Todo por tí.

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Era un día muy ocupado como todos los demás, aunque Demetrius solía divagar por las diferentes oficinas del piso donde estaba la suya, casualmente también la de su enamorado estaba en el mismo piso que en la de él, silbaba en sintonía con el movimiento de cada paso que daba en el piso alfombrado.

Al llegar a aquella puerta se detuvo sólo un momento para acomodar su corbata y gabardina brillante y rechinante con cualquier movimiento ligero que hacía, sacudió su hombros y pasó sus dedos por su cabello en dirección hacía atrás, mientras daba un silencioso suspiro, aunque Demetrius regularmente era muy seguro de sí mismo, solo aquél hombre lo llegaba a poner nervioso cuando le dirigía la palabra o tan sólo con mirarlo era suficiente para poner a Demetrius a temblar.

No lo pensó más y solo entró a aquella oficina, se recargó en el marco de la puerta con una mano en su cintura, ni siquiera había prestado atención a que Roman yacia dormido encima de varios papeles y carpetas, al verlo ahí tan cómodo y agusto, tocó su hombro delicadamente, sacudiendolo gentilmente.

-Hey Roman, pssst.... Despierta bello durmiente, qué no recuerdas que hoy saldremos temprano?
Susurró en la oreja de Roman mientras deslizaba su mano lentamente a su espalda, dando un ligero masaje.

-Uh.... Oh! Demetrius... Toca la puerta la próxima vez que entres sí? Y por favor... No le digas al jefe que de nuevo me quedé dormido... Él me dijo, me dijo que la próxima vez me echaría de aquí-
Mencionó Roman con dificultad mientras daba un bostezo extenso, el cuál cubrió con su mano, sólo se limitó a ordenar un poco los papeles de su escritorio, dejándolos en pequeñas pilas.

-Sabes bien que yo no te delato con el jefe, qué acaso no confías en mí, pastelito?
Sus palabras solían ser provocadoras en todo momento, pero con Roman sobrepasaban su límite, no podía evitarlo por más restricciones que se pusiera a si mismo.

-Pastelito? Mhh... Es otro de los nombres que me vas a poner? Decide uno ya de una vez, o solo llámame con mi nombre real-
La indiferencia de Roman era notable en todo lo que decía la mayor parte del tiempo, solía ser grosero sin razón alguna, aunque la gente a su alrededor que convivia con él estaba acostumbrada y no les molestaba en absoluto.

-Aw, adoro ver cómo te enojas con los nombres que te doy, panquecito.
En fin, sólo vine a preguntarte algo, ¿Quisieras salir conmigo a comer? Ya hice la reservación, así que no puedes decir que no-
Dijo burlón con una sonrisa picara mientras tomaba otra posición en el marco de la puerta, cruzándose de brazos y mirando a Roman con una ceja arqueada.

-Como sea, da igual.

Respondió el hombre más pequeño mientras tomaba su gabardina de su silla y se la ponía vagamente, sacando de su bolsillo interior una cajetilla de cigarrillos y su encendedor, tomando uno sin usar sus manos directamente con sus labios, con una mano guardaba la cajetilla y con otra accionaba el encendedor para prender su cigarrillo, inhalando fuertemente y exhalando una gran cantidad de humo.

-Eso sí se lo voy a decir al jefe, al menos hubieras esperado a que estuviésemos afuera ¿No?

-Sé que no se lo vas a decir Dem, eres un niñito cobarde- Roman sonrió suave con su mirada entrecerrada de siempre.

-Sólo vamonos ya, es tarde.

Demetrius soltó una pequeña carcajada, le encantaba esa actitud tan indiferente de Roman por alguna extraña razon. Juntos salieron de la oficina, los pocos compañeros más que quedaban siempre rumoreaban acerca de ellos dos "Esos dos están saliendo?" "Creí que Roman sólo había dicho tener ojos para su esposa" entre otras cosas, que a Roman le daban igual y le importaban un comino, mientras que a Demetrius le encantaba oír cómo es que los demás creían que tenía algo con aquél hombre del que estaba enamorado desde hacía ya mucho tiempo, era tan satisfactorio para él.

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