⠀⠀⠀𝐕𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐞𝐬 𝐃𝐚𝐲.

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Corazones, regalos y los enamorados abundaban la ciudad de la libertad, era una tradición realmente hermosa donde surge el amor y la amistad. Algunos salían como amigos y otros como algo más íntimo. Hasta el viajero había salido con alguien, un alquimista rubio por el cual guardaba sentimientos desde hace tiempo.

Sin embargo, un bardo de trenzas verdozas yacía solo en la estatua del Arconte Anemo. Tocaba sus hermosas melodías, y las especializaba para ambientar este hermoso día, las parejas felices escuchaban las canciones del famoso bardo con gusto. Pero ¿aquel bardo tenía un enamorado? Claro que lo tenía.

Pero... No sabía si era correspondido.

Veía a las parejas y amistades que pasaban por ahí, felices y enamorados. Quizás empezaba a sentirse solo, ¿qué será de sus demás compañeros dioses? ¿Tendrán algún enamorado o enamorada?

A su mente vino aquel Yaksha que escuchaba sus canciones mientras tocaba en el Pantano Dihua. Bajó la mirada, y puso su mano en su pecho, empezando a ruborizarse un poco.

─ Xiao...

─ ¿Me llamaste, Barbatos? - Venti se sorprendió hasta soltar un pequeño chillido, miró hacia su lado, y ahí estaba él, aquel Yaksha que había visto ese día.

─ A-ah... No pensé que vendrías de verdad. Perdón por molestarte, de seguro estabas ocupado.

─ De hecho sí, pero pensé que tú estarías en peligro. Muy pocas veces son las que me llamas.

─ Es que hoy es San Valentín y-... me sentí algo solo. - Rió el bardo mientras tomaba una de sus trenzas y jugaba con ella.

─ ¿San... Valentín? - Dijo el Adeptus quién ladeaba un poco su cabeza con confusión, nunca tuvo interés en esas cosas de humanos.

─ ¿No sabes lo que es el San Valentín? - Vio como él negaba con su cabeza. - San Valentín es un día hermoso donde futuras parejas admiten su amor y los que ya son pareja lo disfrutan tal y como son. ¡Es un día hermoso para disfrutar! ¿Tú no tienes alguna persona especial? ─

─ Nunca me interesaron esas cosas de los humanos, sus tradiciones se me hacen tontas y no pienso seguirlas. - Cruzó sus brazos, desviando la mirada.

─ No es cosa de seguirlas, Xiao. Es cosa de lo que tu corazón elija, ¡el día de San Valentín es para disfrutarlo con alguien que ames! - Venti se acercó un poco a Xiao con emoción, cosa que notó este último nombrado.

─ ¿Por qué te emociona tanto hablar de estas cosas? Es como si tú tuvieras un enamorado o enamorada. - Venti se quedó en seco. Carraspeó su garganta, bajando un poco su mirada.

─ La verdad es que... Sí. Pero no he tenido el valor para decírselo. Veo a todos mis amigos felices con sus parejas, pero... ¿Dónde quedo yo? No he tenido este sentimiento en años, muchos años. - Venti miró al cielo estrellado, se quitó su sombrero y lo posó en su pecho, mientras Xiao miraba desconcertado la actitud del bardo. Nunca lo había visto así y se le hacía curioso.

El Adeptus se acercó y miró aquella hermosa noche que se hacía presente en la ciudad de la libertad. Venti admiraba el brillo de las estrellas con una sonrisa y ojos levemente brillosos gracias a unas pequeñas lágrimas que se aproximaban. ¿Qué es lo que pasaba por la mente de Venti en estos momentos? ¿Por qué Xiao sintió la necesidad de acercarse a ese lamentable bardo y calmarlo como fuera necesario? Sin darse cuenta, sus brazos ya habían rodeado al bardo, lo abrazaba con notable protección y cuidado, acariciaba su cabeza descubierta para calmarlo, todo eso por un simple impulso del Cazador de Demonios. Venti se quedó estático sintiendo los mimos del Yaksha, el hecho de que lo cuidara de esa forma solo le daban más ganas de seguir llorando mientras se escondía en el pecho del Adeptus.

Y eso hizo, Xiao sintió sollozos provenientes del bardo, lo cual hacía más grande el deseo de quedarse así más tiempo. Xiao se mantenía quieto mientras sentía como las manos de Venti que se posaban en sus hombros empezaban a temblar.

─ ¿Por qué? Desde que se fue él, no he sentido más que soledad, nada me llena, ni el tiempo que paso con mis amigos, con el viajero ni con Dvalin ni nadie, todo se siente tan vacío y sin rumbo... Siento como todo esto se adueña de mí y solo deja un vacío más grande, solo quiero compañía, una persona que me quiera, que... ¡Que me ame! - Exclamaba el bardo quién soltaba lágrimas sin parar y abrazaba fuertemente al Adeptus. Xiao en cambio, ahora era él quién estaba estático mientras escuchaba como se desahogaba el bardo.

Ambos fueron arrodillándose mientras seguían abrazados, Venti se fue calmando poco a poco hasta poder soltar a Xiao, estaba algo avergonzado por haber llorado enfrente de él y mostrarse débil, en cambio Xiao se preparaba para decir algunas palabras.

─ Venti, yo... Me voy cuenta de que vivimos absolutamente lo mismo, aquel abandono que nos dejó marcados de por vida y quedamos vacíos. Nunca he encontrado alguna salvación para esto que siento, pero... Quizás podamos serla para ambos. Por favor, Venti, déjame ser esa persona que llene ese vacío por el que sufriste tanto tiempo, déjame quererte, amarte como tal... Venti, yo-.. Te amo. - Xiao tomaba una de las manos del bardo mientras que con la otra limpiaba una de sus lágrimas. Poco a poco se fueron acercando hasta que sus labios se encontraron...

Aquel beso que empezó todo, se sintió realmente dulce y hermoso para ambos, bajo el cielo estrellado quiénes fueron las únicas que presenciaron el divino momento de la nueva pareja que había surgido en San Valentín. Venti finalmente se separó y miró a Xiao con una sonrisa, aquella sonrisa cálida decía algo.

─ Claro que acepto todo lo que dijiste, Xiao... Seamos nuestra propia salvación hacia la soledad eterna y vivamos estos momentos con total especialidad. Yo también te amo, mi querido Adeptus. - Xiao soltó una sonrisa de felicidad de inmediato, cosa que sorprendió al bardo. Pero también le alegraba que la razón de su sonrisa fuera él.

Y así, aquella nocha de San Valentín, Barbatos consiguió un enamorado y su amor fue correspondido. Un hermoso final para una hermosa pareja, después de tanto dolor, lo mejor vendrá en un futuro.

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Palabras: 1064

Esto se me ocurrió cuando estaba en clases, JAJAJA.

Es la primera vez que escribo cosas así y les juro que hasta yo llegué a llorar, pobre Venti. :(