Capítulo 1.

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Dan.
Después de un largo camino de vuelta a casa, Dan estaba más cansado, era como si hubiese hecho ejercicio por horas, tal vez todo lo que pasaba por su mente lo había dejado agotado, aún sentía ese miedo irracional, ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Era seguro que sus amigos se alejarían y no podía dar crédito a eso, no quería perder a las dos personas más importantes de su vida. Mierda. Todo era una maldita mierda, desde que había comenzado todo lo de Brookline se había vuelto una mierda. Esos pensamientos eran los más claros que podría decir, aunque él sabía que era demasiado obsesivo intentando descubrir todo lo que ocurría, porque aunque no quisiera admitirlo estaba conectado con el director, no sólo por la hipnosis de la profesora Reyes, sino, que sentía que detrás de todo aquello, asomaba su terrible pasado. ¿Por qué se llamaba igual que el director? ¿Por qué podía pensar como él? ¿A caso sus padres biológicos tenían algo que ver? Las preguntas le estaban quemando la cabeza, seguro más tarde tendría un dolor infernal de cabeza y sus pesadillas no ayudarían en nada.
La casa estaba en silencio cuando abrió la puerta, sus padres habían tenido que salir de imprevisto, cosa que no se daba todos los días, de hecho, era más probable que fueran ellos los que abrieran la puerta antes siquiera de poner un pie en la acera, Sandy estaría demasiado preocupada si le dijera que estuvo en New Hampshire, bueno, ni siquiera lo hubiese dejado ir, así que tendría que dar una gran explicación de cómo le fue con Jodan, lo único bueno que agradecía de que no estuvieran ahí, era que en ese momento no tenía ánimos de inventar algo o mentir más, aún seguía viendo como Micah se despedía de él y el cadáver de Lara lo atormentaba. Dos personas muertas y todo por su maldita culpa, si jamás hubiese vuelto nada de aquello habría ocurrido, aunque por una parte ya no tenía que preocuparse de la chiflada profesora Reyes y los Scarlets, pero aún así tenía dudas de que todo hubiese terminado tan simple, murieron dos personas y la profesora se había quemado viva (algo que aún no entendía del todo bien, no sabía como había ocurrido realmente, todo fue tan rápido), él sabía que aún quedaba algo vivo en ese montón de cenizas, más misterios que descubrir, algunos tan aterradores que a veces sería bueno mantener en las cenizas.
Subió las escaleras para llegar a su habitación, no recordaba cuando había comenzado a añorar su casa, de hecho no sentía que pertenecía a ningún lugar, era adoptado y sus padres lo querían, pero nunca había sentido que realmente estaba en casa, era un sentimiento tan difícil y por fin había reconocido aquella casa como suya, porque aunque no lo creyera, así lo era. Abrió la puerta y al entrar dejó sus maletas en la piso para poder sentarse en su cama que parecía llamarlo a gritos para que se acostara, era como si de la noche a la mañana le hubiese entrado un sueño, esa vez no era culpa de sus medicamente, puesto que no había tomado más que en la mañana y ahora ya hacían sobre la mesita de noche donde el reloj marcaba las 5:00 de la tarde, era demasiado temprano como para tomar una siesta, así que decidió prender su celular y para su sorpresa tenía un mensaje de Abby que decía que Cal la había invitado a tomar un helado esa noche y que al parecer su intensión era hablar de Jordan. Wow, ¿De qué tanto se había perdido? Por otro lado tenía un mensaje de Jordan en el cual informaba que había llegado a casa con éxito y que al parecer había conocido a un tipo llamado Scott Eaton. Muchas novedades y él lo único que tenía que contar era que estaba en casa sola con un sueño infernal, una interesante vida para Daniel Crawford, acostado sin hacer nada, debería ponerse contento por sus amigos, pero realmente no tenía ganas ni de formar una sonrisa, estaba demasiado cansado y más aparte aún conservaba el diario del director que aguardaba en el interior de su abrigo, así que decidió quitárselo y dejarlo sobre la silla que estaba frente a la computadora, poniendo un poco de música antes de regresar a la cama, empezó a sonar "Alexithymia" de Anberlin, era una de sus canciones favoritas, decía varias cosas que él sentía en esos últimos meses, no era mucho de estar acostado escuchando música, pero esa su única opción, casi no le gustaba ver la televisión y en esos momentos no tenía la menor intensión de investigar más cosas, ya había pasado por mucho.
En ese momento su celular comenzó a sonar indicando que estaba recibiendo una llamada, algo que era poco usual a menos que se tratara de una emergencia. "Vamos, Dan. No todo lo que pasa es una emergencia", pensó mientras atendía la llamada.
-Hola, Dan-la voz de Abby resonó desde el otro lado del teléfono, se le escuchaba entusiasmada y más tranquila-. Como ya sabes esta noche iré con Cal por un helado y mañana visitaré a la tía Lucy, en cuanto salga para casa te marco y al llegar igual, me he preguntado varias cosas ¿Sabes?-su voz se tornó un poco sombría, debía de estar pensando cosas parecidas a lo que él tenía en mente-. Dan, ya todo acabó, lo sabes ¿Verdad?
La voz de Abby se había tornado un poco dura y a la vez comprensiva, ella más que nadie sabía que para él nada había terminado, pero aún así se esforzó por darle la razón a ella, no quería meterla en más estupideces, no quería saber nada más de Brookline, incluso, tal vez podrían empezar a establecer más su relación, determinar que eran.
-Lo sé y me alegro de ello-intentó no parecer muy duro, realmente no podía creer haber dicho aquello, él sabía que tenía una obsesión con aquel lugar-. Será mejor que me vaya, Abby-no quería irse, pero era lo mejor para él, no quería hablar-, el viaje fue largo y estoy muy cansado.
Sin dar tiempo de que ella contestara, colgó el teléfono y lo arrojó a la pared, estaba molesto y no tenía idea de porque. Todo había terminado para ellos, pero para él no, aún tenía miedo y le aterraba aún más que sus amigos lo dejaran solo. Miró la carta que aún estaba en la mesita de noche, la carta de la madre de Félix, tal vez sería bueno visitar al chico y decirle la palabra clave para ver si así salía del manicomio. Se acostó en la cama con los ojos cerrados, aún pensando en todo lo que había vivido desde el verano anterior y lo que había pasado hace unas noches, más bien horas. Detestaba no poder reprimir aquellos pensamientos tan sofocantes y mientras más pensaba más le dolía la cabeza y al mismo tiempo el sueño se iba apoderando de él, por lo que al final, simplemente se dejó llevar y se quedó dormido, listo para el mar de pesadillas que lo atacarían en cualquier momento.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2015 ⏰

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