Parte Única

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Entrar en la pubertad nunca había sido una tarea fácil para nadie. Pues es la edad en la que las personas empiezan a encontrar su identidad, a sentir confusos, desentendidos, casi como almas en pena buscando algo que los defina y los llene, que los hagan sentir aquella romantización que los adultos le adoctrinaron de lo que significa felicidad. Y luego estaban las abrumantes e indetenibles hormonas. Único factor que en esos momentos incordiaba a un amable, sonriente y pecoso muchacho de hebras verdes.

Encogido en su cama, sintiendo los vestigios de un reciente éxtasis disiparse como una humareda débil, pegajoso y con un naciente sentimiento de culpa carcomiendole las entrañas, nuestro pecoso muchacho, Izuku Midoriya, trataba de ralentizar los jadeos indetenibles que su pecaminoso acto le había suscitado.

Sus ojos de brillo de esmeralda estaban opacados y perdidos en el techo, aún con la difusa imagen de sus deseos palpitarle en la mente y en los ojos aplacados por el deseo. Solo para después lanzar un suspiro de frustración y, en consecuencia, amargarse la existencia con la culpa de haberse tocado teniendo como imagen a una sola y única persona: Eijirou Kirishima.

Nunca supo cuándo había empezado a sentir aquel aparatoso y calcinante anhelo. No lo recordaba precisamente, pero de sí algo estaba seguro era que aquel deseo no se aliviaba con aquellos toques, ni con las miles de formas o juguetes que en secreto el chico había adquirido, solo acrecentaba más el deseo de tenerle, de que le poseyera, de que lo llenará de él.

Sin levantarse de su cama, acercó su mano a la mesita de noche y tomó de ella una cajita de pañuelos desechables. Empezando a limpiar todo el desastre que su clímax había dejado encima de su estómago y luego vestirse nuevamente con sus pantaloncillos.

Se levantó de su cama y se acercó hasta el escritorio empotrado en su habitación, para luego sentarse en él y pegarse la cabeza sobre el escritorio, moviendo las figuras de acción de All Might con un temblor.

- Soy el peor ser del mundo - se culpaba el pecoso, sintiendo que lo que estaba haciendo era un sacrilegio a su más cercano amigo.

Si bien su relación con Katsuki había ido viento en popa desde que supo su secreto, no tenía nada que envidiarle a la química que sentía con Kirishima. Ambos chicos tenían aquella idealización por convertirse en héroes tan arraigada, que se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común.

Ambos fanboys de sus héroes, amantes de los comics, chicos geeks y con bastante predilección por las series de héroes, Kirishima e Izuku empezaron a relacionarse cada vez más y, con ello, acercarse cada vez más. En ocasiones, los planes de fines de semana en la academia era jugar videojuegos, hablar o ver series de héroes que terminaban en grandes debates o maratones que Katsuki odiaba y terminaba por irse con el humor más odioso de lo que ya estaba.

En algún punto, Kirishima e Izuku empezaron a salir a solas como grandes amigos, a apoyarse en los entrenamientos y a ayudarse el uno al otro para mejorar aquellas habilidades las cuales el otro tenía que mejorar. En consecuencia, Kirishima había podido mejorar su rapidez y resistencia en su Quirk, mientras que Deku pudo aumentar sus resistencia a su Quirk y mejorar su fuerza.

Pero lo más infame de eso, era que Izuku empezó a ver distinto a su amigo. Habían ocasiones en las que de manera discreta espiaba al chico de hebras escarlata, recorriendo de cerca la esbelteza de su cuerpo y lo macizo de sus bíceps, pasando por lo marcado de su abdomen y terminar, avergonzado, teniendo curiosidad por ver que escondía la V detrás de las toallas en los bastidores; también había empezado a recopilar chistes para escuchar la risa divertida y profunda del chico, solo porque sentía un calorcito atronador llenarle el estómago; luego había empezado a regalarle pequeños detalles que escuchaba de él, solo para después obligar a un avergonzado Kirishima a que aceptara el regalo.

Deseo Culposo - [ONE SHOT] 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora