Décimas a Dios
1953
I
Dios, invención admirable,
hecha de ansiedad humana
y de esencia arcana,
que se vuelve impenetrable.
¿Por qué no eres tú palpable
para el soberbio que vio?
¿Por qué me dices que no
cuando te pido que vengas?
Dios mío, no te detengas,
¿o quieres que vaya yo?
II
El inventarte es posible...
Difícil es sostener
la potencia de tu ser,
sér absoluto intangible.
El que seas invisible
no es el misterio más hondo.
Exaltada hallo tu fondo,
mas cesa mi exaltación,
y tu admirable visión
en mi pensamiento escondo.
III
Yo siempre vivo pensando
cómo serás si es que existes;
de qué forma te revistes
cuando te vas entregando.
¿Debo a ti llegar callando
para encontrarte en lo oscuro?,
¿o, es el camino seguro
el de la fe luminosa?
¿Es la exaltación grandiosa,
o es el silencio maduro?
IV
Tal vez no quiera yo hallarte
y por eso no te veo,
que es el ansioso deseo
el que logra realizarte
A ti no te toca darte;
si mi soberbia te invoca,
es a mí, a quien me toca
salir al encuentro tuyo.
Me acerco a ti, te construyo...
Ya tengo fe, ya estoy loca.
V
Dios mío, sé mi pecado,
consiste en verte en concreto;
y tú, el eterno discreto,
por eso me has castigado,
dándome un sér complicado
que piensa entenderlo todo
y que jamás halla el modo
de fundir carne con mente,
que pensando con la frente,
se está pudriendo en el lodo.