Sunoo no podía creer que Sunghoon estuviese devuelta. Por un momento no lo reconoció y se sintió un tanto intimidado por su figura. Era mucho más alto de lo que recordaba. Pero claro, la diferencia se le antojaba ahora abismal porque se encontraba a nivel de piso, siendo que su lugar solía ser en los brazos del azabache.
Al principio, cuando irrumpió en la habitación, pensó que se trataba de un ladrón y estaba dispuesto a salir de su escondite para enfrentarle. Sin embargo, la mochila que el intruso dejó caer al suelo le espantó sobremanera que se hundió más entre las ropas y objetos destinados a donación. Aún aturdido, retiró un abrigo y continuó viendo entre las rendijas de la puerta corrediza; era más su curiosidad que su temor. Y cuando oyó a la mujer mayor (le costó mucho tiempo para reconocerla como "madre" de su niño) llamarle "Sunghoon" al recién llegado para que bajase a cenar, todo rastro de miedo se disipó y fue reemplazado por la alegría e ilusión.
Sunoo entonces le vio con gran atención mientras Sunghoon se paseaba por la habitación. Estaba algo confundido porque había cambiado. Su rostro ya no era completamente dulce, había cierta evolución en él. Aunque apenas notaba al niño que fue, hallaba cierto parentesco y rastro de aquellas facciones delicadas, las cuales adquirieron consistencia, adelgazando su rostro. Sin embargo, le reconocía y encontraba en el brillo risueño de sus ojos, en los lunares del tabique de su nariz y en las maneras que después de tanto aún mantenía.
No sabía cuánto había pasado desde la última vez que le vio: Sunoo no podía mentalizar el tiempo, pero su estima abarcaba muchas "u" en la palabra "mucho". Lo más que recordaba es que se habían repetido las estaciones mínimo dos veces; este dato lo sabía porque cada dos estaciones la madre solía limpiar la habitación. Pero la verdad, la recordaba muchísimas más veces saliendo y entrando.
Sunoo no se dio cuenta cuándo se había ido Sunghoon; mientras recordaba, se había perdido en su mente, como solía hacer casi siempre: no había mucho que hacer desde que Sunghoon se fue. Sacudió su cabeza: ahora ya estaba Sunghoon, así que harían muchas cosas juntos, tal como era su costumbre.
Repasó los posibles juegos que les esperaban: saltar uno encima del otro, ser piratas, buscar aventuras en el "arenero" (el patio trasero que tiene una piscina de arena), ver a las hormigas llevar pedacitos de hojas sobre ellas, balancearse en la tablita de árbol (columpio), contar cuentos, acampar fuera, comer las galletas que hornee mamá y... Sunghoon entró al cuarto de nuevo. Tenía el cabello mojado y una toalla sobre sus hombros. Sunoo torció el cuello ante esto; luego recordó que ellos suelen "lavarse".
Una de sus primeras memorias era la de haber compartido un "lavado" (baño) con su niño. Recuerda que la mamá puso cara seria cuando lo notó, diciendo que él olería mal porque Sunoo "no se podía secar fácilmente". Cuando vio luz amarilla de "yemita de huevo" (según decía Sunghoon) iluminar el cuarto, le metieron a un cubo con mucha espuma y agua. La espuma le agradaba: Sunghoon solía ponerla sobre él para ver cómo la absorbía. Empezó a dar vueltas dentro de aquella cueva hasta que terminó de girar. Después le secaron de la misma manera, con vueltas, y al salir del cubo estuvo donde daban más fuerte los rayitos de yemita de huevo que aturde y duele si se le ve directamente.
Sunghoon hizo amague de abrir el armario en donde estaba y Sunoo, por inercia, se hundió más; sin embargo, en ese momento un ruido horrible se escuchó: un trueno había caído y enseguida la lluvia se desató. Eso bastó para para se fuese la luz, probablemente había caído en el transformador de la colonia. Enseguida, Sunoo escuchó la voz de la madre que llamaba a Sunghoon, quien rápidamente salió. Apenas había abierto la puerta del armario, pero era suficiente para que él lograra empujarla.
