Naruto en All of Us Are Dead

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Capitulo prólogo

El silencio era absoluto. Todo lo que quedaba era oscuridad. Naruto flotaba en ese vacío, incapaz de sentir su cuerpo, con sus pensamientos atrapados en una espiral de culpa y frustración. Había fallado.

Las imágenes de su derrota se repetían una y otra vez en su mente: el rugido de la Diez Colas resonando en el campo de batalla, el rostro de Kurama desvaneciéndose mientras los bijūs eran arrancados de su cuerpo, y su propia voz ahogada en un susurro.

-Kurama... lo siento...

El frío lo envolvía. No había más calor, ni vida, ni sueños por cumplir. Apenas pudo pensar cuando sintió que algo cambiaba.

El vacío tembló.

De pronto, una luz suave comenzó a abrirse paso entre las sombras. Frente a él, una figura se materializó, irradiando serenidad y poder ancestral. Un hombre de cabellos largos y blancos, con un manto marcado por los símbolos del yin y el yang. Sus ojos, uno de ellos un Rinnegan, lo miraban con calma infinita.

-Uzumaki Naruto... -dijo la voz grave y sabia.
El sonido resonó como un trueno en el abismo, llenándolo todo. Naruto alzó la mirada, su corazón latiendo con asombro.

-¿Quién eres tú?

El hombre inclinó la cabeza.

-Soy Hagoromo Ōtsutsuki, conocido por algunos como el Sabio de los Seis Caminos.

Naruto se quedó sin aliento. Había escuchado historias, pero nunca pensó que podría encontrarse con el legendario creador del ninjutsu. Una mezcla de confusión y esperanza lo llenó.

-Entonces... -trató de hablar, su voz quebrada. ¿Estoy muerto?

Hagoromo asintió con un gesto solemne.

-Sí... y no. -Alzó su mano, y de su palma brotó una luz dorada que se extendió como un hilo delgado, serpenteando en el aire-. Permíteme mostrarte algo.

La oscuridad alrededor de ellos comenzó a transformarse. Una vasta red de líneas luminosas apareció, extendiéndose hacia el infinito como un intrincado mapa del destino. Algunas de esas líneas fluían con fuerza, perfectas y brillantes. Pero otras ramas
estaban quebradas, desmoronandose en fragmentos de luz que se desvanecían.

Naruto observó, boquiabierto.

-¿Qué es esto...?

Hagoromo dejó escapar un suspiro, cargado de siglos de sabiduría y pena.

-Esto, Naruto, es la sagrada línea del tiempo. Aquí se tejen todos los hilos del destino, cada elección, cada acción... cada vida. Tú pertenecías a esta rama. -Señaló una línea que temblaba, a punto de desaparecer.

Naruto siguió la línea con la mirada. La vio fragmentarse, romperse, borrándose lentamente del flujo del tiempo. Su pecho se contrajo con angustia.

-¿Por qué está desapareciendo?

-Porque fue un desvío... una realidad que no debía existir. -Hagoromo agitó su mano, y las imágenes comenzaron a surgir alrededor de ellos, como espejos mostrando los momentos que definieron esa línea rota.

Naruto vio la Cuarta Gran Guerra Ninja desdoblarse. Vio el momento en que se enfrentó a Obito Uchiha... pero, en esta
versión de los eventos, sus palabras no alcanzaron el corazón del hombre perdido en la oscuridad. Obito no se redimió. La esperanza nunca floreció.

Las imágenes continuaron. Naruto se vio a sí mismo atrapado en la desesperación mientras los bijūs eran sellados de nuevo. Sin la ayuda de Obito, Madara se alzó con el poder absoluto. Kaguya regresó, y no hubo nadie para detenerla.

Finalmente, vio su propia muerte: solo, sin amigos ni familia, su cuerpo cayendo sobre un suelo ensangrentado.

Naruto sintió que el aire lo abandonaba.

-Yo... morí... -murmuró, su voz temblando.

-Sí-confirmó Hagoromo, con una tristeza serena-. Sin tu luz, el mundo se sumió en la oscuridad.

Naruto cerró los ojos, las lágrimas quemando su rostro.

-¿Por qué...? ¿Por qué me dejaste fallar?

-Porque incluso el tiempo tiene sus leyes. El sabio extendió la mano de nuevo, y la línea rota se desvaneció completamente-. Esta rama no debía existir. Pero... no todo está perdido.

Naruto miró al sabio, sus ojos llenos de preguntas.

-¿Qué quieres decir?

Hagoromo señaló la línea principal, la que brillaba con intensidad dorada.

-Observa. Aquí está el flujo del tiempo como debía ser.

Naruto vio las imágenes desplegarse. Se vio a sí mismo enfrentando a Obito una vez más, pero esta vez, su voz lo alcanzó. Vio la transformación del enemigo en aliado, la liberación de los bijūs, y la batalla final contra Kaguya su batalla contra sasuke y como por logró que regresará ah konoha y su boda con hinata

Luego, los eventos avanzaron más allá. Lo vio convertirse en Hokage, sosteniendo a Boruto y Himawari en sus brazos. Vio cómo la paz que tanto había soñado se convertía en realidad, aunque no sin nuevos desafíos. Kawaki, Code... y los momentos que todavía estaban por venir.

Naruto sintió que su pecho se llenaba de algo cálido.

-Ellos... siguen adelante. Todo lo que protegí... aún existe.

-Sí. -Hagoromo puso una mano sobre su hombro-. Gracias a la versión de ti mismo que logró triunfar.

Naruto apretó los dientes, su voz cargada de emoción.

-Entonces, ¿qué me sucede a mí?

El sabio le sonrió, una expresión de infinita comprensión.

-Tienes una última elección, Naruto. Puedes aceptar tu destino aquí, como parte del flujo eterno... o puedes renacer en un mundo nuevo, libre de guerras y de chakra, donde tendrás una nueva oportunidad de encontrar paz.

Naruto miró la línea dorada por última vez.

Las lágrimas seguían cayendo, pero su corazón estaba firme.

-Si ellos están a salvo... si su paz sigue viva...

Una sonrisa tranquila, pura y llena de aceptación, iluminó su rostro.

-Acepto.

El espacio se llenó de luz, y Naruto sintió cómo su cuerpo se disolvía en millones de partículas, regresando al cosmos del que había venido.

"Nos veremos de nuevo... en otro lugar."

NARUTO EN ESTAMOS MUERTOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora