nana_ 7 AM

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serojirou

tren / pintura / libros

(AU universidad)


Hay multas de hasta un millón de yenes por rayar el mobiliario urbano.

Si Jirou lo sabe no es porque se haya estudiado a conciencia el código de conducta en el transporte público, sino porque con 15 años la descubrieron pintando un graffiti cerca de su escuela, y el policía estuvo dos horas detallándole todos los posibles castigos antes de soltarla por su cara de buena estudiante. A veces ser pequeña y tímida sirve de algo.

Jirou no es una estudiante perfecta ni, desde hace tiempo, una adolescente de 15 años, pero todavía menos es una delatora. Lo que ese pelinegro al otro lado del vagón esté garabateando en su asiento no es asunto suyo.

Tal vez tiene algo de curiosidad por el dibujo, pero esa es una cuestión distinta. No es su culpa, además. Está aburrida. El trayecto rutinario de Matsudo a Tokyo consiste en media hora de tren todas las mañanas, y lo de ser eficiente y releer los apuntes de camino a la universidad no le duró más de una semana. ¿Ha dicho ya que no es una estudiante perfecta?

...

Lo primero que hace al subir al tren es comprobar con un vistazo que el chico está sentado donde siempre. Lo segundo es deslizarse hasta su asiento predilecto — el de enfrente del pelinegro.

No es tan tonta como para que no sea un movimiento discreto. Las dos filas de asientos se alinean opuestas a lo largo del vagón, y a menudo los salarymen y demás pasajeros malhumorados que viajan de pie entre ellos forman un muro que consigue ocultar al pelinegro.

No es muy grave. De todos modos, a Jirou ese chico la trae sin cuidado. Sólo es curiosidad.

...

Siempre está ahí cuando ella entra. Debe de subirse en una parada antes que ella — ¿por Kashiwa, tal vez? —, pero bajan en la misma. Ojalá algún día se equivocara de estación y se fuera, y así Jirou podría acercarse al asiento y ver qué estaba dibujando.

Algo bastante elaborado, seguramente. El chico no avanza muy rápido, pero cada día, como un ritual, espera a que el tren pase por Mikawashima y saca de su mochila deshecha un rotulador negro. Luego se mueve unos centímetros hacia un lado y prosigue su trabajo sobre el asiento del tren. Repasa trazos. Añade algún detalle en las esquinas. La tinta chirría casi inaudible sobre el plástico.

...

Tiene la expresión cansada de todos los universitarios. Un flequillo recto, pero que parece asimétrico cuando ladea la cabeza para garabatear junto a su pierna. Unas ojeras que oscurecen progresivamente de lunes a viernes hasta desaparecer durante el fin de semana. No es hasta que se fija en estas cosas cuando Jirou se da cuenta de que todavía no había despegado la vista de sus manos. También tiene un piercing en el labio.

En ocasiones sus miradas se cruzan. Él posa en ella un vistazo analítico, la observa de reojo un momento, y sigue dibujando. Jirou sube el volumen de sus auriculares y se gira con decisión hacia la ventana.

...

Sigue estudiándolo. Estudiándolo. Lo de mirar a secas se ha quedado corto.

Pasear la vista es uno de esos hábitos de infancia de los que Jirou no se ha desprendido. Siempre ha sido introvertida; de niña pasaba el rato contemplando a la gente.

Aquí también. Jirou se sienta, deja la mochila sobre sus rodillas, enciende la música. Deja errar sus ojos. Ve los susurros entre dos rubios al fondo del vagón; ve las pancartas de esquinas arrancadas en el techo del tren; ve el paisaje transformarse en líneas horizontales por la ventana y ve el suelo mancharse con las huellas de lluvia que han traído las pisadas. Ve. Pero no mira.

Involuntariamente, siempre acaba volviendo a él. Porque es magnético, porque es fácil mirarlo, o porque, sencillamente, se ha acostumbrado a su presencia tranquila en el centro de todos los planos.

...

Un día no está. El corazón le galopa a Jirou en el pecho.

Hasta que sigue buscando y lo encuentra sentado unos metros más allá de lo normal. La posición habitual del pelinegro, la del graffiti, ha sido ocupada por una señora de porte elegante. Se mantiene muy tiesa, ajena al acto vandálico que duerme bajo su falda y posaderas.

Por respeto tácito hacia ambos, Jirou se instala en el banco opuesto, equidistante del chico y del dibujo.

Cuando le dirige una mirada de empatía, el pelinegro le devuelve una mueca resignada que se convierte en sonrisa. Sabe que sabe que están pensando lo mismo.

...

Hoy ha ocurrido algo inesperado. Está dormido. Jirou ha tardado en estar segura, porque el flequillo le hace sombra en los ojos, pero cuando la cabeza del pelinegro empieza a oscilar suavemente deja de haber duda. Se ha quedado dormido.

Es su oportunidad. Así que guarda los auriculares, se levanta cuando no la vigila nadie, y se pasa al lado opuesto del vagón. Aquí sentada, ya no enfrente del chico sino a su derecha y a pocos centímetros de distancia, es como si viera el mundo desde una perspectiva desconocida.

La luz que entra por aquella ventana es más anaranjada, los edificios que desfilan a lo lejos son distintos. La pintura en el banco de plástico parece ahora tan grande que le quita el aliento.

En esta perspectiva de las cosas tan nueva y tan inversa, Jirou no ve al chico. Se ve a sí misma, dibujada a rotulador negro sobre un asiento de tren con los auriculares puestos y la mirada perdida por la ventana.

No se atreve a comprobar si el pelinegro ha despertado. Mordiéndose el labio para guardarse una sonrisa, Jirou toma aire y saca un rotulador de su propia mochila. Entonces le dedica un último vistazo al retrato y escribe su número de teléfono debajo.

Lo cual está muy mal, porque hay multas de hasta un millón de yenes por rayar el mobiliario urbano.






(próximamente: Sero escribiendo "tkm princesa" en muros aleatorios)

Y... aaaa con esto acaba la week. Gracias de nuevo a Ali_Anxnima por organizarla! No he escrito cosas muy elaboradas porque me daba miedo no acabar a tiempo (como me suele pasar xd) pero ha sido incluso más divertido de lo que esperaba, en especial experimentar con bakukami y serojirou, que no había tocado antes. Espero que algún día en este cóctel de estilos distintos os haya gustado^^

Gracias por leer~

NANA | Bakusquad Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora