Final

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— ¿Por qué no me lo habías dicho antes? — Canadá, se acostó al lado de Honduras, quien está en posición fetal con los ojos cerrados

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— ¿Por qué no me lo habías dicho antes? — Canadá, se acostó al lado de Honduras, quien está en posición fetal con los ojos cerrados.

— Supongo, que no quería dejarte con una mala experiencia. — salió en un susurro, un susurro audible para los dos.

— ¿Miedo? — sus ojos viajaron al rostro de Honduras, viendo las facciones relajadas y los labios aún pintados de un color rojo intenso.

— No eres el primero Canadá. — aclaro con obviedad; ya habían hablado de sus antiguas relaciones, pero aun así Honduras le costaba hablar y expandirse en ese tema.

— Lo sé, lo sé. —

— ... No sabía que tener un pene dentro de mí se sentía tan bien. —

— ¿Qué? — se sentó de golpe en la cama, mirando a Honduras en busca de una explicación.

— Si... digo... jamás fui... ya sabes, "el de abajo"... tampoco he tenido mucho sexo. — Honduras con lentitud fue abriendo sus ojos, enfocando su mirada en Canadá. — mi primera vez, no fue encantadora, quede en vergüenza, sé qué las primeras veces son una mierda, obvio que no, "duramos", casi nada... no fui la excepción, pero, mierda, ¿diecinueve segundos?, Eso fue una reverenda putiza para mí y mí orgullo. — cómo pudo se sentó en la cama. Aún no se acostumbraba al dolor de cadera y espalda que tenía, seguido de las corrientes eléctricas dolorosas qué recorría su cuerpo entero cuando se movía. — al principio no le dio importancia, lo volvimos hacer... terminando con el mismo resultado, "¿de qué sirve tener un muy buen tamaño si dura sólo segundos?", se rio de mi... y el resto es historia. — gracias a la vergüenza, tenía su mirada baja en su regazo. — fui teniendo relaciones sentimentales, fueron pocas, pero duraban bastante... dos años o tres... pero se terminaba yéndose a la mierda una vez tuviera sexo... me dejaban al día siguiente o sólo se cambiaban y se iban... dejándome en claro que la relación llegó a su fin. —

— Oh, yo... pensaba otra cosa, que no te gustaba de forma sexual, que no te parecía, "caliente"... jamás se me pasó por la mente que fueras... Precoz. — sus manos abrazaron las manos de Honduras, dando confort por medio de ese gesto.

— Me gusta todo de ti... ¿por qué no me iba a calentar semejante hombre? — una sonrisa de goma fue lo que Canadá vio cuando Honduras levanto la cabeza, siendo contagiosa para él. — no por nada me encontraste masturba- —

— Honduras. —

— Es la verdad. —

— Bueno, ¿tienes más secretos los cuales debo de saber — miro con atención el rostro de Honduras, el cual frunció el ceño y levantó levemente la cabeza, pensando en su pregunta.

— He tenido sueños húmedos contigo. —

 —

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