Al poco rato, Sunghoon regresó con una lucecita amarilla pequeña; utilizaban eso cuando la luz artificial se apagaba en situaciones como esa. La dejó sobre su mesita de noche y, bostezando, se metió en la cama. No tardó mucho para respirar con profundidad. Mientras la lluvia arreciaba, un apurado Sunoo salía del armario, deteniéndose cuando estuvo al lado de la cama. Sunghoon dormía apaciblemente; Sunoo lo inspeccionó.
"Oye", refunfuñó, algo molesto porque Sunghoon no le hacía caso. Fuera la lluvia caía persistentemente. "Conque estás durmiendo solo... Hmm, como si estuvieras listo...". Hizo una mueca y cruzó los brazos sobre su pecho. "Ya que estás aquí, yo tendría que acompañarte al dormir, como antes". Al recordar todas las noches en las que un Sunghoon más pequeño le abrazaba, un relámpago iluminó el cielo y la habitación también, provocando que Sunoo diera un respingo con los ojos completamente abiertos y una expresión de espanto, completamente sobresaltado por lo repentino.
Un segundo trueno se escuchó y Sunoo, acongojado por el miedo, lo único que pudo hacer fue encogerse al pie de la cama, ocultando su cabeza entre sus piernas y brazos. Un ligero temblor se apoderó de él y se enojó con los truenos. "Uhhhh... horribles, horribles ruidos del cielo, los detesto, los detesto... ¿Hoon estará bien?, es muy miedoso con esto...". Alzó la cabeza como para comprobar su pregunta lanzada al aire y simplemente le vio durmiendo con tranquilidad. "Supongo que debería estar bien si me meto un momento con él... Para tranquilizarlo..." Pensó Sunoo y, estirando la mano, apenas lo tocó, pero Sunghoon suspiró y él la retiró por miedo a despertarlo. Intentó alzar la cobija de un extremo, atendiendo si Sunghoon se movía, pero afortunadamente no fue así y pudo acostarse junto a él en un cachito de colchón (cabía perfectamente allí) y abrazarle por el abdomen en el momento exacto cuando otro trueno resonó con una furia inmensa. Sunoo chillón agudo y bajito, no pudiendo evitar cerrar los ojos y apretar en un puño la pijama de Sunghoon.
Ese trueno fue lo suficientemente fuerte que despertó a Sunghoon. O quizás fue la sensación de algo junto a él. Parpadeó dos veces y acomodando la colcha sobre sí, encontró que su antiguo peluche de zorro blanco estaba a un lado de él. Somnoliento se recargó sobre un codo y tomó al peluche en una de sus manos. Su aspecto dulce le recordaba a esos interminables días de su infancia. "¿Te sentías solo?" Dijo en un suspiró mientras se acostaba nuevamente y recostaba al peluche sobre uno de sus hombros, cerrando suavemente los ojos. Seguía conservando un lindo aroma a lavanda, el olor de su imperterrita niñez.
"¿Quién se siente solo? ¡A mí sólo me preocupa que tengas miedo!" Refunfuñó Sunoo con el entrecejo fruncido, en su mente, pero de haberlo dicho, Sunghoon ni siquiera lo hubiera oído: tan sólo era su peluche favorito.
Basado en un ¿cómic? que vi por aquí en wattpad.
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🧸 𔘓 𝗽𝗲𝗹𝘂𝗰𝗵𝗲 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿𝗶𝘁𝗼
Fanfiction⠀⠀⠀⠀⠀⠀. . . ︐ #⠀好きなテディ⠀!🧸 ೨ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ⓘ 𝑡𝑠𝑢𝑘𝑖𝑛𝑎 𝑡𝑒𝑑𝑑𝑦 → ﹫𝑠𝑜𝑓𝑡 .ᐟ ᡣ𐭩 ⠀⠀⠀⠀sunghoon ha regresado a casa y sunoo no ⠀⠀⠀⠀⠀⠀puede esperar para verle otra vez.