— ¿Ya?— preguntó Riki por milésima vez a su madre.
— Aún no, cariño, Solo dame cinco minutos más.
Riki suspiró y tiró su cabecita hacía atrás.
— ¿Ya?
— No, aún no.
Pasaron otros largos y eternos segundos.
— ¿Ya?
— Bebé, estoy segura de que Sunnie no se irá a ningún lado, ya casi lo puedes ver.
— ¡Pero mami!
— Solo dame cinco minutos.
Riki bufó.
— ¿Ya?
Akemi suspiro y terminó de teclear en su computadora para mirar a su hijo.
El chillido del pequeño le hizo sonreír y su mano fue tomada para salir rápidamente de la casa.
— Mami, ¿me veo bien?— preguntó mientras se acomodaba su pequeño pantaloncito café.
— Tú siempre te ves muy bien, bebé.
— Es que quiero verme muy bien para Sunnie— susurró nervioso—. Mami, ¿mañana le podemos hornear galletas de chocolate?
— Primero espera a verlo hoy y luego haces planes para mañana— carcajeó Akemi llegando a la casa de su vecina y mejor amiga.
Chaeyoung abrió la puerta de su hogar con una sonrisa. — Hola Riki, ¿viernes a ver a Sunnie?
El pequeño asintió emocionado.
— Él está arriba, sube con cuidado las escaleras.
Sin esperar más, corrió rumbo al cuarto de su amigo emocionado. Abrió la puerta despacio y se encontro con un pequeño pelinegro escribiendo concentrado en su libreta
— ¡Sunnie!
El niño salto en su lugar asustado y luego miró molesto a Riki.
— ¡Me hiciste hacer mal mi tarea!
— Sunnie, es viernes, hoy nadie hace tarea— explicó muy inteligentemente.
— Eso lo dices tú porque eres desobligado, pero yo no.
Riki frunció el ceño. — ¿Qué es desobligado?
Sunoo solía decir muchas palabras que él no entendía.
— Olvídalo, ¿qué haces aqui?
— Pues vine a verte— obvió—, te extrañé mucho.
— Nos vimos hoy en la mañana— respondió levantándose de su asiento y sentándose en su cama.
— ¡Lo sé! Pero te extrañé mucho.
El pequeño se tiró sobre la cama de su amigo, poniéndose sobre el y dejando besitos sonoros por toda su cara.
— ¡Ya basta, mocoso!
Riki sonrió. — Soy mayor que tú.
— Eres un mocoso.
Riki sonrió mientras miraba sus cejitas fruncidas y sus cacheteando rellenos.
— Te quiero mucho mucho— confesó como el mayor secreto de todos.
— Me lo dices diario— respondió gruñón empujando a Riki y saltando de la cama—, y no te acuestes en mi cama.
Riki puchereó, aunque Sunoo siempre lo trataba mal él aún conservaba la esperanza de que su "te quiero" sea correspondido.
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𝘭𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘨𝘳𝘶𝘮𝘱𝘺
Fanfiction𝙎𝙐𝙉𝙆𝙄 || Un pequeño Riki enamorado de un gruñón Sunoo. ★ ¡Adaptación permitida! © yangysi