Prólogo

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La magia de Airmid fue lo suficientemente buena como para casi cerrar por completo las heridas restantes de aquel joven promesa. Se le había advertido que debía quedarse en tratamiento y reposo al menos otra semana, su familia y él habían estado de acuerdo con eso, pero los planes cambiaron al oír que la familia mata gigantes estaba en graves dificultades en el calabozo ya conocido para ellos, Knossos.

...

Su llegada a la creación inconclusa de Dédalo cambió el tablero, siendo los aventureros quienes superaron con sencillez a los demiespíritus, incluso el Nidhogg cayó ante este cambio de roles, del golpe de un héroe.

Esa noche evilus fue derrotado, Dionysus fue enviado al cielo mientras Ein fue consumida como una vez ya había sido, pero ahora afuera de los dominios del calabozo, no volvería a renacer otra vez.

Todas las batallas habían acabado relativamente bien, no perfectas debido a las múltiples heridas y hematomas que había en cada uno de los aventureros que bajaron, pero, algo simplemente no se sentía bien.

Es decir, el pulgar de Finn fue sacudido con un dolor intenso, tanto que lo puso de rodillas, alarmando a todos, pero solo duró unos cuantos segundos, a lo mucho un minuto para después calmarse, como si avisará de algo que ya sucedió.

Riveria sentía una punzada en el corazón, un dolor agudo que no se iba, pero no podía imaginar que era.

Por su parte, Bell simplemente sentía que todo había ido de maravilla, sin baja alguna y que así no se podía ir de ese lúgubre lugar.

Los minutos pasaron, todos empezaron a sentir esa atmósfera extraña, sofocante. La cuál había iniciado con tres personas para extenderse incluso a los monstruos con más humanidad que la mayoría del planeta, pero aún así no sucedía nada, no existía una trampa más que activar, no había más monstruos merodeando por ahí, los miembros suicidas de evilus ya se habían exterminado minutos atrás, Valletta muerta desde hace unos días atrás, Filvis, o la criatura Ein también había sido asesinada hace unos minutos, Enyo había sido enviado de vuelta al mundo celestial.

Pero al abrirse una puerta, se supo.

"¡Responde! ¿¡Dónde está Aiz!?" el lobo le gritó con molestia, ella ni siquiera reparó en voltearlo a ver, al contrario, fijó su mirada en el líder hobbit, aquel que también le molestaba con su simple presencia.

Su mirada de desdén cambió unos segundos al hombre lobo mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios.

"Ahora supe que madre me mintió, pero no con intención, ella tampoco sabía que no era Aria..."

Las miradas de confusión no se hicieron esperar y ella prosiguió con su discurso.

"Cuando un espíritu es asesinado, se activa su parte divina y también dispara un halo blanco al cielo, como los dioses, pero ella...
Ella simplemente, murió" lo que parecía ser su gran espada arrastrada detrás de ella, fue puesta por la criatura Revis enfrente de la misma, segundos después aventó el 'objeto' a los brazos de Bete, quien se arrodilló al ver lo que tenía enfrente suya.

Del cuerpo de Aiz, la criatura pelirroja solamente traía su brazo desde la mano, la cual aún empuñaba a desesperate, hasta su hombro.

Bete vomitó al sentir el brazo frío entre sus manos, los dedos estaban engarrotados y su guante largo con múltiples cortadas que llegaron hasta la carne de la chica.

"Al menos ella supo la verdad sobre madre antes de morir" con un suspiro al final, la domadora se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, cerrando sus ojos. Y tal y como lo creyó, una lanza con la punta dorada, la misma lanza que ella había partido en la primera incursión a Knossos, le atravesó el cuello en un segundo, empalandola en el piso donde ella se sentó, un metro atrás, pero no explotó en excelia.

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⏰ Last updated: Apr 21, 2022 ⏰

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Piedad.Where stories live. Discover now