A la mañana siguiente, te despertaste un poco tarde, con la sensación de una mirada fija sobre ti. Abriste los ojos lentamente y viste a Ash observándote embobado. Cuando lo miraste directamente, cerró los ojos rápidamente, fingiendo dormir.
—¿Qué? ¿No dormiste? —le preguntaste, confundida.
—¿Qué? No, sí dormí —respondió apresuradamente.
—Entonces, ¿por qué estabas viéndome?
—Anoche ya te dije por qué —contestó, esquivando la pregunta.
Desde el otro lado de la puerta, escuchaste la voz de Fez:
—¿Y cuál es la razón?
Ash se levantó de golpe.
—¡¿Por qué demonios estabas espiándonos, Fez?!
—Sí, ¿por qué? —le preguntaste tú, curiosa.
Fez sonrió, apoyándose contra el marco de la puerta.
—Porque a los tortolitos no se les descubre solos.
—¿Qué? —preguntaste tú, arqueando una ceja.
—Exacto, ¿qué carajos acabas de decir? —añadió Ash, visiblemente molesto.
—Que, ¿cómo iba a descubrir que sois algo si no os espío? —dijo Fez con descaro.
Ash bufó, bajó rápidamente las escaleras, y se plantó frente a su hermano.
—Lu y yo no somos nada —declaró, firme.
Sin embargo, murmuró por lo bajo:
—De momento.
Fez no dejó pasar el comentario y te llamó. Bajaste las escaleras con curiosidad, y Fez se inclinó hacia ti para susurrarte:
—Ash dijo que "de momento".
—¿Y qué pasa con eso? —preguntaste con indiferencia.
—Que a Ash le gustaría que fueras su novia —dijo Fez con una sonrisa pícara.
En ese momento, Ash apareció de nuevo.
—¿Yo qué? Acabo de oír mi nombre. ¿De qué habláis?
—Nada, nada —respondiste apresuradamente.
—Eso espero —murmuró Ash.
Te sentaste a su lado para desayunar un bowl de cereales. Mientras comías, sentiste una mano sobre tu pierna. Bajaste la mirada y, efectivamente, era Ash. Se inclinó hacia tu oído y susurró:
—Dime qué te dijo Fez.
—No —respondiste, desafiante.
—¿O prefieres las consecuencias? —dijo, mientras subía y bajaba la mano por tu pierna.
—Me dan igual las consecuencias —contestaste con aire despreocupado.
Ash sonrió de medio lado.
—Si me estás retando, haces mal.
Fez se despidió desde la entrada:
—Bueno, chicos, me voy a la tienda. ¡Chao!
—Chao —respondieron ambos.
Al terminar tu desayuno, subiste al cuarto de Ash a buscar algo de ropa. Cuando saliste, él estaba apoyado en el marco de la puerta del baño, observándote con una sonrisa ladina.
—Cuando quieras, te hago pagar las consecuencias. A mí no se me olvida nada —dijo con un tono juguetón.
—Mejor dicho, cuando tú quieras —le respondiste, pasándole por debajo del brazo.
—¿Y... de quién es esa ropa? Me parece familiar.
—Empieza por "A" y termina por "shtray". Aunque, sinceramente, a ese tal Ashtray le queda mejor.
—Ya lo sé —respondió, orgulloso.
Bajaste al sofá y encendiste Netflix.
—¡Ash, vamos a ver una peli! —gritaste emocionada.
—Shhh, no grites, que estoy aquí —dijo desde detrás de ti. Giraste la cabeza y lo viste sin camiseta, con una toalla atada a la cintura, recién salido de la ducha. Te quedaste embobada observando su abdomen marcado.
—¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? —preguntó divertido.
Le hiciste un gesto ambiguo con los hombros. Minutos después, ya vestido, Ash se unió a ti en el sofá. Pusiste A través de mi ventana. Cuando llegó una escena intensa, Ash comentó:
—Buen momento para las consecuencias.
—¿Como cuál? —preguntaste, sin apartar la vista de la pantalla.
—Esta —respondió.
De repente, se inclinó y te besó apasionadamente. Sus labios bajaron hacia tu cuello y luego regresaron a los tuyos. Atrapada por el momento, empezaste a besarle el cuello, pero un sonido estridente interrumpió la escena.
DING DONG
—Mierda, ¿tengo chupetones? —preguntó Ash apresuradamente.
Negaste con la cabeza, intentando disimular.
Ash fue a abrir la puerta.
—¿Quién mierda...? Oh, hola, Fezco...
—¿Interrumpo algo? Baja esos humos y ahórralos para Lu. ¡Ups, hola, Lu! —saludó Fez con una sonrisa.
Rápidamente apagaste la tele, incómoda.
—Pensaba que ya te habías ido...
—Sí, sí, justamente lo iba a hacer —dijiste, lanzando una mirada furtiva a Ash.
Fez os miró, sospechando.
—¿Me perdí algo mientras no estaba?
Ambos respondieron al unísono:
—¡No, absolutamente nada!
Fez los miró de reojo.
—Vale, vale, tranquilos, tortolitos...
Subiste a buscar tu bolso, te despediste de Fez con un abrazo y le diste un beso en la mejilla a Ash. Fez te miró sorprendido.
—Ash, ¿seguro que no me perdí nada?
—Seguro —respondió Ash con una sonrisilla.
(Piensa Ash): ¡Me dio un beso! Bueno, en la mejilla... pero antes la besé en los labios. ¡Gol! ¡Gol! ¡Gol!
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𝐋𝐚 𝐦𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫
Ciencia FicciónAshtray no creía en el amor, pensaba que las mujeres solo valían para follar y luego tirarlas como si no sirviesen para otra cosa -iuhg ¿Porque me iba a enamorar de TI? Lu al contrario, tenía esperanzas en el amor. Ella había tenido muchos novios, p...