Mía Rough—Ven, Cariño— mi padre me llamó. Le sonreí. Miré su perfil concentrado y relajado, analizando un documento frente a él con una postura imponente, elegante y... muy de mi padre. Se encontraba sentado frente a su escritorio. Lucia concentrado pero suelto. Amaba cuando mi padre era así.
Me acerqué con pasos relajado hasta situarme detrás de su silla. Me incliné sobre su hombro y besé su mejilla.
Tomó mi mano sobre su hombro.
—¿Comerás conmigo?
Su pregunta me sorprendió. Mi padre siempre me invitaba a pasar tiempo con él, aún cuando nos veíamos cada segundo en la empresa. Era estricto cuando se trataba de compartir momentos fuera del trabajo, y las comidas nunca fueron la excepción. De hecho, abiertamente puedo decir que mi afán por las artes culinarias venían de él.
Pero últimamente todas mis invitaciones eran para comer. Eso me hizo pensar en lo irónico de la situación. Aunque, claro, esta vez era distinto, porque de hecho mi padre, hasta ahora, era el hombre de mi vida.
Bueno, junto a mi hermano.
Por supuesto que comer con él sería un placer siempre.
—¿Cómo crees que te diría que no?— volví a besarle en la mejilla. —¿Mamá viene?
—Aun no lo sé, no contesta el teléfono— una arruga se formó entre sus cejas y yo sonreí por eso. Le molestaba varias veces al día cuando no podía localizar a mi madre muy rápido.
—Debe estar en una reunión, papi— razoné. Él asintió.
Me señaló el papel. —¿Leíste esto?
Era un documento sobre uno de nuestros proyectos.
—Sí, lo detallé junto a Brianna. Estamos desglosando cada punto para enviártelo puede que esta tarde.
—Bien. Alguien debe viajar allá a ver todo. Quiero ir yo, pero no sé qué quieres tú. Tu madre no quiere ir. Debe quedarse en una de las sucursales.
Miré el papel. El viaje era a París. Era algo muy importante que se debía hacer. Yo sabía que tenía el tiempo, pero había pensado invertirlo en mi propio proyecto.
—Puedo ir solo, Mía. Solo pregunto por si tienes el deseo de ir.
Asentí.
—Claro que sí, papi. Iré contigo.
Me apretó la mano.
—Amo cuando trabajamos juntos. ¿Me ayudarás a convencer a tu madre para que vaya?
reí. —Hecho, papi. Y también amo trabajar contigo.
Se levantó y, por supuesto, me sobrepasó en altura. Me atrajo a su pecho y lo rodeé con mis brazos. Me gustaba la forma en la que el corazón de mi padre latía en su pecho, siempre calmado, rítmico y... hondo. Era una de las sensaciones que más amaba en el mundo.
Cuando la puerta de su oficina se abrió, la sonrisa de mi madre alumbró el lugar.
—Les juro que amo cuando presencio este momento entre ustedes.
Reí.
—Hola, mamá.
Se acercó. Besó mi frente y se unió al abrazo. —Hola, mi princesa. ¿Comerás con tus padres, verdad?
Mis papás estaban demasiado casados y nadie podía decirme lo contrario.
—De hecho, acababa de aceptar esa cita con mi papá.
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LA ESPECIALIDAD DEL CHEF
RomanceMía Rough es la empresaria del momento, por lo que su presencia en eventos de renombre es muy importante. Zyan Lémieux es un chef francés, apasionado y perfeccionista que está ahora mismo en boca de todos con halagos y críticas a su impecable trabaj...