Capítulo 1.La familia.

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Nannerl.

Cuando era niña, papá y mamá solían contarme muchos cuentos. Mi hermano y yo jugábamos a que éramos héroes como los de las historias y siempre salvábamos al mundo, con los años dejamos de hacerlo, pero estoy segura de que el nunca olvido esas historias, porque yo nunca lo hice.

Hoy deseo más que nada que sean reales.

Siempre he sido una fan del cine, amo ver películas musicales con Wolfgang, mi hermanito, pero en secreto disfruto mucho más las películas de terror.

Nunca pensé que estaría atrapada en una película de zombis.

Cerré los ojos sin querer levantarme de mi cama, seguramente en el primer piso se estaba desatando el infierno y no quería ser parte de él. Intente imaginar que Wolffie estaba conmigo, pero la triste verdad era otra. Mi hermano no volvió ayer a casa.

Di un largo suspiro para deshacerme de mi ansiedad. Wolfgang era un chico listo, seguro estaba escondido en algún rincón de la ciudad, esperando que la situación se calmara para volver a casa, pero ¿y si jamás se calmaba? Intente llamarlo, pero no contesto. Volví a cerrar los ojos, aferrándome a mi teléfono, conté hasta tres y me levanté de un salto.

Me puse unos pantalones cómodos y una polera de mangas cortas. Tome una chaqueta de mi armario y me mire por un largo minuto al espejo. No ganaría un concurso de belleza, pero no me veía mal, tenía exactamente el look de una protagonista de película zombi, le sonreí a mi reflejo y lleve mis manos a mi cabello para atarlo en una cola de caballo, pero los dedos se resbalaron de mi melena. Respire nuevamente para mantener la calma, mi madre me necesitaba con ella.

Baje las escaleras lentamente, tragando con dificultad, sintiendo que mi cuerpo se movía con inercia, cada paso me hacía sentir menos humana, mis manos volvieron a temblar y al llegar al primer piso ya no quedaba nada de la chica que se arregló frente al espejo hace dos minutos.

Recorrí la sala con la mirada, todo parecía detenido en el tiempo, salvo por un incesante sonido de golpes. Cerré los ojos, respiré con lentitud por última vez y camine hacia la cocina, dentro, mamá seguía en la misma posición en que la deje la noche anterior, apoyada contra la puerta de la despensa, temblando asustada y aferrada a un cuchillo, detrás de ella, los golpes de la cosa que estaba dentro no se detenían, pero el candado que le había puesto mamá parecía resistir. Me acerque a ella y le tome la mano, apenas el roce la hizo dar un salto hacia atrás, todo en ella temblaba, pero al verme se calmó. Puso sus heladas manos sobre las mías y se las aprete.

— Ve a descansar, yo me quedare...

Ella negó con la cabeza, soltando mi mano.

— No puedo dormir...cierro los ojos y...

Se le rompió la voz. No sabía si era correcto abrazarla, me quede quieta mirándola en silencio hasta que volvió hablar.

— Necesito...necesito a tu padre — susurró, me rompió el corazón oírla.

— Lo siento...

Le conteste, mis ojos se llenaron de lágrimas y un fuerte golpe retumbo detrás de nosotras, la abrace con fuerza, temerosa de lo que podría pasar si mi padre rompía de un golpe la puerta.

— Mamá...tenemos que hacer algo con él... no podemos dejarlo ahí... ¿Qué pasa si escapa? Es un peligro.

Mamá negó con la cabeza nuevamente.

— Somos familia...no podemos dejarlo...hay que esperar, seguro se calmara...

Me mordí el labio, mamá no entendía que papá jamás volvería.

Los Héroes de Lahar: VitalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora