No era raro que a esas horas el rubio estuviera meditando, era ya parte de rutina. Debido al estar en el reino de su esposo y no tener un área adecuada para ello, se limitaba a cumplir sus rutinas en el jardín. El frío rápidamente comenzó a afectar, no era sorpresa alguna. Fue solo cuestión de tiempo para que Dark Cacao, gobernante de cuyo reino, decidiera tomar acciones al respecto.
Mando a optimizar una habitación especial para el rubio, cómoda, decorada con la bella estética de su reino. Tenía lo necesario para que el rubio pudiera cumpir con sus rutinas sin tener que pasar por alguna incomodidad. Por supuesto que la noticia fue muy del agrado de Vanilla, estuvo feliz al saberlo, incluso había abierto los ojos de la emoción. Los primeros días había invitado a Dark Cacao a sus momentos de meditación, pero algunas veces solo se metía en aquella habitación sin aviso alguno a hacer sus cosas. Esto no le parecía realmente algo preocupante o siquiera algo que le llamaba especialmente la atención al gobernante del reino del Cacao sin embargo, cuando las sesiones del rubio se extendían un poco más de lo habitual en cierto días; comenzaba a hacerle algo de curiosidad.
— Voy a meditar.
Esa frase lo sacó de sus pensamientos, devolviéndole a la realidad. Miro al chico con una leve sonrisa, asintiendo, dejando en claro que había recibido el mensaje. Pensó que de nuevo que sería tan solo una media hora, tres cuartos de hora... pero se estaba extendiendo un poco más de lo normal el tiempo. Su naturaleza curiosa volvió a atacar y le fue imposible no dirigirse a aquel cuarto que usaba su esposo. Parado frente a esa gran puerta, sólo podía escuchar silencio ahí. Era tonto, solo era meditacion. Iba a seguir con sus propios asuntos hasta que un suspiro casi imperceptible llegó a sus oídos. Levantó una ceja, volviendo a enfrentar esa puerta. Dos toques bastaron para pedir permiso y claro, que se le fuera concedido.
— Vanilla, ¿está todo en orden? —Pregunta.— Últimamente tus sesiones de meditación han durado más de lo esperado, no es nada malo pero, tampoco he evitado no preguntarme al respecto...
Mientras hablaba pudo notar la cantidad de velas prendidas alrededor, la mayoría de estas parecen ser aromáticas; dejaba un dulce olor a vainilla dentro de la habitación. Unas en específico llamaron su atención, estaban cerca de una mesa junto a un balde de agua, blancas, planas, aún prendidas. Carecían de olor, solo eran velas simples.
— Todo está perfecto, querido —Respondió. Cacao había estado muy metido en el que tardó en notar como su esposo no llevaba nada que cubriera su torso, y con suerte llevaba unas sábanas que cubrían la parte de abajo de su cuerpo. Jadeo ante la imagen. De haber sabido antes que de esta forma meditaba seguramente hubiera aceptado. Se acerco aun mas, dudando de si realmente podía hacerlo.
El bastón de Pure Vanilla estaba en otro extremo de la habitación, mirando con atención cada detalle de esa sesión, dudando incluso si parpadear por no querer perderse ni un solo segundo de aquello. Esa cosa siempre le había dado escalofríos a Cacao, aunque ahora era capaz de ocultarlo. Cuando por fin estuvo bastante cerca, noto en su cuerpo una irregularidad... se arrodilló frente a él, su cuerpo (principalmente su torso) estaba cubierto de cera casi seca. Se fijó nuevamente en las velas, esa sin color y sin olor... era más interesante de lo que pensaba realmente. Diablos, claro que lo era.
— Estoy bien, si te lo preguntas —Dijo. Sintió la necesidad de explicar que no tenía ningún problema, todo lo contrario; estaba muchísimo más que bien.
— No tenía idea de que te gustara esto...
— Creo que nunca te di la oportunidad de saberlo.
Quedaron en silencio unos segundos, Cacao no paraba de mirar su torso con curiosidad, casi deseo. La cera secándose sobre su cuerpo se veía demasiado interesante de jugar. Aquel gobernante sabía una o dos cosas acerca de estos temas, por supuesto, tan solo no había encontrado el tiempo de jugar con ello correctamente. Miró a Vanilla, sin decir mucho, ya estaba pidiendo el permiso de poder tocar un poco de él. El rubio lleva su mano a la contraria para posarla sobre su pierna cubierta por las sabanas, y comienza a guiarla hacia su torso; Dark Cacao comprende el mensaje. Usa el pulgar de su mano derecha para quitar la cera ligeramente húmeda de ese lugar, acariciando con sus demás dedos el costado de su cuerpo.
La caricias entre ambos continúan por un tiempo, donde Cacao siente devoción al cuerpo contrario, y Vanilla se rendía a sus toques. El mayor gobernante se emocionaba un poco más y acercaba su cuerpo junto al otro, sin para ninguna de sus acciones.
— ¿Quieres intentar con las velas?
— No estoy seguro... no me gustaría hacerte daño...
— Bueno, es un poco el punto —Bromeo con él, dando una caricia en su mejilla.— ¿Quieres verme, entonces?
Un asentimiento es lo que necesita para tomar una de esas velas, con cuidado, comienza a verter la cera caliente sobre su piel, jadeando al contacto de ambas. Pure Vanilla cierra un poco los ojos por ello, incapaz de cerrar la boca para soltar sus jadeos; el calor de la cera impactando contra su cuerpo, frío por el ambiente del reino, causaba ligeras sensaciones en el que despertaban un calor inmenso en él. Cacao no puede quitarle la vista de encima mientras la cera cae y para hasta su vientre. Ambos suspiraron al unísono. Por fin estaba entendiendo cómo es que duraba tanto entre esas sesiones. Y seguramente se extenderán aún más si esos gobernantes deciden tener más sesiones juntos.
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'° Candles - Caonilla
FanfictionLas meditaciones de Pure Vanilla han estado tomando más tiempo de lo esperado. Cacao tiene curiosidad al respecto.