Prólogo - Presente.

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No sé en qué momento quedé prendido i él.

Hubo tanto tiempo donde su sola presencia me irritaba , que no sabía bien si ya me gustaba o simplemente aborrecía ese entusiasmo.

Lo mire dormir.

Su respiración era regular. Casi sin omitir sonido.

Ese pelo alborotado que tanto me gustaba, estaba allí, listo para recibir mis dosis diarias de caricias.

Era una rutina verle dormir. Puesto que siempre llegaba un poco más tarde que él.

Hinata solía llegar muy cansado de la universidad. No porque fuera un estudiante modelo. Sino porque el equipo de voleyball le demandaba más de la cuenta.

Antes de perderme en el toque de su cabello, decidí juntar el reguero que siempre dejaba por doquier.

Podría decirse que lo único higiénico de Shouyou era que siempre.tomsba baños. pero después de eso... Todo era un desastre.

Coloque la ropa a lavar, limpie sus zapatillas y me fijé que clases tendría al día siguiente para organizar su bolso.

Lo hacía sin pesar. Supongo que esa era mí rutina de hace más de un año, y era algo gratificante mimarle de ese modo.

No podía dormir aún.

Me senté en el escritorio con la luz baja y trate de trabajar en mis tareas.

Hinata me había dejado una cena bastante ligera. Al menos me cocinaba.

Los onigiris estaban deliciosos como siempre. Engulli dos o tres con algo de desespero y me concentre en mí lectura.

El aroma de Hinata se cernio sobre mí y me envolvió toda su esencia.

-¿Te desperté ?

Sus manos llegaron a mí pecho, siempre llenas de heridas o vendas.

-No... Solo desperté. ¿Qué hora es?

-Pasada la medianoche.

-mmmm que tarde. ¿Que haces aquí aún ?

-Comiendo onigiris... Estudiando.

-¿Y yo?

Me gire para verlo. Su rostro estaba aturdido y somnoliento. No pude evitar reírme.

-Oiii Tsukishima no te rías de mí.

-Lo siento, es que tu cara

-Deja de hablar y vamos a dormir.

-Pero debe quedarme un poco más.

-Es medianoche

-Si pero

-Kei. A la cama.

Escuchar mí nombre siempre era algo inefable. En los años de preparatoria jamás lo había hecho. Al menos no lo recorda. Al menos no como lo empleaba ahora.

Aún somnoliento, me quito los lente y besos el espacio entre mis ojos.
Su aroma a Shampoo y jabón adormecia mis sentidos.

-No seas cruel - susurré

-No lo soy. Es hora de dormir.

Creo que estudiar quedaría en otro plano. Me sentí embrujado con su toque. Como aquella primera vez. Y sin objetar mucho me encontraba acariciando su pelo mientras su cabeza descansaba sobre mí pecho.

-Creo que te extraño todo el tiempo.

-¿Y eso? - pregunté divertido.

-En preparatoria no tenía otras preocupaciones. No sabía que existían más cosas. Y ahora me encuentro haciendo remates y pensando que estarás haciendo. Si Kageyama me viera se burlaría.

-De seguro que si.

-¿Y tu ?

-¿Yo que ?

-Me extrañas.

-Pues...

Bostezó fuerte y sin dejarme responder añadió - Se que no te gusta hablar de esas cosas.

Mis dedos se enredaron en su pelo. Tenía razón. No me gustaba decirle ciertas cosas, aunque a veces fuesen necesarias. No es que no las sintiera, solo que... A veces sentía miedo.

Pensaba que al no poner mis sentimientos en palabras, estos no estuvieran tan expuestos. No serían tan fácil de romper.

Pero supongo que si algún día, la historia entre el y yo terminase, sería aniquilado totalmente.

Rodeo toda mí cintura con sus brazos y lo oí dormirse nuevamente.

Hinata en una relación era como en el voleyball, explosivo e inagotable.

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