Little Stan.

❝ CAPÍTULO I ❞

Una de las múltiples incógnitas que había al rededor de los meta humanos era el cómo se habrían formado.

En aquella—ahora—ciudad había dos equipos de distintos super hombres, enemigos según las voces que sonaban en el pueblo, grande fue la sorpresa cuando los mismos rivales comenzaron a trabajar en equipo y si bien había sido en demasía sospechoso, supusieron que la realidad era que nunca habían sido rivales y los chismes habían hecho de las suyas.

Estaba bien que pensaran eso—al punto de vista de los líderes—ya que Chaos, quién se encontraba detrás de todos los crimenes, había desaparecido tras dar una amenaza y ahora se enfocaban en buscarlo y averiguar qué era lo que planeaba.

Stan Marsh, mejor conocido como Toolshed era uno de los meta-humanos más ágiles de su grupo. Si bien no tenía super fuerza o alguna habilidad parecida, era rápido en combates cuerpo a cuerpo y en diseñar estrategias.

No se sabía mucho acerca del pelinegro, no se mencionaba nada de su pasado, sobre cómo había llegado, si nació siendo un humano común y corriente y desarrolló sus habilidades tiempo después o si simplemente estuvo aquí desde tiempos inmemorables, sí, como los vampiros.

A Toolshed le divertía un poco lo que la gente creaba o rumoreaba sobre su persona, sólo él sabía la verdad y en el fondo no creía que fuera la gran cosa pues al final del día sólo había sido la rata de laboratorio de su abuelo. Si, gracias a ese loco e insoportable anciano era que lograba "invocar" lo que le caracterizaba, herramientas. La realidad era que su habilidad consistía principalmente en la agilidad y su combate cuerpo a cuerpo, el poder crear herramientas y otras cosas a base de la grasa que había en su cuerpo había sido un plus extra.

Muchos—incluido él—pensaban que no era algo útil o impresionante poder aparecer un martillo de la nada, era por ello que se había dedicado a experimentar con algunas sustancias para traer en su cinturón algunas bombas de humo, redes expandibles y demás en pequeños compartimientos en su cinturón. Aquello en más de una ocasión había sido de mucho apoyo, tanto para él como para sus compañeros.

Él había sido contactado por Mysterion para formar parte de su equipo en una de aquellas tantas noches en donde salía a evitar los crimenes que sucedían en la ciudad, al inicio había dudado, no creía que fuera la mejor opción pero había terminado aceptando por una razón, en su día de prueba le habían puesto con otro novato, "SuperC", quién le había terminado cayendo bien y la única manera de verle e interactuar con él era a través de aquel "empleo", porque sí, se confiaban sus vidas pero nunca sus identidades.

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Un pelinegro se encontraba corriendo en dirección a su universidad, no era la primera vez que llegaba tan tarde y no quería que alguno de sus profesores adjuntara un retardo en su expediente, ni mencionar de el largo sermón que solían darle.

Pudo detenerse a respirar correctamente una vez que se encontró frente a la entrada del enorme campus, se quedó confundido q que esta parecía un poco vacía y había varios grupos de estudiantes fuera de sus aulas. Retomando su andar sacó su celular del bolsillo y pulsó el botón de bloqueo.

"6:33 am. Miércoles 16".

—Estúpido, estúpido, estúpido—se repetía una y otra vez sosteniendo el puente de su nariz.

Había olvidado que ese día entraba hasta las 8:10 am, sumándole que su despertador se había atrasado pues cuando despertó marcaba exactamente las 8:30 am. Sin tener muchos ánimos para continuar insiltandose se adentró al edificio para buscar algo de comer, la cafetería seguro ya estaría abierta y si no tenía a su disposición varias máquinas expendedoras de frituras y golosinas.