🪄CAPÍTULO UNICO🪄

16.3K 931 663
                                    

De regreso a las clases, en la muy adorada escuela de Magia y Hechicería de Howards donde muchos jóvenes van a crear con los pasos de los años que es lo que quieren ser en la vida.

Mientras la locomotora ya había partido desde hace una hora, todos estaban en sus vagones correspondientes, aunque estos no eran específicos en casas, muchos sólo eran ocupados por sólo integrantes de una sola casa, siendo otros por diferentes casas sin ninguna discriminación.

Siendo éste un viaje verdaderamente largo desde un punto especifico a otro, para llegar aquel castillo bien escondido por muchos, sin importar si son magos o muggles.

En uno de ellos, inundaba el cuarteto  esmeralda, esperando lo más deseado de aquellos largos viajes. Así es, el famoso carrito de dulces que recorría los pasillos al lado de los compartimentos, llamado la atención de aquel cuarteto que se levanto de inmediato para comprar con entusiasmo cómo la primera vez que subieron, pareciendo en ese momento niños de escasa dulzura.

—¿Qué llevaran el día de hoy muchachos?.

Menciono aquella bruja de mayor edad, parando enfrente de la puerta de su compartimento, empezando a empujarse dos de aquellos integrantes por quien pedía primero. Cansando a una pelinegra que los empujo,  quedando aquellos dos en una pose prometedora que ni le importo, llegando a aquella señora pidiendo una tarta de calabaza, siendo atendida de inmediato.

—¿Algo más?.

—Sí, yo qui-....

—Unas varitas de regaliz por favor.

Aquel rubio volteó con molestia al ver quien se había dignado a interrumpirlo en su compra, chocando con aquella mirada esmeralda al lado suyo.

Entregándole unos dos galeones al recibir en una bolsita de papel unas cuantas varitas de regaliz, dejándolo atónito al notar el cambio físico de su rival. 

—Gracias.—dedicándole una sonrisa junto con un guiño al ojiplata, marchándose de inmediato.

—¿Y que me ibas a pedir jovencito?.

Sintiendo un codazo en sus costillas por su amiga, reacciono de inmediato, volteando a ver de nuevo a la bruja enfrente suyo.

—Ah. Sí, unas tres ranas de chocolate.

☆☆☆☆

Después de lo sucedido al comprar y ver su forma de actuar al cara de rayo, sintió cómo algo en su cuerpo se encendía de inmediato, inundandolo la calidez de su pecho al recordar una y otra vez aquel gesto a su persona.

—¿Nos dirás que fue eso?—pregunto aquel moreno con la boca llena de dulces.

—¡Blaise, no hables así, pareces un Griffyndor!—Grito la pelinegra dándole un golpe en su pecho—pero sí. ¿Qué ocurre con el Cara Rajada?.

—Y yo que voy a saber...

Respondió con rapidez y cortante, sintiendo cómo la curiosidad invadía su cuerpo de nuevo, desviando la mirada a la ventana para poder distraer su mente.

—Por la forma en que te vio, parece que quiere algo contigo.

Chiflidos y parloteos de burla hacia él rubio no se esperaron por parte del trío de ineptos de sus amigos, sólo mirandolos con tranquilidad.

—Y tú no le volteaste un puñetazo.

—¿Es necesario?.

Un silencio invadió el compartimiento, ahogando un poco al rubio sin saber la razón. Parándose de inmediato en su lugar, desconcertando a las serpientes.

EL VAGÓN [Darry] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora