Tratado sobre la Sombra I

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                          Prósopon ( antiguo griego: πρόσωπον, romanización: prósōpon, literalmente:        «delante de la cara, máscara») es un término de la teología patrística griega y significa " persona ".

   Sujeto (s. XV) del latín subjectus 'sometido'.




    Hay algo que me inquieta, pica, molesta. Se aferra a mi cuello y me asfixia. A cualquier hora, algunos días. Es la sombra

    Cuando me arranco pedazos de persona, en cada quiebre, en cada despersonalización, ella se filtra entre las grietas. Me gusta, quiza mas de la cuenta, como arde cuando emerge. Es filosa y sagaz. Me deslumbra, me fascina. Hay rastros de su baile en lo que toco, lo que amo, deliro, anhelo y tambien en lo que temo. Hay restos suyos en los rostros de cada transeunte. 

Y eso es lo primero que me enseñó. Ella es parte de todo(s).

    Es una institutriz impecable. Me adiestró en el arte de sus secretos, a la fuerza, por supuesto. Me sacudió hasta fragmentarme, logró incomodarme, reprocharme y cuestionarme hasta abandonarme. 

  Hasta convertirme en vacio. 

    Cuando me asomé la primer vez al abismo, sentí vertigo. Ahora es una busqueda insaciable, por socavar hasta encontrarme con el fin de mi misma. ¿Qué soy? vacio, discontinuidad, hueco, oposición, falta. Me entusiasma pensar en esta oscuridad, donde ella se encuentra, como un lienzo donde proyectar, una oportunidad. Puedo dibujar cualquier cosa: monstruos, fantasmas, incluso constelaciones, explosiones y jardines. Despues de todo, no tengo personalidad, la identidad es una prisión, no hay nada inherte en mí. Me construyo y transformo gracias al vacio, donde todo lo puedo pintar. 

    Me enseñó además, que negarla es una deshonestidad, una mentira para conmigo misma. Puede provocar pavor, una bestia que cuestiona con ferocidad las ideas concebidas sobre nosotros, la narrativa de la aceptacion social y la conciencia moral. Pero ha decir verdad, despues de un par de cafecitos ─y tambien unas cuantas piñas─ llegamos a un acuerdo y reposa entre mis nudos borromeos. 

    La negamos para encajar en una moral hecha de hipocresia, una moral maleable, que cambia segun quien tenga el poder de definirla. No sirve señores, la sombra araña, repta y se expone. La estoy viendo sudar por tus manos, susurrar en tu nuca, subiendo por tu espina dorsal, haciendote repetir patrones, enredarte en pensamientos perversos, caminar por lugares a donde no querias regresar ¿Por qué, si ya sé, vuelvo a tropezar con esta piedra? La repeticion es el ciclo-consecuencia de vedarla. Es ella, brotando entre las cadenas.

    Para concluir he de mencionar que, si hay oscuridad, evidentemente tambien se encuentra la luz. La cantidad de tinieblas que se sacudan en tu interior, es proporcional a tu capacidad de diafanidad. Se fusionan y allí esta la serendipia. Juegan, danzan, cohesionan y pelean. Y eso es lo que somos. ¡Eureka! No somos adjetivos carentes de alma ─inteligente, amable, bonito, gruñón, soberbio─ ni siquiera somos palabras. Todo eso se desarma, es un discurso aprendido. 

    La pregunta por el ser converge en esta contradiccion latiendo, galopando por nuestras venas. Y eso es lo que somos, una incognita. La sociedad, las narraciones, los edificiones, conceptos, etiquetas, instituciones (...) son las herramientas que hemos inventado para darnos respuesta. 


No la hay, se es en la incertumbre. 




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