Capítulo 7

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"Arlovskaya, Natalya; diecinueve años, tipo de sangre AB +, nacida en Krichiv, Bielorrusia, registrada desde el 1 de diciembre. Diagnóstico oficial declarado como Trastorno Explosivo Intermite-"

"Es Krichev, imbécil."

El joven americano había despegado sus hojas de las palabras aburridas de su archivo. Se encontraba sólo con esa muchacha en el improvisado cuarto de investigación, y no había pasado un minuto y ya era interrumpido por ésta. Echó una risa.

"No necesito ejemplos, pero gracias. Krichev." Se pudo escuchar en lo bajo al mismo hombre decir, '¿Cuántos extranjeros hay en este lugar?', ahogado en la hipocresía de su mismo caso. "Sólo dime si todos tus datos son correctos."

"¿Cómo mierda sabría si están correctos o no? ¿Crees que nos gritarían el diagnóstico a la cara, como un número de serie? No soy una jodida prisionera, sólo hazme tus preguntas y así terminamos."

La joven había inclinado su mentón hacia una de sus palmas, completamente desinteresada en lo que podría ocurrirle ahí dentro. Después de todo, sólo los que sienten culpa muestran señales de arrepentimiento. Y entre los secretos de la noche, bien se sabe que Natalya no sentía ni una pizca de culpa en los miles de pasajes de sangre por su cuerpo. Ningún disparo de adrenalina que la pueda delatar.

Sólo esperaba que este policía enfrente suyo sea un tonto. Así jamás encontrarán a la verdadera asesina.

El oficial Jones se sacó los lentes de la repentina gritadera que recibió, suerte que era de las primeras, así podría acostumbrarse. ¿Todos los pacientes serán así?

"Agh, eres directa, me agrada." La expresión en el rostro suave de la dama se arrugó en una mezcla de desagrado y confusión ante el guiño rápido en expresión ajena. El rubio continuó, con un despeinado cabello saliendo de la gorra uniformada. "Procederé a mostrarte una imágen y me dirás qué sabes de la persona mostrada, ¿está bien?"

La rubia no dijo nada, ni siquiera lo volteó a ver. Esperaría a tal imagen para decir cualquier cosa. Después de todo,

"Wang, Yao. Un hombre aproximadamente de treinta y dos años, con el puesto de guardia de seguridad." Deslizó su ficha con la que fue registrada como empleado del hospital, y los ojos de Natalya se posaron en el rostro sonriente de ese hombre fallecido. El brillo que reflejaban sus ojos en esa fotografía ya no existía hace tan solo unas horas atrás, cuando Lukas creyó haberla convencido en soltar el caso.

Ella lo vió morir, y ese iris permaneció como un agujero negro absorbiendo la luz a su alrededor, buscando la vida desesperadamente. Fue tan espléndido de presenciar.

"... Se veía más joven de lo que es."

Rió. "Era, él es nuestra víctima."

"Insensible de mierda, acaba de morir y tú sonriendo como nada."

Allí fue cuando el policía alzó una de sus cejas. "¿Qué te hace pensar que acaba de morir?"

Chasqueó la lengua entre sus dientes, con su postura perfectamente relajada. "¿Porque en la noche me cachó robando un puto libro del estante común, y apenas son las jodidas siete y media, quizás?"

Bajo los ojos amenazantes de Natalya, el pobre oficial Jones no podía distinguir el placer que estaba sintiendo al saber una única cosa que no le habían dicho a ninguno de los presentes en el hospital; realmente no tienen ni la menor idea de cómo murió el hombre. Sólo ella puede recitar la escena a la perfección. ¿De qué servirá que llamen al resto de pacientes a la interrogación, si quien lo mató fue la primera a la que pasaron, y la dejaron ir?

Mientras no mienta, tendrá la ventaja. Y si cambia el significado de las palabras en su cabeza, será más sencillo pasar la maldita prueba.

El americano suspiró. "Okay, tranquila, que nadie está poniendo ojos en ti. Sólo dime qué sabías de él, claro, a menos que le hayas insultado al igual que a una figura de autoridad."

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2022 ⏰

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