1. Mi vida ¿Perfecta?

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Bien, ¡MALDITO DESPERTADOR!, no hace falta que me recuerden que hoy es el primer día de clases, perfecto.

Muy bien empezaré presentándome, soy Ann Howard, tengo 16 años, soy de Wisconsin. Mi familia es algo adinerada, aunque debería decir que les sobra el dinero, sino chequen los estados de cuentas, y voy a ser sincera, no se alarmen si ven un despilfarro de dinero por parte mía y de mi madre.

Llevo toda mi vida estudiando en la secundaria Pride High School, mi vida de ensueño, soy la Ilustre Presidenta de la Comunidad Estudiantil, sí, así de hermoso es mi título, soy porrista, obviamente que capitana, aunque aquí cerca no hay mucha competencia, ganamos y somos las mejores.

Hay que resaltar un punto muy importante, NO tengo novio, no es que nunca haya tenido o que me hayan roto el corazón y ahora soy una despechada, no, esa historia no va conmigo, simplemente después de tener una sarta de novios, me harté, sí, me harté de sus idioteces, caprichos, y etc. de cosas, ahora soy feliz siendo soltera al mil por ciento.

Como comprenderán, para que tenga todos esos cargos y privilegios, tengo que tener una personalidad a millón por ciento, claro que también está mi apariencia, ah sí, bueno... digamos que soy estatura normal, cabello castaño, ojos marrones y bueno... con figura, no por nada voy a gimnasio.
- ¡Señorita Howard! -llamo la sirvienta, sí, tengo sirvienta, bueno es algo así como mi... mi tutora? El punto es que se encarga de mí, ya que mi padre no puede controlarme, según él claro.
La muy imprudente abre la puerta, pasa y... Ahh, auxilio.
- ¿Cuantas veces te he dicho que no hagas eso?- sí, puedo sonar exagerada pero en realidad no lo soy, acaba de abrir las cortinas y maldición, yo odio la luz, soy un vampiro.
Ok, olviden mi último comentario, no soy un vampiro, pero odio los rayos del sol por las mañanas.
- Señorita se le hace tarde- dice con su voz chillona, tiene como cuarenta y su voz es chillona!!
-Definitivamente me siento indispuesta- digo, ah claro olvidé decir que no me deja decir groserías, porque según ella una dama nunca las dice.
Claro que siempre logro decirlas cuando no está por ahí merodeando alrededor de mí.
-Nada de indispuesta, tiene clases y supongo que tiene una campaña que llevar a cabo, ¿verdad?
Ok, ella sí, sabe como animar a alguien, y como recordarte que tienes un duro trabajo por delante.
- Se va levantar o tengo que hacerlo a la fuerza?
- No!- suelto en un instante- no es necesario, ya me estoy levantando, ¿ves?
Puede que la señora tenga cuarenta, pero cuando se lo propone puede ser verdaderamente intimidante, además teniendo las experiencias que yo tengo con ella me entenderían.
- La espero afuera, no olvide salir rápido.
Dice y sin más se va, que se vaya es un alivio inmenso, apenas cierra la puerta tras ella, me tumbo en la cama, siento que no he dormido nada.
- Espero que no esté tumbada en la cama, no querrá que yo entre ¿verdad?
Ah, es una bruja, siempre sabe lo que hago.
Sin otra opción me levanto, cojo lo necesario para una ducha.
Hoy inician, una vez más, las clases de la secundaria y debo brillar como un diamante.



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⏰ Última actualización: Jan 09, 2016 ⏰

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