Sabía perfectamente que el no era mi hogar, ese calor de sus brazos y la ternura de sus palabras no eran para mí, sonreía por saber que crecería como el y me quedaría con el para siempre como lo habíamos prometido, pero seguiré siendo una niña o una chica de mente infantil o inmadura, el merece el amor, las palabras, el tiempo y la ternura de otra persona, aún piense que no quiere nada más que la dureza, tristeza y locura de una adolescente sin rumbo no es verdad.
Aprendí que tengo que migrar de ese hogar y abandonar lo que quiero aún retener y no soltar. Aprendí que aún quiera seguir y volver con el, mi sueño dónde voy de regreso a abrazarlo con lágrimas en mis ojos cristalinos pidiendo perdón por tardar en llegar a casa... No ocurrirá para mí mala y su mala suerte, el destino nos tiene destinados a encontrarnos, amarnos, distanciarnos, olvidarnos y amar a la persona indicada que nos espera con los brazos abiertos a nuestro nuevo hogar.
Por eso mismo quiero avanzar, para encontrar un hogar o unos brazos que abrazar
R.C