Capítulo 1

18 2 0
                                    

Las seis de la mañana, un día con las nubes negras como el alma de la persona que te hizo la vida imposible, empezaban a caer unas cuantas gotas de agua dulce mientras sonaba el dichoso ruido del despertador. Es muy repetitivo y a veces dan ganas de tirarlo al suelo y seguir durmiendo tranquilamente. No tenía más remedio que ir al instituto, por mi no voy pero para estar en casa tocandome las narices me esfuerzo para mi futuro.

-Llevaba unos pantalones de pijama largos de color gris con puntos blancos y una camiseta de manga corta blanca. Parecía que se me iba a caer el pelo de lo encrespado que lo tenía, también unas ojeras gigantes y oscuras acompañadas de unos ojos verdes super claros brillosos, parecían grises. Me levanté con cuidado de no caerme, parecía que no había dormido durante 3 meses.

-Me dirigí al baño y me lavé un poco la cara para poder despertarme mejor.

-Desenredé mi pelo castaño, era larguísimo y brillante, era como el de las personas que salen en los anuncios de acondicionador. Me puse unos pantalones vaqueros anchos acompañados de una camiseta vinage y una chaqueta negra; me puse unas vans negras y calcetines largos. Hacía mucho frío. También me puse el collar de perlas que me regaló mi mejor amigo John hace dos años, aún me acuerdo de sus palabras

- 'A la mierda la sociedad, se que hace tiempo querías uno, así que aquí lo tienes, mientras te haga felíz llevarlo, nadie te lo prohibe'

-Des de entonces decidí ponerme ese collar todos los días de mi vida, se ha vuelto mi complemento favorito y si algún día se rompe, se me va a partir el corazón en mil trozos.

-Yo no llevo pendientes, anillos, pulseras ni cualquier otro tipo de joya, a mí solo me gustan los collares, en especial este.

-Tampoco me hechaba maquillaje como las chicas de mi instituto, odio el maquillaje, siento como si en mi cara estuviera aplastada por kilos de pintura y esta esté seca.

-Fui a desayunar, me preparé una taza con leche recien salida del microondas y dos tostadas con mermelada de fresa. Eran las seis y veinte cuando terminé y me fui a mi cuarto a hacer la cama.

-Más tarde me senté en la cama mirando des de la ventana como caía gota por gota mientras escuchaba música des de mis auriculares inalámbricos

- Escuchar mis temas y cantantes favoritos mientras veo la lluvia me relaja, me hace sentir segura, identificada con algunas letras, y sí. Yo no escuchaba las canciones que los de mi edad escuchan, no escucho canciones con letras sin sentido, no escucho canciónes en español inentendible, literalmente recortan las palabras y cuando cantan rápido parece otro idioma.

-Yo escuchaba música en inglés, a mi me encantan las canciones que hablan sobre problemas y como solucionarlos.

-Yo era felíz, y para ser feliz no tienes por que ser como la sociedad decida.

-Ellos no tienen que decidir quien tienes que ser, tú tienes que saber quien eres.

-Se hicieron las siete menos veinte. Mi mejor amigo tenía que venir a por mí en su coche. John me caía super bien, de hecho... Me gustaba un poco.

Un momento a solasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora