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Se despierta de su profundo sueño, viendo cómo llega un nuevo amanecer. Se talla sus ojos y lo primero que hace es quedarse mirando al techo, pero de repente, su vista va hacía la pared del cuarto donde observa su diploma universitario, se queda pensando en sus más profundos y extraños pensamientos. Siempre se preguntaba si su vida seria así siempre, Namjoon es un hombre inseguro a causa de las burlas que le hacían en la universidad por ser gay, inesperadamente se cuestionaba así mismo:

¿Porque les doy asco? No tengo la culpa de que sienta cierta atracción a los hombres, ¿o sí? ¿Que está mal en mí?

Preguntas como esas le perturbaban de una manera frecuente a tal grado que le causaba ansiedad y afectaba su día a día.
Namjoon se paró al instante, no quería pensar en esas cosas, quería poder darle un cambio así fuese pequeño en su rutina diaria. Lo primero que hizo fue darle de comer a su perrito Max, lo apreciaba mucho ya que antes de morir su madre le regalo a Max, si, es lo más preciado que tiene ya que es la única compañía que tiene en su triste vida. Después de darle comida a Max, se fuma un cigarro para después botarlo e ir a su estudio para seguir pintando la obra que más anhelaba finalizar, era terminar de pintar a su chico ideal.

Hasta ahora iba en la mitad, le ponía mucho esfuerzo en ella, trazaba suaves pinceladas sobre el lienzo, mezclaba y armonizaba las tonalidades con delicadeza en el retrato. Así fue como se terminó el día, mostrando la serenidad de la noche y dada por terminada su espléndida obra. Ya de haber terminado, se paró y se dispuso a descansar sin antes observar el resplandor de la luna. 

EL ARTE DE ESPERAR ANTE UN LIENZO EN BLANCO NAMMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora