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Jennie arremetía contra su intimidad, introduciendo el juguete del arnés que decidieron usar antes muy dentro, ocasionando fuertes espasmos en Rosé

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Jennie arremetía contra su intimidad, introduciendo el juguete del arnés que decidieron usar antes muy dentro, ocasionando fuertes espasmos en Rosé. Bajo las penumbras, la respiración y el aliento de ambas era visible, que se pintaban de un color blanco antes de desaparecer en el aire, en el calor de sus anatomías sumado al frío de la época. Algunos de los cabellos negros de Rosé se aferraban a su frente de forma desordenada, pero Jennie se encargaba de acomodarlos siempre y besar la misma zona, deslizándose después por su cuello y mandíbula. Rosé deliraba.

El nombre de su amiga era pronunciado simultáneo a cada vez que la misma empujaba y daba en su punto. Sus cuerpos pegajosos, la visión borrosa de la fémina envuelta en la docilidad, contrariando a la otra, muy clara, que observaba y distinguía cada detalle de sus facciones mientras disfrutaba del placer, perdiéndose en la extraña belleza que destacaba y en sus propios sentires a raíz de aquello.

Un último gemido, que alargó con una voz ronca y sumamente aguda fue lo que dio fin a aquella tarde de sexo entre Rosé y su mejor amiga, desde su niñez, Jennie. El reloj marcaba las tres con quince, y su cuerpo entero goteaba a causa del asfixiante calor que, no sabía si se debía a la excitación previa, o a que Jennie había dejado las ventanas cerradas nuevamente, aún si siempre le pedía que no lo hiciera. Al menos cuando ella estuviese ahí.

El sueño y una siesta de más de una hora fue lo que les acompañó luego durante el tiempo dicho hasta que Rosé volvió a abrir sus ojos y, desconcertada, notó que la castaña no estaba a su lado. Con la sábana blanca cubriendo su pecho se incorporó en la cama hasta recostar su espalda en el respaldar y advertir hasta entonces de la presencia de la susodicha al otro lado del cuarto, buscando sus prendas en su armario.

"¿Qué hora es ya?" su voz somnolienta hizo a Jennie voltear y sonreír a causa de su adorable aspecto.

"Son casi las cinco" respondió la menor con voz serena, característica de ella. Rosé volvió a recostarse y con fatiga se hundió hasta perderse en las sábanas acolchadas. Jennie rió. "En unos minutos iré al trabajo" anunció una vez vestida, con una camisa holgada y pantalones negros elásticos y ajustados. A diferencia de Rosé, quien todavía yacía en la cama, totalmente desnuda. "Recuerda dejar la llave bajo la alfombra cuando salgas"

"¿Me dejas comida?" murmuró tardíamente en respuesta.

"Realmente no tuve tiempo de preparar algo, pero puedes ver qué encuentras en la alacena, o bien, puedo pedir algo a domicilio antes de salir"

"De acuerdo"

"¿Hm? ¿Quieres que pida algo?"

"No" se quejó, "vete, se te hace tarde"

Jennie le observó con suma fijeza desde la puerta, ya dispuesta a salir, y como última acción sonrió y se marchó, figurando con su boca algo parecido a una despedida que Rosé no alcanzó a entender.

FUCK FRIEND - CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora