Tres reglas:
1) Nadie puede descubrir nuestro secreto.
2) Sumiso.
3) No podemos enamorarnos.
➩Se prohíbe reproducción total o adaptación de esta obra.
➪Se recomienda que este es fic para mayores de 18 años, ya que contiene escenas de sexo.
➩Est...
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Siento como la lengua de Kenny, recorre con precisión en saborear esa textura cremosa y untuosa que embarduno propiamente en el estómago, al subirme un poco la camiseta que llevo puesta en estos momentos, no podía encontrar una palabra exacta que definiera a lo que estaba sintiendo, a este sabor extraño que a él le dió por utilizar la crema fraiche de mi papá como estimulante sexual a su fantasía loca y obsesiva que se moría de las ganas si no cedía a su capricho de hacerme una sesión de masaje, partiendo del abdomen hacia abajo.
De todas formas, no quería mencionar nada al respecto, solo sé que varios gruñidos salían de mi boca; mientras que mis manos alcanzaron a tirar algunos mechones de su cabello que tanto me gustaba mirarle, cuando se bajaba la capucha.
—¡Mmmph! —replicó.
—¿Qué pasa?
—Nada. Pásame el frasco.
Asentí a lo que él me dijo.
Bajé la mirada y ví que sus ojos de azul celeste se enfocaron en como iba a disfrutar mi zona íntima endurecida por el ardor que sentía, exigiendo liberarse de esas prendas molestas que lo aprisionaban de su deseo.
No sé, en que diablos pensaba.
—Ugh!! ~Ke~nny... ¿Q-ué espe~ras? —reclamé excitado al acariciarme el miembro por encima, pidiéndome a gritos que el contrario lo atendiera como fuera en esos segundos de prioridad.
«¡¡Conformista!!»
—¡¡Nooo... Marshmallow!! —exclamó al darme un golpesito en las manos para que las retirara—. Deja que ese placer lo disfruté despacio en mi paladar —agregó con una sonrisa pícara.
—Entonces, hazlo.
De inmediato, nuevamente él abre el frasco y me baja el jean junto con el bóxer de color azul oscuro que visto en estos instantes de un solo jalón hacia la mitad de las piernas, coge lo que alcanza dentro de sus dedos y lo frota en mi zona con un movimiento agitado y constante que hicieron vociferar mis gemidos, sin que nadie escuchará la excitante melodía que hacía con mis labios al pronunciar el nombre de Kenny entrecortado.
El mayor me mira queriendo grabar en cámara lenta mi reacción tan exótica, seguramente tuve que haberme visto muy tonto o muy gay, al verlo que no demora en soltar una risita toda estúpida en favor a lo que hice anteriormente. Sin duda, mis mejillas se sonrojaron de la vergüenza que me hizo sentir.
Sin embargo, él sigue en lo suyo omitiendo algún tipo de comentario que lo hicieran disuadir de su misión desvistiéndome por completo la parte de abajo, tirando hacia varios lados de la cama esa incomodidad que no lo dejaban acomodar bien la cabeza en medio de las piernas, para introducir lentamente mi miembro en su cavidad bucal con la idea de jugar con él por un buen rato, ladeando su cabeza de un lado para otro, entrecerrando sus ojos con el objetivo de no perderse ninguna reacción que yo realice con algún gesto de satisfacción y placer, manifestándose en mi rostro.
