extra; galletas de fresa

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calor de verano, piernas entrelazadas, manos tímidas que no saben donde quedarse. vacaciones y un fin de semana en casa de taehyung, un sueño para jungkook

ni siquiera podía distinguir el ruido de la televisión que estaba de fondo porque estaba sumamente nervioso, tenía a su novio medio recostado sobre él, repartiendo pequeños besos en su rostro, y el pelinegro no sabía ni donde esconderse. 

evidentemente tras un par meses, su relación había cambiado drásticamente. estar con jungkook >de esa manera<, hizo que taehyung se replanteara muchas cosas en su vida, le hizo pensar en todas las cosas que había evitado hacer por pensar en el qué dirán, porque así es como había sido educado en la infancia. ni siquiera su madre había podido hacerlo cambiar de opinión al respecto, no hasta que llegó jungkook (de manera romántica) a la vida del antes castaño. antes, porque por fin había cumplido su sueño de teñirse el cabello de azul. al principio estaba un poco tímido al respecto, pero tras una larga sesión de besos con su novio, se vio convencido de que se veía increíble. y ahora no podía estar más contento. usaba la ropa que quería y se había vuelto un poquitín menos retraído, solo un poquitín.

pero sin duda, el mayor cambio de taehyung lo había vivido jungkook en carne propia, pues tenía que ver con su relación de pareja.

el pelinegro no conocía ese lado suyo propio, el que podía ponerse tímido tan rápido, y taehyung era el único con el privilegio de verlo así, porque es el único que podía provocarlo.

─mi papá sacó una nueva receta de galletas, son de fresa.

había sido una sutil manera de intentar detener a taehyung de lo que sea que estuviera pretendiendo, una distracción de la inquietud en sus manos, no quería que el peliazul notara que estaba tan nervioso, y era bueno disimulando.

─¿uhum? ¿y sabes hacerla?

mientras tanto taehyung estaba jugando sus cartas de manera precisa e inteligente, manos acariciando el cabello negro de jungkook, bajando por su nuca y subiendo de nuevo. su pecho rozando el contrario, y pequeños pero minuciosamente intencionados besos en su rostro.

─si

un beso en la mejilla, en la sien, en la nariz, en el pómulo, uno en los labios. las mariposas revolotearon en el interior de ambos.

─deberíamos hacerlas mañana.

─tae...

─¿mh?

─estamos en tu casa, si sigues haciendo eso...

─¿qué cosa, ggukie?─ dice fingiendo inocencia, sonríe sin poder evitarlo y jungkook sonríe junto a él.

─tú lo sabes bien.

─¿darte besos? solo son besos. ¿no quieres?

─no son solo besos y lo sabes.─ están tan cerca que sienten la respiración del otro en la piel, jungkook intenta remarcar la cercanía acariciandole la espalda, pero taehyung lo ignora un poco.

─¿y qué son entonces?

el pelinegro suspira y lo mira, como obviando que no cree en la inocencia de sus actos. ─yo solo te recuerdo que estamos en tu casa y tu mamá puede entrar en cualquier momento.

─está bien, no estamos haciendo algo malo.─ sonríe de nuevo y se acomoda mejor sobre su novio. jungkook se alarma y trata de incorporarse en la cama, pero solo provoca que taehyung se acomode a horcajadas de él.

─tae, espera...

el peliazul lo ignora divertido antes de abrazarle por el cuello y juntar sus labios. esta vez sin sutileza, va directo a lo que quiere de él. 

blush ✧ gguktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora