PRÓLOGO

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-Es como una brisa muy suave, puedo sentirla en mi cara..., más bien como si la traspasara. Es suave, pero me lastima- el moreno se mantenía callado, escuchando atentamente al contrario- ¿puedes parar?

-No- respondió fríamente.

Volkov se levantó bruscamente de la cama, asustando a Armando.

-Dije que pararas- demandó- estoy bien.

El pálido se acercó hasta el espejo para analizar la herida en su mejilla.

-Te dije que Juanjo se podía hacer cargo de ese carro, él tiene mucha experiencia a pesar de ser tan joven- sonrió orgulloso ante el recuerdo de la primera vez de Juanjo reparando una motocicleta. Llegó al taller siendo un crío y terminó siendo un mafioso buscado por todo el CNP.

-Da igual- Volkov le restó importancia- ¿Aún no lo han podido contactar?- Armando negó.

-Tenemos otro infiltrado en el CNP, pero aún no pasa la prueba de manejo el subnormal- Armando se ocupaba de guardar la pomada que le estaba colocando al más joven. Nunca se sabe cuando puedes volver a necesitarla.

-Tenemos que entrar rápido... yo-

El mayor interrumpió- Volkov, ¿has considerado la idea de dejarlo ir?

Volkov no respondió. Le pareció estúpido que de verdad un hombre tan sabio como lo era Armando Grúas le haya propuesto una idea tan vacía, tan débil.

Él sabía más que nadie en el mundo que era loco dejar ir a Horacio de aquella manera. No pensaba hacerlo, no iba a hacerlo; no después de todo lo que hizo por él y todo lo que él había creado dentro de Volkov.

Este era el momento de demostrar el potencial de Volkov como líder. Ninguna misión sería más difícil que recuperar la confianza de aquel muchacho terco, ninguna. Pero él lo conseguiría. 

Y, cuando eso ocurriera, todas las pesadillas se irían de su vida, literalmente. Todos esos recuerdos horribles serían borrados. 

-Aún no entiendo. Por lo que se ve en las noticias, él jamás querrá volver a tener algo contigo- Armando persistía.

-Necesito acabar con todo lo malo, y para ello lo necesito a él- se justificó.

-¿Quieres tener un final de cuento de hadas? ¿Quieres que reemplace todo lo malo y juntos suscitar momentos coloridos?- inquirió Armando con ironía.

-Nunca dije eso- respondió seriamente- cuando dije que necesito acabar con todo lo malo, me refería a que necesitaba acabar con Horacio. Una vez muerto, todos mis demonios me dejarán en paz, ¿no lo crees?- Armando no respondió. De hecho, hubiera preferido que Volkov dijera que sí quiere reconquistar a Horacio.- No te sorprendas. Él creó este monstruo. Y este monstruo quiere venganza.


La Causa: HORACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora