3: Mi experiencia

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Todo el tema de la depresión comenzó con el bullying.

Cuando estaba en cuarto mis amigas y yo montamos un "club" donde jugábamos a ser diferentes. Allí todo era buena vibra y el lugar siempre era el mismo, un día trasplantamos un aloe vera porque estaba arrancado, otro nos encontramos grasa de motos entre unas plantas y decidimos sacarla para que las plantas no murieran, otro exploramos el lugar y estuvimos debajo de un puente hasta llegar al paraíso, lo nombré así porque ese día hacía calor y me senté a pie de agua, se veían gaviotas en el río y estas reflejaban en la cristalina agua. Hasta que llegó el fatídico día, estábamos cuatro (éramos 7) y a una se le cayó un táper vacío. Cuando fue a bajar se resbaló y se agarró a la piedra, estaba a punto de caerse al río y ese día estaba alto y llevaba muchos materiales consigo. No me lo pensé y la agarré de inmediato, pero las dos amigas que estaban arriba no quisieron bajar hasta que vieron que ella y yo nos íbamos a caer. Los padres estaban asomados y estresados, mi amiga y yo nos salvamos pero nos prohibieron volver allí. Todas las andadas y las aventuras pasadas junto a ellas se me olvidaron durante unas semanas, ese club significaba mucho para mí porque, al fin y al cabo, es lo que nos mantenía unidas. De las siete amigas solo 3 seguimos juntas, bueno ya... Solo quedan 2, ya no puedo estar con ellas por mi tristeza.

Quizás te preguntes, ¿y esto qué tiene que ver con el bullying? Pués una de las siete amigas empezó a hablarme mal, me trataba mal y me hería mucho. A menudo se metía conmigo y con otra de la cuadrilla, pero siempre estaba en contra mía, parecía que no tenía otra cosa que hacer. Y seguimos así hasta finales de quinto y principios de sexto. Un día me llamaron por megafonía y yo extrañada salí de clase. Noté como las miradas punzantes de mis compañeros se clavaban en mi espalda, me sentí ínutil, me sentí pequeña. No conocía esa sensación en cambio ahora todo el tiempo estoy así. A mi amiga también la llamaban, durante una hora (30 minutos cada una) nos interrogaba la orientadora acusandonos de lo que "habíamos hecho", a veces oía a mi amiga llorar porque era un momento en el que yo estaba fuera esperando mi turno, fuera de clase. Mientras la secretaria me miraba mal porque todo el mundo decía que éramos acosadoras. Cuando salíamos al recreo nadie hablaba con nosotras, solo una de la cuadrilla una de las tres miembros, solo nos preguntaban por qué nos llamaban todos los días. Lo pasé mal porque los profesores nos trataban diferente y se notaba pero nadie hablaba. Incluso hubieron personas que cancelaron quedar con nosotras porque pensaban que vernos con ellas les haría una mala reputación escolar. Un día estaba tan triste que ni siquiera fui al colegio, claro, mis padres hablaron conmigo y en un principio no me creyeron... Me dí cuenta de que estaba sola. En un instante tuve ganas de llorar pero no lo hice, ya no me quedaban lágrimas por derramar. A finales de sexto (como ya cambiamos de profesora) decidieron hacer una pequeña despedida entre la clase, pedí unirme a ellas y accedieron, todas menos la que se metía conmigo. Me acuerdo que me dijo: "Si tu vas a esa fiesta, yo no voy a ir."

Aquel día me lo pasé llorando, "¿Por qué con las otras sí y conmigo no? ¿POR QUÉ CONMIGO NO?"

Al final fui a la pequeña despedida y por un momento creí que no vendría, pero apareció. Se hacía la víctima y eso es lo que más me molestaba.

Todo lo que empieza también acaba, y como todas las historias esta no es la excepción. Llegó el último día de clase (de sexto) antes del verano y como de costumbre nos llamaron a mi amiga y a mí por megafonía, pero esta vez no fuimos a la habitación blanca de siempre, nos llevaron a una sala de profesores donde 12 empezaron a interrogarnos a mi amiga y a mí. Me acuerdo que estábamos sentadas en una mesa mientras esas personas nos hacían preguntas que ni para ellos tenían sentido. Al final logramos ganar la batalla y por fin nos creyeron a mi amiga y a mí, me acuerdo que lloré de nuevo porque por fin se había terminado la pesadilla. En primero de la eso (el curso en el que estoy ahora) el primer día no vino, y al segundo día me pidió un rotulador. Así como si no hubiera pasado nada, yo (como idiota) se lo dí, y me lo devolbió sin tinta. No me pidió perdón.

Aún tengo esa experiencia que ni el tiempo me va hacer olvidarla. Y así es como empezó todo esto de la depresión.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2022 ⏰

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