Después de sufrir un trauma, el pequeño príncipe queda fascinado por su salvadora, la cual, busca y busca, cuando menos se da cuenta, es su guardia la que estuvo a su lado todo este tiempo
Una tarde bastante fría, el invierno ya casi estaba cerca, pero era el clima perfecto para entrenar, o al menos eso piensa el nuevo rey, y su guardia que comparte su intelecto
-Cielos, esta nevando desde la mañana, ya hasta ni puedo mover bien mis pies- Agrega un hombre mayor el cual era parte del consejo del palacio
-Si, aunque se nota que ya son los años- dice para luego reír levemente otro del consejo
-Bueno, eso ya quedo claro con esos chicos- Se levanta uno de ellos para luego hacer la cortina a un lado y mirar al rey y a la señorita Diane entrenando en el patio cubierto de nieve, era un paisaje muy lindo
-Ese chico si que será un gran monarca, eso no lo dudo- Argumenta Arthuro orgulloso de su sobrino
-Jeje por cierto majestad ¿Dónde consiguió a una guardia como la señorita Diane? ¿Sabe como es por cierto? Siempre anda con esa vieja y algo oxidada armadura cuando alguien la ve- Le pregunta bastante curioso Dreifus
-¿Mm?...pues yo nunca la e visto, solo su entrenadora Matrona Aguiler, esa mujer a tenido a Diane desde que prácticamente comenzó a caminar, Aguiler dijo que esa armadura es muy especial para ella, así que tenemos que respetar su petición al no quitarsela, aunque mi sobrino como Matrona, son los únicos que fueron capaz de verla sin el casco, aunque eso ya no me preocupa por que...- Mirando a su sobrino sonreír -Sé que esta en buenas manos-
-¡Diane-Senpai!- Se levanta para luego sonreírle -¡Lo logre senpai!-
-....- Mirándolo -...Si...- susurra
-¿Mm?- la mira pero decide sonreírle dulcemente
- Ah...- se sonroja levemente -S-si- esto último lo dice algo más alto
-¿Mm? ¿Estas bien senpai?- Pregunta algo preocupado
-S-si...e-es-toy bien- Tartamudea al verlo, ya no era un niño estaba más que obvio
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