La ninfa que se enamoro de un humano

Capítulo III

Las ninfas se encargan de seguir las reglas de los dioses, un pensamiento que los humanos solían utilizar cuando se mencionaba a las ninfas.
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Estaba molesta, el bosque lo sabía. Cruzo sus brazos y golpeo sus pies contra el suelo, nada estaba bien, las palabras del tal Neji realmente la habían afectado. Después de unos minutos se dirigió hacia el estanque decidida a pensar en una manera para demostrarle a ese arrogante que las ninfas si existen. Se sento en una roca plana en la orilla del rio, metiendo sus pies en el agua y jugueteando con esta. Podría asustarlo durante la noche, tal vez llamando su nombre entre susurros y alejándolo de sus acompañantes. En el pasado había escuchado a un par de mujeres que cruzaban por el bosque hablando que la mejor manera de que un hombre acepte algunas cosas es asustándolos.

Se levanto de la roca, con los pies aún en el agua, con una sonrisa en su rostro, ya tenía un plan para vengarse de las palabras de Neji.

Jugueteo un rato con los ciervos olvidándose completamente de su plan. Cuando la luna comenzo a mostrarse en el cielo y las estrellas a hacer presencia fue en dirección al lugar donde descansaba, una cama con diferentes tipos de flores, en lo más profundo del bosque.

Con mucha delicadeza se dejo caer sobre la cama de flores y con su vista en el cielo conto las estrellas que iluminaban el cielo, mientras el ruido de los animales nocturnos hacían compañía a su conteo.

Se acurruco sintiendo la soledad en el fondo de su alma. No prestaba mucha atención a lo sola que se sentía durante el día, pero cuando la noche llegaba las cosas cambian. Su mente divagaba en algunas cosas. Había momentos en la noche en las que incluso envidiaba a los humanos.

Cuando estaba a punto de volver a divagar sobre lo sola que se encontraba su plan cruzo por su mente. La media noche estaba por llegar, la hora perfecta para realizar su plan.

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