Unforgivable Slip

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Las puertas de la mansión se abrieron mientras la esbelta figura de una joven se aproximaba a la sala principal donde lo primero que captaba la vista era un dorado trono donde reposaba, sonriente, el dueño de aquel recinto: Cherrubim Venomania, actualmente conocido como el Duque Sateriasis Venomania, quien esperaba a la recién llegada.


Elluka Clockworker, la mujer que estaba metiendo sus narices donde no debía, a quien Irina había recomendado que encantara para deshacerse de esa piedra en el zapato.


Tal vez ella sería la que finalmente volviera a "alegrar" sus días luego de encontrarse estancado en la monotonía que su harem se había transformado.


El hombre se levantó de su posición, aproximándose a la dama, que al notarlo mostro una sonrisa. Y por alguna razón, aquello le pareció extraño, mas decidió no comentarlo y en su lugar solo tomo la mano de la mujer, inclinándose para postrar un beso sobre la palma.

Las mejillas enrojecieron.

Y con ello una nueva alerta creció en la cabeza del duque.


¿Realmente esta era la enemiga de Irina? ¿No estaba reaccionando como cualquier mujer actuaria? ¿Cómo Irina siquiera la consideraría como un digno rival?


Si bien las alertas se encendieron en su cabeza, su rostro se mantuvo ilegible, la sonrisa galante junto al porte de nobleza nunca desaparecieron.


La mujer se encontraba embelesada luego de que Venomania ejerciera su "poder" sobre ella ("¿O había ocurrido antes?") tomándola de la cintura, la acerco contra su cuerpo, listo para llevarla al sótano donde sería su nuevo hogar.


Ambos se adentraron aún más en la mansión, caminando por los largos pasillos, la tela de sus ropas rozándose por la cercanía.


La mujer mantenía la cabeza baja dejándose guiar por el hombre, quien por el rabillo del ojo podía observar la hermosa sonrisa en el rostro de la rubia, que apreciaba la hermosa nueva compañía quién deslizaba su mano libre por la tela del vestido.

Y...


── Oh, querida. ──

Sateriasis sonreía, relamiéndose al ver el rostro de sorpresa de "Elluka" al tener su brazo atrapado, el sonido de la daga cayendo al suelo de manera estruendosa.


── Creó que esto no estaba en tus planes, ¿No es así, Clockworker? No... ── La mano libre del Duque se deslizó por el rostro de la fémina, quién tembló ante el tacto, y rápidamente se deshizo de los rubios cabellos que ocultaban la verdadera cabellera del intruso. ── ¿Quién eres tú, querido? ──


Los dedos de Venomania se ajustaron a la mandíbula de Crim, quién apenas estaba procesando lo que acababa de ocurrir, apretando y obligando al de cabellos azulados a observarlo directamente a los ojos.


── Responde. ──


Apretó sus dedos, ganándose un pequeño quejido y gruñido de parte del intentó de asesinó.


── ¿Acaso eres tan idiota para intentar engañarme? ──. Otro gruñido de parte del mas bajó, quien apartó rápidamente la mirada y buscaba liberarse del agarre ejercido por el gobernante de la mansión, por lo cuál el Sateriasis no dudó en acorralar al joven contra una pared cercana y obstaculizando cualquier vía de escape con su cuerpo. ── ¿O sólo querías unirte a mi harem? ──


Al decir eso, el peliazul abrió los ojos con sorpresa y asco, ¿Realmente acababa de insinuar el secuestrador de su prometida y muchas mujeres del país qué si él, quien venía a liberar a las jóvenes atrapadas, quería unirse a ese burdel que había montado?


── Eso explicaría el vestido. Y debo admitir que tienes una cara bonita, tal vez podrías convertirte en una de mis.... ── Venomania fue interrumpido finalmente por aquel hombre de azul, indignado por la mera insinuación de que por propia voluntad desearía unirse a ese absurdo.


── He venido en busca de mi prometida que está bajó tu hechizo, demonio. ── La audacia de aquel intruso hizo sonreír al duque. ── Ella, además del resto de damas que han caído en tus garras, deben ser liberadas de éste encierro en el que las tienes. ──


Venomania soltó una risa, escandalosa y divertida, confundiendo al noble Karchess Crim quién miraba con odio al proclamado demonio de la lujuria.


── Oh, querido. ¿Realmente pensaste que tú sólo podrías hacer eso? ── Sateriasis ya tenía al pequeño e ingenuo azulejo contra la pared de aquel pasillo, desarmado y casi temblando en su lugar, no pudo evitar relamerse los labios ante la vista; Él no estaba realmente interesado en los hombres pero el "noble caballero" se veía apetecible: La rabia en sus ojos, el rubor furioso en sus pómulos blancos, el largo vestido azulado que delineaba una figura casi femenina gracias al corsé. El peliazul sería su única excepción. ── Pobre, pobre azulejo pensando que podía volar sin miedo a ser capturado por un rapaz capaz de cenarlo de un mordisco. ──


Antes de que articulará un reclamó, el Duque se aventuró a la piel expuesta, sus labios reclamando el níveo cuello con un beso. Una mordida posterior que avivó la lucha del azulejo por sobrevivir, intentando patear y forcejear inútilmente mientras el demonio dejaba su marca en el cuello del caballero. Venomania se alejó brevemente, observando su obra rojiza en el lienzo que era aquel peliazul, deslizándose entre besos hasta el oído del intentó de héroe.


── Mi pequeño azulejo, vas a conocer que le ocurren a aquellos que intenten oponerse a mi. ──


Mientras tanto en la ciudad, un nuevo cartel de "desaparición" se estaba colgando en las paredes, la peculiaridad de este es que no se trataba de una nueva dama desapareciendo sin dejar rastro.

Ahora la foto del conde y futuro rey de Marlon estaba decorando las calles.


In the hands of the devilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora