CALLES DE NUEVA CAPENNA
"¿Qué opinas?" preguntó Elspeth a sus compañeros, sentada en el mismo saliente que había usado para seguir al informante. Era difícil creer que sus pruebas con Xander ya habían sido hace unas semanas. De alguna manera, parecían tanto de ayer como de años pasados.
"Es la sección más tranquila de la ciudad que hemos visto hasta ahora", admitió Vivien.
"¿Giada?"
La joven parecía cansada hasta los huesos, por lo que Elspeth no se sorprendió en lo más mínimo cuando dijo: "Creo que quedarme aquí es una buena idea".
"Cuida de Giada. Yo haré una inspección rápida del perímetro", ofreció Vivien.
"Gracias." Elspeth señaló el costado del edificio. "Los mapaches estaban en el callejón adyacente; estén atentos".
Vivien saltó de la cornisa y descendió a la noche oscura. Continuó impresionando a Elspeth. Cada movimiento era seguro y deliberado. Aunque New Capenna también era nueva para ella, caminaba como si fuera dueña de cada pedazo de vidrio y cemento sin parecer jactanciosa ni orgullosa. Se había adaptado a la ciudad mejor que Elspeth en lo que parecía ser la misma cantidad de tiempo, a pesar de que se suponía que era el hogar de Elspeth.
"Elspeth". Giada rompió el silencio, salvando a Elspeth de dudas y confusión personal.
"¿Sí?" Cuando Giada no habló de inmediato, Elspeth volvió la mirada hacia ella. Giada estaba tendida en el saliente, con las manos cruzadas bajo la barbilla, mordiéndose el labio inferior entre los dientes. Elspeth había sentido ese nivel de incertidumbre antes y colocó su palma suavemente entre los hombros de la adolescente para ofrecerle algo de consuelo. Giada siguió mirando más allá del brumoso horizonte de New Capenna.
"Estoy asustado."
"¿De qué tienes miedo?" Elspeth podía pensar en varios miles de razones para que Giada tuviera miedo. Pero ella quería saber cuál de ellos pesaba sobre sus pequeños hombros.
"¿Qué pasa si no soy suficiente?"
"¿Suficiente de qué?" Elspeth empujó suavemente.
"¿Qué pasa si no puedo ayudar a Nueva Capenna? ¿Puede mi magia realmente ser suficiente? ¿Qué sucede si , cuando , se acaba?" Giada negó con la cabeza. "No sé cuánto más tengo para dar, y realmente no sé si marcará una diferencia si lo intento. Esta ciudad es tan. . .roto."
Las palabras salieron como una ráfaga de aire. Como si, en algún lugar dentro de Giada, una presa se rompiera y estas preguntas que la habían estado comiendo lentamente desde adentro ahora encontraran un momento libre para liberarse. Elspeth escuchó atentamente las preguntas desgarradoras de su compañero. Cada pregunta coloreaba una de sus interacciones pasadas con una nueva luz, la contaminaba con una sombra de miedo que Elspeth había visto en Giada pero que nunca había entendido hasta este momento.
Se había puesto tanto sobre los hombros de Giada, sin darle autonomía ni crédito. Los Cabaretti, las familias, el Adversario, todos la vieron como una solución a sus problemas, una herramienta. La exprimirían hasta dejarla seca por su solución barata al menguante suministro de Halo hasta que no hubiera más sangre en sus venas, médula en sus huesos o magia en su alma, y lo harían sin pensarlo dos veces por su bienestar.
Elspeth debería haber hecho mucho más por Giada mucho antes.
Giada volvió la mirada hacia Elspeth, que buscaba respuestas que no sabía si podría dar. Se preguntó si así se sentía Ajani todas aquellas veces que había acudido a él en busca de respuestas que, en el fondo, sabía que él no tenía. Se preguntó si Giada estaría resentida con ella por su respuesta tanto como ella había resentido a su querida amiga en aquellos momentos de antaño.
