partes de un recuerdo

El cínico sospechoso

El interrogatorio comenzó, pensé que al fin esta persona me daría detalles sobre lo sucedido en el puerto Vona, aquel fatídico día que prefiero no recordar, el día que perdí mis ganas de luchar y me hundí en una profunda tristeza. Me parece curioso, ya han pasado mas de 7 años, insisto que el tiempo es tan soluble que se disuelve como una aspirina en un vaso de agua, a pesar de eso la guerra continúa desde hace 20 años, prácticamente he vivido toda mi vida en un constante conflicto mundial, lleno de desgracias, pérdidas y deseos impuros de caer en la locura y quitarme la vida con un disparo en la sien, si sería lindo, por lo menos ya no divagaría entre mis pensamientos sobre si lo que hago es correcto o no.

Mi padre me decía que; no importando lo que hiciera, me mantuviera recto e impenetrable ante las circunstancias, por lo menos me lo repetía tres veces a la semana, ahora esa frase la uso constantemente cuando me siento deprimido o con ciertos desplantes psicológicos.

Ahora soy detective y trabajo para la nación investigando posibles casos de traición y encubrimiento de enemigos haciéndose pasar por civiles, entre lo que queda de la ciudad de Frin, aún recuerdo aquellos aviones disparando y dejando caer explosivos en el primer ataque Delta, todos ellos mandados por el enemigo.

Todo esto lo paseo por mi mente mientras fumo un cigarrillo y tomaba el descanso para poder definir mis preguntas al investigado, mi concentración fue interrumpida por el guardia de la cámara de interrogación.

-Puede pasar- Dijo el guardia mientras habría la puerta con un acto cortés.

Yo me levanté de dónde estaba sentado con una ligera fatiga, apagué el cigarrillo y agradecí el gesto.

Al entrar al lugar encontré al hombre que había estado investigando por mucho tiempo, era un hombre alto y delgado, de unos 35 años, tenía unos ojos muy profundos y llenos de indiferencia, tal vez pensaba que no podría culparlo por algo que presuntamente no había visto o no habría tenido alguna relación directa con los hechos, su cabello era largo y un poco sucio, le llegaba al mentón, tenia una tez descuidada que parecía un vagabundo, pero no nos dejemos llevar por los prejuicios, sé que es una escoria y muy inteligente, pues no por nada se escabullo bastante bien, ocultando su identidad por 6 años. Se hizo pasar por un militar con el nombre de Charles y causó un gran revuelo dentro del cuartel, bueno eso fue lo que los rumores decían, también se hizo pasar cómo vigía de la ciudad principal y por último cómo un civil vagando por las calles, de ahí su actual caracterización.

-Nos volvemos a ver Joe- dijo con cierta arrogancia que solo de escuchar su mórbida voz me dieron ganas de golpearlo.

-No te veía hace tiempo, desde que escapaste de unos cuantos militares en Saufrán, ¿o me equivoco? Andrew- traté de provocarlo, recordando cómo las balas perforaban su pierna derecha en aquella noche, no lo observé bien cuándo llego, pero el guardia mencionó que cojeaba de esa extremidad.

- Al parecer recuerdas bien, pensé que no lo harías con esa nula capacidad de recordar cosas que tienes- expresó acomodándose en la silla y cruzándose de brazos.

Él sabía que no recordaba todo lo que pasó la noche en el puerto Vona, porque perdí la memoria de las cosas importantes que pasaron en esos días, por el golpe que me di en la cabeza. Aún no pierdo la esperanza de recordar y cobrar venganza de lo que me hicieron esos malditos. Las imágenes mentales que tenía de esos momentos, son inconclusas, es cómo si supiera todo y a la vez nada, la información llegaba incompleta a mi cerebro y no comprendía cómo sucedió, de cierta forma, me maldigo de no haber hecho nada.

-Supongo que entiendes la situación, ¿Sabes por qué estás aquí? Es una pregunta estúpida, porque efectivamente sabes que haces aquí- paseé por el pequeño cuarto cauteloso de lo que me respondería.

-En realidad no sé que hago aquí, yo estaba caminando plácidamente por las calles, cuándo un grupo de policías me llevaron arrestado- sínicamente respondió y dándoselas de santo.

- Parece que te ha cambiado el humor estos años, pero dejémonos de bromas y hablemos directo, ¿no te parece? – hablé con un tono muy robusto para darle presión.

- Creo te confundes querido amigo, yo no tengo nada que decir- agregó con una ligera sonrisa en su rostro.

- ¿Amigo? Creo que el confundido eres tú, en primera no soy tu amigo y en segundo lugar respóndeme; ¿Qué relación tienes con Sank? – Mi tono molesto se hizo más notable.

-Sank, esa organización tan prestigiosa y conocida como la muerte andante, me suena un poco sabes, pero en realidad no sé nada relevante sobre ellos... Ah recuerdo que hace unos meses fusilaron a 100 personas por desacatar e interferir en sus mandatos, por lo menos es lo que mencionaba el periódico matutino que aún se imprime- Bajó la cabeza al terminar de hablar.

Sank fue la causante de nuestra guerra, ellos se unieron al grupo de naciones del otro lado del mundo, se autodenominaban Portbych. La relación armoniosa entre las naciones se quebró cuando fue asesinado el Rey Asher y Sank proporcionó una información errónea para culpar a nuestro grupo de países, nosotros nos denominamos con el nombre de Nerbyl.

A unos días después del homicidio, nos declararon la guerra oficialmente en una reunión por parte de los representantes de las naciones, hubo bastante caos en esa sala, varios murieron pues era una trampa para cortar definitivamente los pocos lazos de paz que había, todo se había manchado de un rojo intenso y fuimos condenados a tiempos de temor, miedo, dolor y rencor.

Hablo desde mi experiencia por que la guerra inicio cuando yo era un niño con pocos años de vida, me la vivía encerrado en una casa derrumbada y con lo necesario para vivir, con mis padres y mis dos hermanos, David y Helen. Era bastante feliz a pesar de lo que sucedía y la constante carencia en que nos encontrábamos, todo cambio cuando me quitaron todo lo que amaba.