junko x Hecatia Lapislazuli One Shot] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora