Mystery of a Lover

unica parte

Enero, 1921

—¿Gustaría de vino blanco o de vino tinto, joven Louis?

El aludido alza la cabeza a su lado izquierdo al mismo tiempo en que alza las cejas, observando a la mujer que sostiene ambas botellas en las manos. Vuelve la cabeza hacia su familia sentada frente a la extensión de la mesa, todos ellos con copas de vino blanco al lado de sus platillos. Louis retoma la mirada de la mujer pocos segundos después.

—Vino blanco, por favor.

Él contempla en silencio el líquido de la botella derramarse dentro de su copa. Es el único sonido que se escucha dentro de las cuatro paredes del comedor junto a la suave caída de nieve en el exterior y los ocasionales choques de los cubiertos de metal contra los platos de cerámica. Fuera de eso ellos están en silencio; a solas con sus pensamientos luego de haber tenido una corta pero sensorialmente larga conversación que partió con el tópico de las decoraciones en la iglesia estando preparadas. Louis se había tronado el cuello sin despegar la mirada de su platillo. El tema pronto se convirtió en comentarios sobre el entusiasmo de la familia con la que Louis contraería matrimonio. Se había lamido los labios, los cuales se mantuvieron en una línea en todo momento. Hasta que finalmente el tema murió y Louis continuó sin espetar comentario alguno.

Mira por la ventana una vez ha terminado de comer. Los ojos azules siguen la caída de copos de nieve mientras estos son visibles por el hueco en la pared tapizada. Se cruza por su mente el recuerdo de la única vez que se atrevió a comunicar su desacuerdo con algo que le estaban obligando a aceptar: cuando le negaron el marcharse a la Universidad y decidieron contratar maestros particulares para que tomase las clases en casa. Sin permitirle a Louis salida alguna. Él se había levantado de su asiento y había permitido que todo se le escapara. Los tonos más altos de voz; el rostro más expresivo con desesperado enfado que jamás habían visto; los reproches que nunca esperaron escuchar. Y, mirando por la ventana, Louis se pregunta cuándo podrá reunir el valor para realizar eso de nuevo.

Suelta un pesado suspiro que parece haberse quedado atrapado dentro de sus pulmones desde hace un largo tiempo y se despide de su familia para irse a dormir. Da una última mirada a su tía Lizzie y siente una calidez en el pecho cuando ella le sonríe y le da las buenas noches.

(...)

Cierra la puerta detrás suyo, recargando la espalda contra ésta mientras arrastra los tirantes fuera de sus hombros y se desabrocha los primeros botones de la camisa blanca. Se acerca a la ventana, la única de su habitación y la cual da con el jardín, y toma la orilla de la cortina entre sus dedos para ahuyentar cualquier rastro de la iluminación de la luna — y es solo entonces que escucha el rumor de unas voces.

Agudiza el oído y aparta la cortina de su visión a través de la ventana. Sus ojos se encuentran con el suelo del jardín repleto de nieve y las figuras de Charlotte y un chico desconocido interfiriendo en la usual soledad de los terrenos. Louis nota las sonrisas de ambos y las ocasionales risas que sueltan por lo bajo. Intenta descubrir el rostro del joven que sostiene las manos de su hermana pero no logra reconocerlo. Por lo que sabe, Charlotte no mantiene ningún cortejo y sería inaudito que sus padres se enteraran que ha escapado de su habitación a estas horas de la noche.

—... ¿Cómo que nunca has visitado el bosque frente a tu propia casa? ¡Es un completo desperdicio tenerlo, entonces! —el desconocido murmura.

Escucha la risa de Charlotte y luego los ve caminar en dirección al bosque. El sentido de protección de Louis se activa en ese instante. Escenarios donde encuentran a su hermana herida por algún animal o porque ha comido algo venenoso aparecen. No tiene idea de qué clases de peligro se pueden encontrar allí adentro, y el hecho de que el clima pueda ponerla en peligro de una enfermedad o que las circunstancias actuales del clima puedan contribuir a que se pierdan no ayudan a mantener a Louis tranquilo.