Hace tiempo que no asimilaba con detenimiento las situaciones que ocurrían al rededor de mi vida; con normalidad todo transcurría sin alteraciones o desagrados propios, pero lo que sucedió hace un mes podría decirse que se cataloga como un infortunio aceptable, deseable e inesperado.
Todo comenzó al termino de las clases, el verano recién comenzaba y mi visión acerca de la vida parecía ser inospita como si marchara sin rumbo. Para ese entonces yo mantenía una relación con mi novia Artemisa, ella era la mujer más hermosa que mis ojos habían visto desde que entré a la universidad del Valle, aquel cabello rizado, esos pómulos redondos y suaves a simple vista, que le hacían juego a sus cautivantes ojos color miel, me hicieron caer rendido en los primeros segundos tras haberla admirado.
Sentí que fue amor a primera vista aunque solo por parte mia; debido a que no llame ni las más mínima atención hasta después de unos meses que empezamos a salir y conocernos al punto de profundiza ampliamente, logrando una relación con más de dos años de duración y contando.
Debo decir que fue todo un exigo para mí conquistar alguien tan hermosa como lo es ella; yo no asumo el hecho de ser poco atractivo pero entre mi grupo de amigos no sería la primera opción a elegir sin duda, por ende me considero afortunado ante lo sucedido con Artemisa y con lo ocurrido unos días atrás.Ahora bien, recapitulando al entonces inicio de vacaciones de verano, yo me encontraba sentado en un acera afuera de la escuela, analizando todo el tiempo libre que tenía y como debería invertirlo sabiamente pero... No pude proseguir en mi profunda meditación; ya que sentí un leve golpe en mi nuca. Al voltear me di cuenta que se trataba de mi amigo Renzo, un sujeto apuesto con cabello castaño, complexión atlética, ojos cafés y un atuendo de lo más atractivo.
—Supuse bien en pensar que estarías perdiendo el tiempo fuera de la escuela. —Dijo colocandase de cunclillas
—¿Perder el tiempo? ¿Acaso crees que alguien como yo pierde el tiempo? —Respondi sobando mi nuca.
—Creo lo suficiente para saber que eres un holgazán y te transportas en tu mar de ideas.
—Tal vez. ¿Qué ocurre? —Pregunte mientras me incorporaba.
—Nada en particular, solo quería invitarte a una fiesta que dara Ezra en su casa por el fin de las clases.
Dicen que será algo imperdible. —Hablo Renzo con exceso de entusiasmo.—No lo sé viejo, sabes que detesto las fiestas, además tengo un compromiso con Artemisa y prometi que esta vez no faltaría.
—Vaya ¿A caso no te cansa ser tan sumiso y ser restringido de tu libertad? —Me respondió mi amigo con un falsa seriedad.
—Bastante "Red Flag" de tu parte y no, no es cansado más aún cuando uno disfruta de la cómoda y sana salud sexual en pareja que ninguna noche fugas puede darte —Asenti con una sonrisa.
—¿Qué? ... ¿Me acabas de llamar insatisfecho sexual? —Me respondió Renzo seriamente (está vez si parecía ser verdad)
Un silencio incómodo perduró durante unos cuántos segundos, pero fueron interrumpidos por la simultánea risa de ambos.
—Debiste ver tu cara, realmente te lo creíste¿no es así? —Pregunto Renzo soltando unas cuantas carcajadas más.
—Idiota en verdad pensé que te había lastimado con mis hirientes palabras.—Respondi con una sonrisa disimulada.
—Podre ser un hambriento sexual pero nunca insatisfecho... Espera, mejor no continúo con esto. Ya acabo de "quedar"
—Tu lo admitiste mi querido amigo promiscuo.
Nuevamente las carcajadas de ambos reemplazaron nuestra absurda platica sobre coito y Renzo procedió a dejarme a solas después de eso.
Por un momento pensé en seguir viendo que haría con las vacaciones, sin embargó los recuerdos de mi primera vez con Artemisa me inundaron la mente; recién habíamos cumplido un año de noviazgo, durante ese tiempo ya teníamos ciertos acercamientos a las partes heterogéneas del otro, pero nunca llegábamos tan lejos como para desnudarnos y unir nuestros cuerpos en un acto de jadeos, contracciones, sudor y placer.
Pero todo cambio en el día donde nos encontrabamos tocándo el uno al otro cuando se me ocurrió la estúpida idea de sobrepasar aquél límite íntimo sin antes haber pedido permiso, y por su puesto que en su momento recibí un empujón por parte de Artemisa con la respectiva cachetada que lo acompañaba.
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POLICOLOR
RomanceRemus y Artemisa siempre han destacado como la "pareja perfecta" en su grupo de amigos debido a la increíble compatibilidad y armonía entre los dos. Pero la relación se torna de varios matices tras ciertas declaraciones y la presencia de nuevas sens...