Texto I

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Me pongo delante del espejo y me miro, soy tan normal, tan tan normal que no sé, no soy como las demás con pelazo buen cuerpo y sonrisas de anuncio. Soy yo, soy de verdad. No me hace falta 3 kilos de maquillaje ni los pantalones más cortos de la tienda para sentirme yo. Quizás nos fijamos más en lo que vemos por fuera que lo que realmente somos por dentro, juzgamos sin conocer y nos guiamos por el simple echo de ser el que mejores zapatos lleva de la clase. ¿Y si antes de hablar escuchamos? ¿Aprendemos a valorar, por quien eres y no por cómo vistes? Si todos hiciésemos eso quizás muchas cosas cambiaran y no nos llevaríamos esas desilusiones en la vida. Porque el que más habla siempre es el que más tiene que callar. A veces hay que reflexionar y pensar en si a esa persona que acabas de insultar por su forma de vestir tiene recursos en casa para vestir a la última moda, quizás su situación en casa no sea la mejor y el típico chulo o chula que quizás este destrozado por dentro intenta hacerte sentir ridícula, pero recuerda eres tú y contra eso nadie puede.

DeliriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora